El impuesto sobre la tenencia vehicular nació y ha vivido en medio de una intensa polémica.
En este escenario, nuevamente se reaviva en Tamaulipas el interés sobre esa imposición tributaria ante el anuncio realizado casi en lo oscurito por el dirigente estatal del Partido Acción Nacional, Francisco Elizondo, en el sentido de que ese instituto político buscará en el
Congreso Local, a través de los legisladores de esa bancada, eliminarla.
Ya estamos acostumbrados los tamaulipecos a que se utilice esta carga fiscal como tema de discursos ampulosos y promesas que jamás se cumplen, pero a querer o no cada vez que se retoma esa posibilidad resurge la esperanza del “ahora sí”. Así que aventuro una nueva reflexión al calce.
Al margen de si se deroga o no la tenencia –como se le conoce popularmente– en la opinión de su servidor debe atenderse no sólo la histórica disparidad de criterios en torno a la misma, sino también la incongruencia que reina en varios de sus aspectos.
Una de las muestras más cercanas es precisamente lo que se aplica en Tamaulipas para el pago de ese gravamen, el cual en el papel exenta del mismo a los vehículos que no sobrepasen un precio de 250 mil pesos.
Hasta ahí no parece tan mal, pero los hechos muestran otra realidad. Cuando se cumple el trámite y se pide ese beneficio, resulta que si el propietario está dado de alta en Hacienda no es aplicable la condonación, por la genial ocurrencia de los diputados locales –o de quien les daba las órdenes– de que si alguien tiene una actividad empresarial, así sea la venta de tacos en un carretón o una vulcanizadora, por citar dos ejemplos, obtiene utilidades y debe pagar esa contribución infernal y abusiva.
En otras palabras, si es usted un buen ciudadano que se gana la vida con su propio negocio, en un oficio o profesión en forma honesta y muchas veces modesta, o si es un pequeño empresario que genera tres o cuatro empleos y ayuda a la economía familiar y a la productividad del Estado, debe pagar la tenencia de su automóvil aunque éste le haya costado menos de 200 mil pesos, mientras que quienes eluden al fisco y le pintan un dedo al Registro Federal de Contribuyentes reciben un premio.
Caray, si la polémica va a seguir, si ese impuesto desfasado e injusto va a mantenerse contra viento y marea, por lo menos no le den continuidad a ese tipo de disparates…
Buen arranque
En el campo es usual un refrán sobre la manera de obtener buenos resultados en alguna encomienda:
Al ojo del amo engorda el caballo.
La frase no tiene límites en el terreno rural, sino que su aplicación es universal en el sentido de que la vigilancia directa del interesado garantiza que sus acciones lleguen a buen fin.
Es el caso, parece, de lo que ahora sucede en Victoria, en donde el alcalde Óscar Almaraz Smer en forma personal ha establecido una rutina de supervisión en el lugar de los hechos, en las obras de bacheo y reparación de calles que la negligencia de administraciones anteriores de la Comapa han dejado como símil de paisaje lunar.
Buen inicio. Por el bien de los capitalinos, ojalá siga así…
La frase del día
“En tiempos de cambio, quienes están abiertos al aprendizaje se adueñarán del futuro; mientras que aquellos que creen saberlo todo estarán bien equipados para un mundo que ya no existe…”
Eric Hoffer/Escritor y filósofo estadounidense
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