Bueno… en realidad el acuerdo entre el priista Enrique Peña Nieto y el panista Felipe Calderón no es nada secreto.
El libro ‘El Amasiato’, escrito por el periodista Alvaro Delgado y publicado en mayo de este año, reveló los hechos, los testimonios y las pistas que indican la existencia de un pacto político entre el ex presidente y el actual primer mandatario… a pesar de ser miembros de distintos partidos políticos.
En el texto que aparece en la contrapartada del libro, se resume a la perfección el eje de la historia tejida por eso que Andrés Manuel López Obrador denomina con sarcasmo como PRIAN:
‘En 2006, poco antes de la celebración de los comicios presidenciales, tuvo lugar una ‘minicumbre’ en cierto hotel de la Ciudad de México; ahí, el entonces gobernador Enrique Peña Nieto le garantizó una considerable cantidad de votos al candidato presidencial panista, Felipe Calderón, el mismo porcentaje con el que fue declarado oficialmente ganador’.
Añade: ‘Seis años después, cuando Peña Nieto fue el candidato presidencial priista, Calderón le pagó el favor y, desde el gobierno federal, saboteó la campaña de la abanderada de su partido, Josefina Vázquez Mota, a quien él mismo le confesaría su traición: ‘Te abandoné’.
‘A la luz de lo sucedido después de aquella reunión secreta de 2006, las preguntas son válidas: ¿Peña y Calderón decidieron ahí la alternancia partidista en el poder?, ¿realizaron todos los amarres para la elección presidencial de 2018?. ¿en esa fecha volverá el PAN a Los Pinos,
representado ahora por una mujer: Margarita Zavala?’, señala el texto con el que se invita a leer ‘El Amasiato’.
La tesis planteada por Alvaro Delgado en su libro -recopilación de una serie de reportajes- es confirmada por los hechos, uno de ellos reciente (y, pese a todo, sorprendente):
El presidente Enrique Peña Nieto entregó un reconocimiento a su antecesor Felipe Calderón Hinojosa… un reconocimiento concedido por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM)… la matriz de los tecnócratas neoliberales mexicanos.
Esto no había sucedido nunca antes. Ningún presidente había entregado un reconocimiento a su antecesor… ni en el viejo y devaluado régimen priista… ni en los dos sexenios que gobernó el conservador Acción Nacional.
De hecho, lo común era el rompimiento, la ruptura con los antecesores: Ernesto Zedillo rompió de manera abrupta con Carlos Salinas; José López Portillo mandó a freír espárragos a Luis Echeverría; Miguel de la Madrid prácticamente sepultó el populismo lopezportillista; Felipe Calderón nunca terminó por entenderse con Vicente Fox.
La entrega del reconocimiento, por supuesto, tiene un claro significado político: las elites tecnocráticas y neoliberales del PRI y del PAN ya pactaron la sucesión presidencial de 2018.
Además, hubo un testigo de honor: el empresario Alberto Bailleres, virtual propietario del ITAM… donde Felipe Calderón estudió una maestría en Economía.
Alberto Bailleres es uno de los hombres más ricos de México. Es dueño de una serie de negocios muy diversos: El Palacio de Hiero, el Grupo Peñoles (dedicado a la minería y la metalmecánica) y la aseguradora GNP.
Forma parte de ese pequeño grupo de personajes que concentran las mayores fortunas del país, grupúsculo al que pertenecen Carlos Slim, Emilio Azcárraga Jean, Ricardo Salinas Pliego, Olegario Vázquez Raña, Lorenzo Servitje y Roberto Hernández.
Por si faltara algo, otro personaje clave de la historia que se teje para la elección presidencial de 2018 estuvo presente en la ceremonia (ultra-privada): Miguel Angel Mancera, jefe de gobierno de la Ciudad de México… representante de ese partido que dice ser de izquierda y que se supone representa a una Revolución Democrática (¡¡¡No, bueno!!!).
Por supuesto, el significado político de la entrega del reconocimiento (de manos de Enrique Peña Nieto) a Felipe Calderón es más que claro: la presidencia de la república que se ‘disputará’ en las urnas en 2018 ya tiene el nombre y el apellido de Margarita Zavala… esposa de ‘Felipillo’.
En ese contexto se debe entender el duro golpeteo emprendido desde hace algunos días en contra de Ricardo Anaya, presidente nacional del PAN, quien no entiende que ya se convirtió en un factor de discordia al interior del partido blanquiazul… y de la elite que tiene el control del país.
Mientras muchos priistas y panistas escenifican auténticas broncas electorales en estados y municipios, las elites tecnocráticas y neoliberales de ambos partidos se reparten el poder y, pactan -en secreto- el resultado de la elección presidencial.
Así sucedió en 2006 con el panista Felipe Calderón. La historia se repitió en 2012 con el priista Enrique Peña Nieto. Y un nuevo capítulo se escribe para 2018… con el fin de que Margarita Zavala se convierta en la primera mujer en alcanzar la silla de Los Pinos.
COORDINADOR DE COMUNICACION SOCIAL
Francisco García Juárez fue designado ayer coordinador de Comunicación Social del gobierno del estado. El nombramiento se lo entregó el gobernador de Tamaulipas, Francisco García Cabeza de Vaca.
La designación estaba más que ‘cantada’. El comunicador ha sido colaborador cercano y leal del mandatario estatal desde hace muchos años.
Y PARA CERRAR…
Un ‘zombie’ apareció ayer por la noche en plena celebración del Día de Muertos en la delegación de la Zona Norte de Tampico: José Carlos Rodríguez Montemayor, director general de la API de Altamira.
¿Qué estaba haciendo ahí el mentado ‘Coché’? Los emisarios del pasado ‘geñista’ quieren recuperar viejas glorias. ¡¡¡No, bueno!!! ¿Por qué o para qué lo invitó Toño Casillas, delegado de la zona norte?