Para nadie es ninguna novedad que, además del hartazgo social, fue también gracias al voto de miles de priístas que se dio la alternancia en el gobierno de Tamaulipas y que Francisco Javier García Cabeza de Vaca se haya convertido en el primer gobernador que no es militante del PRI en 86 años.
¿Quiénes fueron los traidores? No se sabe, pero, según anunció el presidente de la comisión de estatal justicia partidaria del ex invencible, Guadalupe González Galván, a más de 4 meses de la histórica debacle electoral del 5 de junio, el partido recaba evidencias con base en los cuales iniciará sendos procesos de expulsión de la filas priistas de todos aquellos miembros activos que favorecieron con el sufragio al actual mandatario estatal y a varios alcaldes blanquiazules.
El problema es, como el propio ex alcalde de Madero reconoce, ¿cómo probar quiénes fueron los militantes que, cansados de que no ser tomados en cuenta y ninguneados por los dirigentes, reales y formales, votaron por los candidatos de Acción Nacional? Tarea complicada.
Tenemos entendido, sin embargo, que, para empezar, se procederá contra los que participaron abiertamente en las campañas proselitistas de los aspirantes panistas a puestos de elección popular, algunos de los cuales aceptaron, como premio a los favores que hicieron a la agrupación albiceleste, formar parte de los gabinetes administrativos, tanto estatal como municipales.
El ex alcalde de Aldama y actual Secretario de Desarrollo Rural, Gonzalo Alemán Migliolo, el ex gerente de la Comapa y Jefe de la Unidad Ejecutiva de la SET, Mario
Leal Rodríguez, el ex dirigente municipal del PRI y Secretario Administrativo del C-4 de la Secretaría de Seguridad Pública, Joel Vela Robles, el ex diputado Ricardo Manzur Oudié y el ex dirigente del Sector Popular en el municipio maderense, Adrián Cruz Martínez, entre otros, encabezan la lista de
los desleales, aunque la de la urbe petrolera es la más larga de la entidad.
La realidad es que, independientemente de cuál sea el desenlace del presunto enjuiciamiento, a los probables enjuiciados les da igual que los expulsen o no del partido porque, de acuerdo con lo que han expresado algunos de los aludidos, no tienen el menor interés de seguir en el PRI.
Quizá únicamente aquellos que tienen cola que les pisen abrigarían temores a que los dieran de baja en el ex invencible pues están conscientes de que, sin la protección del ex partido oficial, podrían ser exhibidos ante la opinión pública o hasta procesados judicialmente, en el caso de que el partido político recuperara la gubernatura en el 2022 ó en el 2028.
Aunque, viendo lo sucedido al ex gobernador de Cohuila, Humberto Moreira Valdez, que a pesar de las graves ilegalidades en la que incurrió sigue como si nada, sería remoto que fuesen objeto de represalias. La experiencia demuestra que en el PRI no se castiga a los corruptos, sólo a aquellos que, como la profesora Elba Esther Gordillo, cometen el error de ponerse a las patadas con Sansón.
Los que se arrodillan y obedecen ciegamente la directrices de los que ostentan el poder, aunque estas violen la ley o las normas partiditas, esos serán siempre intocables y no sólo no serán echados del partido, sino que jamás irán a prisión, claro, en tanto la organización a la que pertenecen siga gobernando al país.
Además, si el Revolucionario Institucional aplicara en serio los estatutos a los militantes que ayudaron a otros partidos políticos, a lo mejor la agrupación perdería a la mitad del padrón, al menos en municipios, como el de Madero en los que el voto cruzado, estratégico o arreglado es una vieja práctica.
Mientras tanto, los nuevos gobernantes no quitan el dedo del renglón de uno de los asuntos que, hasta ahora, es el mejor que han encontrado para mantener entretenidos a los ciudadanos, las deudas. De acuerdo con la información más reciente, el débito de las Comapas del Estado asciende a la suma de 4 mil 902 millones de pesos.
A propósito de potabilizadoras, uno de los problemas que los funcionarios del PAN no han logrado resolver es su desafortunada relación con los representantes de los medios de comunicación, con los que tienen periódicos desencuentros. Ayer, por ejemplo, impidieron el acceso de los comunicadores a una reunión del Gerente de la paraestatal de Tampico, Adolfo Cabal Ruiz.
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