Una pregunta rebota de pared a pared en el círculo político tamaulipeco:
¿Dónde está Alejandro Etienne Llano?
La primera respuesta que surge es también la más obvia y natural en lo que se refiere a su ubicación física: En el Congreso Local, donde además ocupa el liderazgo de la fracción legislativa emanada del Partido Revolucionario Institucional.
Pero otra respuesta paralela, la más importante políticamente, la relativa a su quehacer público, a su papel como figura priísta, encierra aristas que deberían tomarse en cuenta.
Trataré de explicar esta percepción.
Alejandro –disculpen la familiaridad– fue en la antesala de la definición del candidato tricolor a la gubernatura, aunque algunos lo duden, el rival más sólido del infumable Baltazar Hinojosa Ochoa.
Poseía un mayor rango de reconocimiento popular que el matamorense, había tejido la mayor red de relaciones con grupos de poder y alcaldes y no tenía como Hinojosa –sigue sin tenerlo– un pasado escabroso que lo atara, salvo el ex gobernador Egidio Torre, a personajes del pasado priísta cercano, ahora en desgracia.
¿Por qué no alcanzó la ansiada candidatura?
Se podría urdir una extensa gama de elucubraciones, pero una de las más visibles fue la pasividad con la cual trabajó Etienne para tratar de ser el abanderado tricolor. Siempre sometido a un feroz freno egidista, observó en todo momento una conducta de prudencia extrema y en la negativa a nadar sin permiso, no alcanzó la otra orilla del río.
Y hoy, parece estar sucediendo ya sin Egidio, algo parecido. Le daré una muestra de este aparente escenario reciclado.
Casi después de dejar los pañales en lo que a trayectoria política se refiere, Carlos Morris Torre, el diputado local priísta que ganó a pulso y con el voto directo su curul en el Distrito 14 de Victoria, lo está dejando atrás. Y sin buscar eso.
Sólo dé una ojeada a los medios de comunicación: Carlos Morris recibe a niños de excelencia para mostrarles el Congreso; Morris no se arredra para hablar sobre el caso Yarrington en plena tormenta que azota a ex gobernadores; Morris se sube al estrado mediático y opina sobre la transparencia. Morris, Morris, Morris…
No hay por qué criticar a Carlos. Está buscando labrarse una posición y conserva un acertado manejo de prensa desde su campaña. Lo que debe preocupar a los priístas es despertar en Alejandro Etienne la enjundia y dinamismo que requiere su protagonismo como pastor de los diputados tricolores.
Etienne tiene los méritos, la inteligencia y el oficio para convertirse en uno de los puntales del PRI tamaulipeco. Ojalá, por el bien de su partido, que se decida a tiempo y ponga en práctica esos atributos…
Culpabilidad injusta
Se culpa a las mujeres de no atender los llamados para prevenir el cáncer de mama –Tamaulipas tiene el sexto lugar nacional en ese padecimiento– pero en los hechos no son ellas el problema, como asienta la Fundación “Díselo Tú”.
En Tamaulipas existe un amplio equipamiento para la detección de ese mal y personalmente he observado las largas filas de damas que esperan su turno pacientemente en alguna clínica y desde luego, durante algún programa de prevención en ese sentido.
Sí, están los mastógrafos, están las mujeres, pero ¿dónde están los médicos especialistas para dar lectura oportuna a los resultados?
No hay los suficientes. La fuga –es la palabra adecuada– de muchos doctores expertos ha ocasionado una desinformación terrible para las afectadas, que cuando meses después del examen reciben el diagnóstico derivado del mismo, ya es tarde porque el cáncer las ha invadido. Ese es el verdadero problema.
Así que no las responsabilicen del aumento de casos. Encima de ser las víctimas, también las quieren hacer las culpables…
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