Unos días atrás, una información llamó mi atención por las expectativas que en algún momento generó en Tamaulipas.
Me refiero al proyecto que el gobierno de Felipe Calderón anunció como la salvación de la industria petrolera mexicana y la receta para producir gasolina menos cara, que descansaba en la construcción de una refinería que tras un supuesto análisis a fondo y el rechazo a otras opciones, entre ellas la de nuestro Estado, se decidió que se levantara en Tula, Hidalgo, precisamente en un punto reñido con la estrategia mundial de operar esas factorías preferentemente en una costa como la tamaulipeca, con infraestructura carretera, un sistema portuario eficiente, acceso a la red ferrocarrilera, aeropuertos, agua abundante y mano de obra suficiente.
Y aún así, Calderón y compañía nos pintaron un dedo.
Hoy, a 7 años del supuesto arranque de esa obra que costaría más de 10 mil millones de dólares, sólo existe una barda perimetral edificada. Y no es una barda cualquiera: costó según cifras de Pemex, algo así como 600 millones de pesos. La barda más cara del mundo, sólo superada en su costo por el indeseable muro que impulsa Donald Trump.
¿Qué pasó con esa refinería?
¿Dónde quedó el dinero ya etiquetado para su construcción?
Las respuestas no existen. El gobierno calderonista manejó en la oscuridad cuál fue el destino final de una cifra que a la paridad actual se acercaría a los 200 mil millones de pesos. Y nadie se ha preocupado por conocer a fondo el caso.
Es un asunto que por sus ingratos resultados no despide un aroma agradable y recomendable sería que igual que se han documentado los timos atribuidos al ex gobernador veracruzano Javier Duarte de Ochoa, se hubiera hecho lo mismo con los desmanes calderonistas, quien a pesar de sus excesos y su sanguinaria herencia, todavía viene a Tamaulipas a pasear su impunidad.
Y hasta le aplauden…
La diferencia
Si alguien piensa que el trabajo inicial del alcalde victorense, Óscar Almaraz, es para llenar espacios mediáticos, está equivocado.
Desde el primer día de su encomienda municipal, el edil ha sostenido una intensa agenda que lo ha llevado de colonia en colonia de la capital tamaulipeca a atender emergencias domésticas. Y le diré por qué, en mi percepción, lo hace.
No es un secreto. La credibilidad de los victorenses en sus autoridades está muy lastimada. Urge recuperar la confianza de la sociedad en más cercano orden de gobierno y la mejor manera es estar cerca de la gente, todos los días. Como lo está haciendo Almaraz.
Cuando lleguen los recursos para mayores acciones, el camino estará avanzado y si no se le cansa el caballo al jefe de la comuna, podría establecer una diferencia de identidad entre sus conciudadanos:
Es la diferencia que nace de decir un frío “el alcalde”, a decir un amigable “mi alcalde”. Y hay mucha distancia entre los dos conceptos…
Visión en duda
Ayer, la Secretaría de Gobernación anunció que cambió de estrategia y ya no se llevará a cabo el operativo de caravanas protegidas en las carreteras de
Tamaulipas. La razón es que hace meses, dice SEGOB, no se denuncian asaltos.
No confío en esa visión. Es como si también retiraran en el Estado a la Unidad Antisecuestros porque no se levantan más actas sobre plagios, cuando todos sabemos que se formalizan apenas 10 de cada 100.
Por el bien de todos, ojalá sea real ese argumento de Gobernación…
La frase de hoy
”El problema de la humanidad es que los estúpidos están seguros de todo y los inteligentes están llenos de dudas…”
Bertrand Russell/Filósofo, matemático y escritor británico
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