8 diciembre, 2025

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Arrecia golpeteo sucesorio

Enroque

-PRI trata de demeritar a rivales -En suspenso relevo de Tamaulipas

-Falta de dinero agrava desinterés -Aguaceros exhiben discrepancias

A medida que se acerca el 2018 el golpeteo político entre los representantes de las principales fuerzas políticas de México se intensifica.

El más activo, por obvias razones, es el priista Enrique Ochoa Reza, quien no desaprovecha ocasión para tratar de convencer a los ciudadanos de que no solamente los servidores públicos del tricolor son transas y corruptos, sino que tampoco se quedan atrás los del PAN y MORENA.

Primero tildó de mentiroso a Andrés Manuel López Obrador porque dijo que su declaración patrimonial era falsa y en los últimos días ha arremetido fuertemente contra el dirigente panista Ricardo Anaya Cortes al que, como a AMLO, acusa de faltar a la verdad en la publicación de la ley 3 de 3 ya que, a decir del jerarca tricolor, los números dados a conocer por el jerarca no cuadran con la realidad.

El objetivo de la táctica de descrédito del ex director de la CFE es hacer creer a los electores que Acción Nacional y el movimiento Regeneración Nacional son iguales, para que a la hora de ejercer el sufragio les dé lo mismo votar por uno que por el otro y alentar el abstencionismo pues la experiencia demuestra que, así como las votaciones copiosas son mortales, la baja participación favorece a los candidatos del Revolucionario Institucional.

La realidad es que, aunque desde la óptica popular todos los políticos son corruptos, también es cierto que en cuestión de tropelías y trastupijes, a los servidores públicos del ex invencible no solamente no hay quien les gane sino siquiera quien los empate.

Los que deben de estar de plácemes con la zarandeada que le están dando a Anaya son Margarita Zavala y Rafael Moreno Valle, otros de los aspirantes a la candidatura presidencial del partido blanquiazul, ya que puede limitar las maniobras que realiza desde la cúpula para favorecer su aspiraciones.

Aunque lo más grave sería que las pugnas sucesorias fracturan al partido y le impidieran aprovechar el generalizado descontento social contra el gobierno y el autodenominado heredero histórico de la Revolución.
RELEVO EN SUSPENSO

Pero en tanto que Ochoa Reza trata de recuperar la confianza de los militantes y seguidores así como la credibilidad ciudadana descalificando a los adversarios, el proceso de reestructuración de los cuadros estatales en los Estados en los que perdió el nuevo PRI, entre ellos el de Tamaulipas, sigue en suspenso.

El guía nacional adelantó hace dos meses que la designación del sucesor de Rafael González Benavides se resolvería a mediados de octubre, pero ya estamos en noviembre y todavía no sale humo blanco. Lo que no se sabe a ciencia cierta es si el retraso obedece a que no se ha encontrado al prospecto idóneo o porque aquellos que reúnen el perfil ideal que exigen las condiciones políticas no tienen interés en ocupar el cargo.

Entre otras razones porque, además de que el escenario nunca había sido tan adverso para la causa del ex partido oficial, los directivos priistas están acostumbrados a trabajar sin limitaciones económicas y como en estos momentos no tienen acceso a las arcas del gobierno, factor indispensable para poner en pie de lucha a la agrupación, no les atrae la oferta.

En ese contexto, los favoritos para asumir las riendas del PRI no serán los que aconsejen las circunstancias, sino aquellos que cuentan con mayores recursos financieros o disponen de los medios para conseguirlos.

No hay que olvidar que, como dicen en el pueblo, los que mandan son los que cargan el morral de los centavos.
DILEMA POLÍTICO

El problema ahora, sin embargo, es que los militantes ya están hartos de que manejen la agrupación los mismos de siempre y que a la hora de elegir a los candidatos a puestos de elección popular, de otorgar las posiciones de gobierno y del organismo político, los principales beneficiarios son los compadres, los amigos y los parientes, no los más capaces y honestos.

Ese fue uno de los motivos por los que miles de los propios priistas decidieron jugarles las contras al partido en la contienda electoral del 5 de junio.

Y si los que toman las decisiones vuelven a cometer el mismo error, volverá a repetirse la historia de hace cinco meses.

La pregunta es ¿con qué calidad moral evitará Ochoa Reza que eso suceda si su llegada al Comité Ejecutivo Nacional no la decidieron las bases sino el gran dedo del señor de los Pinos?

No hay que pasar por alto, además, que, como el gobernador en turno ya no es un miembro activo del partido, el poder de decisión que poseía el jefe del ejecutivo estatal para palomear o descalificar candidatos y dirigentes, se ha trasladado al CEN. Sin embargo, el alto mando nacional deberá de tener cuidado de no otorgarles las riendas del instituto que aún gobierna al país a los grupos de poder que fueron repudiados en los procesos electorales pasados.

Tienen que darle cabida a otras fracciones y corrientes políticas. Si no lo hace, porque no quiere o porque no puede, el guía nacional correrá la misma suerte de Manlio Fabio Beltrones.

Vistas así las cosas, si en Tampico le asignan otra vez la franquicia partidista a los compactos, en Madero a los petroleros y en Altamira a los Carrillo y De la Portilla, el PRI seguirá en la lona.

Una situación complicada porque son precisamente los grupos que la militancia no quiere los que tienen el dinero y si al momento de reestructurar los mandos los hacen a un lado y no le asignan su cuota a uno de sus representantes, no aportarán un solo peso a la organización.

He ahí el gran dilema.

Mientras son peras o son manzanas, algunos de los activos políticos del priismo del sur de la entidad, entre los que destacan los ex diputados Eduardo Hernández Chavarría, Olga Sosa Ruiz, Erasmo González Robledo y Carlos González Toral, entre otros, se mantienen a la expectativa, listos para salir a defender la camiseta de los colores de la bandera cuando la organización los llame a colaborar para tratar de recuperar los espacios perdidos.

Cambiando de tema, no obstante que resulta prematuro para evaluar el desempeño de los integrantes del cuerpo administrativo de la alcaldesa Magdalena Peraza Guerra, propios y extraños coinciden en que la Directora de Educación, profesora María De los Ángeles León Vargas, la Oficial Mayor, Carolina Nishimura, y el Director de Desarrollo Económico, el joven y dinámico empresario, Onésimo Molina Meza, son una garantía de dedicación, ya que se trata de colaboradoras a los que le gusta rendir cuentas positivas.

A propósito de Tampico, la tormenta lluviosa que azotó y desquició el puerto el jueves pasado, pero sobre todo el recorrido que el gobernador Francisco Javier García Cabeza de Vaca realizó, en compañía de la titular del ayuntamiento, por las áreas afectadas, puso de relieve mucho más que las deficiencias del sistema de drenaje y la corrupción en la asignación de asentamientos en áreas de riesgo.

Una discrepancia que podría repercutir negativamente en el desarrollo económico, político y social del municipio.

En asuntos de otra índole, se sabe que el gobierno poblano que encabeza Rafael Moreno Valle Rosas estaría tratando de otorgar fuero legal a los integrantes de la Comisión Acceso a la Información Pública de aquella entidad que son acusados de haberse hecho de la vista gorda sobre los incumplimientos en este rubro del mandatario estatal, para enfrentar eventuales responsabilidades.

Y todavía hay funcionarios públicos que, como el diputado tamaulipeco Ramiro Ramos Salinas, se oponen a la eliminación de la protección legal, a la que, como sucede con los juicios de amparo, casi siempre recurren los presuntos responsables de la comisión de algún delito para dificultar, ponerse a salvo de la acción de la justicia o enfrentarla en libertad.

Es oportuno señalar, por otra parte, que la decepción de los ciudadanos de los miembros de la clase política, incluidos en esta los partidos, no es sólo privativa de los mexicanos.

Como ha sucedido en Rusia, en España y otras naciones de la comunidad internacional, el rechazo de la gran mayoría de los electores de los Estados Unidos a la contienda de Donald Trump y Hillary Clinton en la actual disputa de la Casa Blanca, es otra muestra fehaciente de que, como ocurre con el PRI, el PAN y el PRD, en nuestro país, en Norteamérica también están hartos y tampoco quieren saber nada de los demócratas y los republicanos.

No recuerdo quién dijo, me parece que fue el economista inglés John Keynes, que otorga poder político a quien tiene poder económico y tendrás a un fascista en potencia, que traemos a colación para que los ciudadanos piensen dos y hasta tres veces, cuando se encuentran en una situación como ésta, antes de decidir a cuál de los candidatos favorecerán con el sufragio.

Sobre todo, después de la amarga experiencia que les dejó el mandato del presidente George W. Bush, quien, como es del dominio público, llegó en el 2000 al gobierno de los Estados Unidos en una de la elecciones más reñidas y cuestionadas, cuyo resultado, por cierto, no se decidió en las urnas, tampoco en las instancias electorales, sino en la suprema corte de justicia, tras una crisis política que mantuvo a gringolandia en la incertidumbre durante cinco semanas.

Riesgo que podría repetirse de nueva cuenta el próximo martes 8 de noviembre si las votaciones no favorecen al magnate norteamericano.

jlhbip@hotmail.com

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