Nada nuevo bajo el sol porteño: la impugnación presentada por el Partido Acción Nacional en contra de la victoria de Magdalena Peraza Guerra no procedió en el Tribunal Electoral de Tamaulipas.
La noticia era tal como se esperaba. Ahora, seguramente, los blanquiazules impugnarán el resolutivo ante la siguiente instancia, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), el mal llamado ‘Trife’.
Por tanto, la historia, cuyo final también ya conocemos todos (el resultado del 5 de junio no se va a modificar), continuará alimentada por algunos radicales de las redes sociales, ciertos periodistas despistados y otros analistas que se encuentran desesperados.
La realidad es que los panistas que se encuentran más centrados en el corto y mediano plazo, saben que el pleito legal por la presidencia municipal de Tampico es un caso perdido y que sólo tiene como motivo central ejercer presión sobre la alcaldesa electa.
Se debe recordar que la profesora Magdalena Peraza Guerra llegó a la alcaldía tampiqueña en su primer periodo, 2011-2013, con la bandera del PAN. Ahora lo hace con los colores de la coalición PVEM-PRI-PANAL.
‘El brinco’, por supuesto, fue objeto de múltiples controversias políticas que generó ‘grillas’ y resentimientos, pero algo que quedó perfectamente claro tras los resultados del histórico e inédito 5 de junio es que la fortaleza electoral de la maestra anida en el contacto con la sociedad civil y va más allá de las estructuras partidistas.
Cierto, las estructuras de los partidos políticos son importantes en la construcción de un triunfo en las urnas, pero en la actualidad, en tiempos de una democracia cada vez más madura, son insuficientes para alcanzar una victoria clara y contundente sobre todo en las zonas urbanas.
Anoche, la presidenta del Tribunal Electoral del Poder Judicial de Tamaulipas leyó el acta de resolución de impugnación que determina que no procede la nulidad de la elección por la alcaldía de Tampico, la cual fue interpuesta por Acción Nacional en contra de la coalición PRI-PVEM-PANAL.
Ahí se determinó, en el resolutivo, que la anulación de 4 casillas de un total de 30 no modifica el resultado final del proceso electoral en que se declaró
como triunfadora a Magdalena Peraza Guerra.
La victoria de la profesora sobre el candidato panista, Germán Pacheco Díaz, superó los 8 mil votos de diferencia. Es decir, no fue un triunfo pírrico de mil o dos mil sufragios, la diferencia es considerable y, por tanto, imposible de tumbar.
Por ello, la impugnación blanquiazul, la que continuará en el TEPJF, es considerada más como una presión política, que una real presentación de pruebas para anular un proceso electoral.
LA COMAPA DE ALTAMIRA
Aquí les comenté hace unos días que uno de los nombres que suena para ocupar la gerencia general de la Comisión Municipal de Agua Potable y Alcantarillado (Comapa) de Altamira es Humberto Zurita Eraña.
Con la experiencia que supuestamente acumuló en la Comapa de Tampico (en el sexenio de Tomás Yarrington), Zurita Eraña (que brincó del PRI al PAN, sin olvidar su paso por el PANAL) aparece como uno de los prospectos en la lista para la posición.
Sin embargo, otro personaje comienza a ser mencionado con fuerza: Miguel Gómez Orta.
El personaje se desempeñó como director de Obras Públicas durante un tramo del trienio de Juvenal Hernández Llanos, además de ser cercano al ex alcalde Javier Gil Ortiz, quien también ocupó la gerencia de la Comapa altamirense antes de llegar al Palacio Municipal y a la diputación federal en tiempos de Eugenio Hernández Flores.
Pero la lista no se queda ahí. Un nombre más se inscribe en la competencia y es militante panista (lo que, curiosamente, le reduce posibilidades): Obdulio Hernández Cruz.
Obdulio fue regidor blanquiazul en el trienio de Juvenal Hernández Llanos… de quien, desde entonces, es gente cercana. La amistad entre ambos es sólida y, por ello, aparece en el listado en pos de la Comapa de Altamira.
Y PARA CERRAR…
¿Y la Comapa de Tampico-Madero, la que denominan como Zona Conurbada?
El nombre que suena es… Julián González Alvarez. Ex presidente de Coparmex, pero también tesorero durante la administración municipal de Arturo Elizondo
Naranjo.
Afirman que la intención de su posible designación es quitarle a la dependencia el sentido político que tenía en las gestiones priistas, a fin de darle un tono estrictamente administrativo y financiero.