19 diciembre, 2025

19 diciembre, 2025

Los millones de Dios

Aunque el credo católico sigue siendo el más numeroso e importante en el Estado, los cultos evangélicos siguen creciendo en feligreses y en lo financiero

CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- Mantener al reino de Dios en la tierra cuesta caro, sin excepción de religiones. Y Tamaulipas no es una excepción.

Cada mes, en números conservadores, llevar la palabra divina significa a católicos y evangélicos en nuestro Estado mover mensualmente cientos de millones de pesos en limosnas, donativos y otras aportaciones. En números conservadores, no menos de 300 millones de pesos.

El dinero que aportan en forma directa los adeptos a las diversas asociaciones religiosas que funcionan en el Estado, así como ingresos adicionales en forma de ayuda internacional, oficialmente para repartirse entre los pobres entremezcla los asuntos de la fe con las acciones que se miden en pesos y centavos, justificado siempre en un objetivo común: la salvación de las almas.

Cifras de la Secretaría General de Gobierno en Tamaulipas arrojan que en la Entidad se encuentran registradas ante la Secretaría de Gobernación 528 asociaciones religiosas, distribuidas en 39 de los 43 municipios, siendo las iglesias cristianas evangélicas las más numerosas.

En la cúpula, las ciudades más prósperas en flujo de dinero, como Matamoros, Reynosa, Nuevo Laredo y Tampico, acaparan el 62 por ciento de asociaciones religiosas, mientras que en el último peldaño de la escalera, cuatro municipios pobres, Cruillas, Mainero, San Nicolás y Nuevo Morelos donde se raya en la miseria y marginación, sólo hay templos católicos: Del resto no existe ni una sola congregación. Ni siquiera a secta llegan.

La mayoría de las iglesias justifican sus ingresos en el beneficio de jornadas de ayuda médica y alimentaria para los necesitados, pero ninguna desaprovecha la oportunidad para allegarse de recursos de los cuales, en muchos casos no rinden cuentas a nadie.

Entre ellas, algunas condicionan la ayuda que proporcionan a cambio de asistir a los templos y hasta a actividades especiales, como el envío a mítines políticos en temporadas electorales.

Héctor Pérez Rocha, vicepresidente en la zona centro de la Alianza Magisterial Evangélica de Tamaulipas (AMEN), menciona que servir a Dios cuesta, y no porque se cobren las unciones, bautizos y demás, como dice que lo hace la iglesia católica, sino porque el trabajo es sin horario y siempre dispuestos a servir.

Dice que vive de su sueldo de maestro pero debe trabajar muchas horas para poder llevar la ayuda a los más vulnerables, como el comedor del relleno sanitario de Victoria donde se reparte comida caliente cada fin de semana a quienes laboran ahí.

Eso no se compara con los 30 mil regalos que se transportaron en tráileres el pasado fin de semana para beneficiar a quienes acuden a los templos de Xiconténcatl, de San Fernando y de los municipios del altiplano. El valor de las dádivas a los menesterosos rondó en esa ocasión los 750 mil dólares.

Toda esta ayuda, explica, es producto de una red muy laboriosa conectada internacionalmente y que en el nivel de localidades se refleja también en las aportaciones de todos los adeptos, según sus capacidades técnicas y profesionales para apoyarse mutuamente.

“Nosotros nos apoyamos mucho entre nosotros mismos y en organizaciones internacionales como Samaritan Purse, World Vision, otras israelíes, entonces no estamos con los brazos cruzados”, dice.

El costo de mantenimiento de un templo por mes oscila entre los 70 mil a los 120 mil pesos y hasta más, sobre todo por lo caro de los combustibles y de la energía eléctrica, señala el Pastor, “el gobierno nos carga mucho la mano al pueblo”.

Todos los días sobra quien llegue a pedir dinero para medicinas y comida, a nadie le alcanza lo que gana o están desempleados, el Seguro Popular no cubre muchas enfermedades y la comida está muy cara, agrega.

Tres o cuatro veces por año, la asociación religiosa Amor Viviente regala en Victoria y sus ejidos, cientos de sillas de ruedas y otros aparatos ortopédicos, siendo una de las 3 mil 600 iglesias evangélicas que hay en el estado.

Pérez Rocha resalta que lo más valioso, incluso para el gobierno, es la formación de familias, de personas con un proyecto de vida alejada de vicios e interesadas en prosperar económicamente.

Aventur cifras espectaculares: “Estamos en todos los ejidos, en todas las colonias de Tamaulipas, nos capacitamos continuamente para evangelizar, somos casi 900 mil cristianos evangélicos”.

Recuerda que en el año 2000, los adeptos apenas sumaban unos miles, 16 años después están por todos lados en el territorio tamaulipeco, y este crecimiento tiene que ver con el aumento de necesidades de todo tipo e incluso de miedo por la incesante inseguridad.

“La gente en tiempos de necesidad y sobre todo cuando hay problemas que los rebasan, siempre mira hacia el cielo”, asiente.

Dinero y poder
Con el argumento de que “quien es buen pastor debe oler a oveja”, Pérez Rocha acepta la innegable influencia que se puede tener sobre el rebaño de creyentes para llevarlo a pastar en la dirección que se quiera, pero asegura que en el pasado proceso electoral se motivó a la gente a que participara cívicamente pero sin influir hacia determinado partido político o candidato.

“Quiero decirles que los cristianos evangélicos tenemos proyectos, ideas e iniciativas para el nuevo gobierno; lo nuestro es la reconstrucción del tejido social”, expresa.

En los comicios de este año, informa que la aportación de votos de estas agrupaciones fue poco más del medio millón de sufragios por medio de una campaña muy intensa para que la gente saliera a las urnas, pero nunca con imposición, y lo que más se escuchó a lo largo de la jornada fue el hartazgo social.

“Todos en Tamaulipas lo han escuchado, sólo aquél que está más arriba no escuchó”, puntualiza.

Ofrendas y donativos
Las iglesias y parroquias católicas logran sostenerse económicamente con las ofrendas o donativos de los fieles, lo que entra por bodas, bautizos y confirmaciones, los cuales tienen costos que varían de acuerdo al barrio en que esté enclavada la iglesia.

El sacerdote José Guadalupe Villanueva Sánchez, destaca que el objetivo primero es llevar el Evangelio al pueblo, sin que se pueda negar que exista una competencia con las sectas, tanto en el terreno de la evangelización como en el económico.

“Siempre hay una intención de hacer mejor las cosas para aumentar el número de fieles, que motiva a sacerdotes y monjas a no permanecer en la comodidad esperando que la gente otorgue su presencia y donativos así nada más”, dice.

Los gastos de las parroquias y para la formación de nuevos sacerdotes, dice que van saliendo gracias a la constancia de los bienhechores y de las ganancias que se obtienen por medio de actividades como rifas y, boteo en las calles, colectas de alcancías dispuestas en iglesias, comercios y domicilios particulares.

El costo de sostenimiento de un seminarista ronda los 12 mil pesos o más por semestre.

De los donativos permanentes dice que se lleva un control con recibos foliados, tal es el caso de los bienhechores que mes a mes apoyan al seminario con una cantidad determinada de dinero.

Subraya que lo fundamental es llevar el Evangelio a más gente y hay que construir más parroquias siendo un reto muy grande dado que el dinero viene del mismo pueblo cuya economía está muy golpeada.

A eso se debe que sacerdotes tienen la consigna de no cobrar ningún estipendio a las personas de escasos recursos que acuden por diversos sacramentos, como la del matrimonio, los bautizos y confirmaciones entre otros. Sin embargo, prácticamente ni uno solo de los ritos que practica oficialmente el catolicismo es gratuito.

Tarifas divinas
Los cobros varían bajo un parámetro comercial, que se puede resumir en una condición: Según el sector.

Las tarifas –donativos les suelen decir– varían desde los 250 pesos a los 4 mil pesos, siendo el primer costo para bautizos en colonias populares de la periferia y el segundo, que puede crecer aún más, para las bodas que se celebran en barrios jerarquizados como ricos.

En entrevista con el obispo Antonio González Sánchez, acepta que el dinero que entra a cada parroquia, como los estipendios por los sacramentos, la colecta de las misas y algunos eventos como rifas y fiestas patronales, son utilizados para el sostenimiento de los templos, como pago de servicios y sueldos del personal administrativo, casi siempre compuesto por laicos.

Aclaró que un sacramento no se puede vender y si se impone un cobro es porque la iglesia, como todas las corporaciones, vive de estos ingresos, en México y en todo el mundo.
Reconoce también en forma tácita que existen clases privilegiadas dentro del ámbito católico, al mencionar que la diferencia entre sacerdotes acomodados económicamente y los que viven en condiciones austeras, surge del tipo de parroquias en las que cumplen su ministerio, por lo cual las de barrios ricos tienen más ingresos.

Y expuso como ejemplo a Ciudad Victoria:
“Las parroquias del centro y de fraccionamientos cuentan con más ingresos, si se comparan con las ubicadas en colonias de la periferia o municipios del Altiplano como Bustamante, Palmillas o Miquihuana”.

En forma coloquial lo explica: “En aquellas serranías a veces no hay ni la gallina para el mole de la boda o el bautizo y es donde los sacerdotes realizan una labor misionera mucho más valiosa”.

Pese a las controversias sobre el manejo que realmente se da a las sumas millonarias de dinero que ingresan a las iglesias, sea cual sea su denominación, la Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental (ENCIG) 2015, refleja que los ciudadanos califican a las iglesias junto con las fuerzas armadas, como las instituciones menos corruptas.

Cuántos son, a quién le rezan
En Tamaulipas coexisten más de 15 cultos, siendo las más sobresalientes por la presencia de fieles: la católica, protestantes y evangélicas.

De acuerdo a datos del Consejo Nacional de Población, el número de tamaulipecos de cinco años y más que no profesa ninguna religión es de 168 mil 643, mientras que el número de católicos ocupa la mayoría con 2 millones 853 mil 167 personas. Los protestantes son 309 mil 752; los cristianos evangélicos son 82 mil 600; los judíos, 3 mil 44; y de otras religiones hay 6 mil 883 personas. Cientos más, cientos menos.

¿Cómo llega el dinero…?

En los templos católicos de Tamaulipas, 221 conforme a las estadísticas oficiales de la jerarquía eclesiástica, se ofician poco más de 450 misas diarias –en unas son cuatro al día y en otras sólo una– por las que al final del día ingresan a esas arcas casi un millón de pesos sólo en limosnas colectivas directas, ingreso que se suma al costo de más o menos 480 bodas consagradas cada mes, que también en promedio representan un gasto aproximado de 2 mil pesos por evento, con aportaciones desde 500 hasta 5 mil pesos, para totalizar alrededor de 30 millones cada 30 días.

Esta suma es austera, porque no incluye los bautizos cada fin de semana, por los que se paga como mínimo 250 pesos, siempre y cuando se reciba este sacramento en grupo; los bautizos especiales o individuales superan los 2 mil pesos y hasta más si el templo está climatizado, de acuerdo a las tarifas promedio que maneja el mismo clero en la gran mayoría de sus parroquias y confirmadas por la reportera.

Tampoco se incluye el costo de las primeras comuniones, confirmaciones, bendiciones a negocios, menciones de fallecidos en misas o aportaciones directas extraordinarias para remozamiento de los templos, que en cálculos conservadores sumaría varios millones más a los números citados.

Inclusive los feligreses católicos que emigran a otras religiones o a algunas sectas, por lo general regresan para realizar sus bodas, bautizos y demás sacramentos, por lo que también representan un ingreso económico.

En Tamaulipas hay cuatro diócesis que componen la provincia eclesiástica de esta zona la cual pertenece a la Arquidiócesis de Monterrey y se dividen en la Diócesis de Tampico, la de Ciudad Victoria, la de Matamoros y la de Nuevo Laredo. En todas estas hay 221 iglesias.

Los diezmos
En el terreno de las iglesias evangélicas, los cálculos del movimiento financiero son también notables.

A diferencia de los templos católicos, en los diversos cultos cristianos se solicita una aportación llamada diezmo, que en teoría es del 10 por ciento de los ingresos pero que varía de acuerdo a la capacidad económica de los creyentes. Algunos dan menos pero otros dan más.

De acuerdo a las estadísticas de la Secretaría de Gobernación, los diversos cultos en Tamaulipas agrupan a alrededor de 500 mil feligreses en los 15 cultos registrados –aunque sus líderes religiosos hablan de 900 mil– los cuales, con un ingreso promedio de 8 mil pesos mensuales, representan, contabilizando sólo a la mitad como activos económicamente, una erogación mensual cercana a los 200 millones de pesos, que repartidos en los 3,600 templos que operan en el Estado significan más o menos 60 mil pesos de apoyo a cada uno. Sólo en dádivas programadas.

Topan con el fisco
A partir de este año el Servicio de Administración Tributaria (SAT), entró a fiscalizar los ingresos de las asociaciones religiosas, pero no en su totalidad.

La disposición hacendaria estuvo lista desde 2014 para su aplicación, la cual fue diferida dos años a petición de las asociaciones de culto que se resistían a ser fiscalizadas.

Por ello las iglesias comenzaron a cumplir con la entrega de su contabilidad electrónica y a registrar en medios electrónicos sus ingresos, aunque no en su totalidad.

Los ingresos exentos del pago de impuestos son las limosnas, diezmos y servicios religiosos como el pago de las misas, precisamente los rubros que más aportan a las cuentas de esta Iglesia.

Lo que sí declaran es el Impuesto Sobre la Renta (ISR) y Valor Agregado (IVA) cuando sus actividades salgan del contenido para lo que fueron creadas, algunos ejemplos son la venta de libros, conferencias, viajes y todo aquello que genere un margen de ganancia, como recaudar fondos.

En la exposición de esta ley, el SAT indica que el objetivo es tener conocimiento del volumen de ingresos que tienen las asociaciones religiosas y el destino de los recursos, es decir, controlar su efectivo.

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