El arribo de la alternancia política en Tamaulipas, bajo las siglas del PAN, ha reavivado el debate, en torno al papel emergente que juega actualmente el ciudadano común, en la toma de decisiones públicas.
Al respecto, el nuevo gobernador Francisco García Cabeza de Vaca, declaró el trece de junio, en una entrevista al periódico El Universal que, el suyo, sería “Un gobierno que rompa esquemas, de la mano con la sociedad, con un gabinete conformado por ciudadanos distinguidos, preparados”.
Veamos cual es el análisis del tema, en la voz de algunas destacadas personalidades de nuestro tiempo: para la doctora en ciencias sociales, Nuria Cunill Grau, (“Repensando lo Público, a través de la sociedad”, 1997), “uno de los signos de los tiempos actuales, es el reclamo consensual, para crear una nueva institucionalidad, donde la sociedad civil, juegue un papel, cada vez más fuerte”. En sentido contrario, advierte dicha especialista, desde el Estado se promueven la desmovilización y la despolitización social”.
Cunill, plantea una revalorización de la sociedad civil, hacia el interior del Estado-gobierno, utilizando como herramientas, los principios éticos que reclaman la participación ciudadana, en asuntos que nos conciernen a todos. Para dicha especialista, es posible crear nuevos mecanismos institucionales que faciliten un ambiente de crítica y de control de la sociedad, en torno al gobierno, púes este último adolece, de un elevado déficit, en responsabilidad y eficacia.
El científico social, Alain Tourain, plantea que el sistema de partidos, surgidos de la vieja sociedad industrial, se encuentra en crisis, y es necesario crear nuevos mecanismos, procesos y organismos, a través de una vigorosa normatividad legal.
Finalmente, la doctora Cunill advierte en torno al riesgo de caer en un proceso de manipulación de la plataforma ciudadana, para crear consensos artificiales y legitimar la desigualdad y la misma exclusión social de siempre.
En lo que se refiere al gobierno tamaulipeco de Cabeza de Vaca, la conformación de su actual gabinete estatal, de profundos tintes partidistas, no corresponde con el origen ciudadano que le dio el voto, y lo ha llevado al poder.
Sin entrar en tempranas polémicas, sobre la capacidad del nuevo equipo gubernamental, pues aún tienen muy poco en el ejercicio del mando, y debemos de darles un voto de confianza, también hay que admitir que, finalmente, los compromisos políticos, contraídos con el CEN panista, rumbo al 2018, y otras circunstancias locales, han desdibujado el poder ciudadano prometido, desde el inicio.
Entre los escasos espacios cedidos a lo que llamaríamos una auténtica expresión ciudadana, destaca la consolación a Rosario, “la China” Garza Hinojosa, en su carácter de Directora General del Instituto de Defensoría Pública. La posición que, de última hora le están entregando a la estimada dama victorense, refleja con claridad, el abierto desplazamiento de los auténticos cuadros ciudadanos, como lo es ella, en favor de un favoritismo político, anclado en los intereses partidistas y cupulares del 2018.
En nuestra opinión, la señora Garza Hinojosa, merecía un mejor espacio. Pero al menos ella está dentro, pues otros ciudadanos, igual de capaces y con talento, fueron sacrificados y se les ha dejado fuera, cancelando así la posibilidad de que la sociedad civil tamaulipeca, incida de una manera más directa, en las políticas públicas del actual sexenio.
Es en este punto, donde, quienes aquí vivimos, debemos exigir ya desde ahora, la creación de una nueva constitución política en Tamaulipas, una ley donde los ciudadanos tengan un mayor poder de decisión, y que no los releguen a un mero papel de carácter electoral. O peor aún, como carne de cañón, en los espacios del internet.
Francisco García Cabeza de Vaca llega con los mejores deseos de hacer bien las cosas, nadie lo duda, pero dependerá de la sociedad civil tamaulipeca, rescatarlo de los intereses de la partidocracia.
Y es que, hay que decirlo de una vez por todas, pues el mismo Cabeza de Vaca, nos dará la razón: Cabeza no se debe ni a Ricardo Anaya, ni a Margarita Zavala, Felipe Calderón, o Fernández de Cevallos. Cabeza se debe a la sociedad tamaulipeca que lo arropó con su sufragio, y lo convirtió en el conductor
político del cambio por excelencia.
A menos de un mes, el nuevo gobernador, se encuentra ante la oportunidad histórica de empoderar a los ciudadanos de nuestro estado, y alejarse de las mismas camarillas partidistas de siempre, esas que se beneficiaron con los vientos de cambio, pero que siempre flojearon.
Una nueva Constitución Política, acorde con el interés de los ciudadanos, es imperativo, para corresponder a la confianza de la gente. Cabeza de Vaca y su mayoría azul, en el Congreso, tienen la palabra.
De otra manera, el actual sexenio, podría ser víctima de la profecía teórica, mencionada por la doctora Cunill: Un consenso artificial, con sus consecuencias para 2018.