Los ejemplos abundan en gobiernos de diverso signo, de ayer y hoy, en todo el país. La megalomanía como conducta patológica expresada en fantasías delirantes, omnipotencia y desmesurada autoestima.
Recién leo a PEDRO ARTURO AGUIRRE, autor mexicano con una larga lista de títulos publicados en los ramos de la historia y la ciencia política, sobre temas como socialdemocracia, elecciones, partidos y gobernabilidad.
Voy a la mitad de una de sus obras recientes, “Historia Mundial de la Megalomanía” (Editorial Debate, 2014) cuyo título adicional resulta largo pero esclarecedor: “desmesuras, desvaríos y fantasías del culto a la personalidad en la política.”
AGUIRRE aborda los casos de figuras mundiales como HITLER, STALIN, MAO, FRANCO, CASTRO, TITO, GADAFI, JOMEINI y otros.
Ello, mientras repaso en paralelo los diarios que informan de las riquezas en proceso de incautación a gobernadores como el sonorense GUILLERMO PADRÉS y el veracruzano JAVIER DUARTE.
DUARTE parece romper todos los récords. El monto de su deuda, el número de sus transacciones venales, sus inversiones fuera y dentro del país, empresas, residencias y hasta caballerizas de lujo insultante.
Para mayor información remito al lector a cinco trabajos recientes de RAYMUNDO RIVA PALACIO, publicados los días 28 de octubre (“La traición a DUARTE”); 31 de octubre y 1 de noviembre (“Como cayó DUARTE” I y II); 2 y 3 de noviembre (“DUARTE el insaciable” I y II) y el 4 de noviembre (“Veracruz, cinismo galopante”).
Caso extremo
Nacido en el puerto jarocho el 19 de septiembre de 1973, DUARTE ejerció su mandato entre los 37 y los 43 años. Joven llegó, joven se enriqueció a manos llenas y joven se convirtió en prófugo de la justicia.
Para quienes suelen repetir en charlas de sobremesa que el problema de la corrupción en este país “es de educación”, permítanme contarles que JAVIER es abogado por la Universidad Iberoamericana, master en Derecho por el Instituto Ortega de Madrid y doctor en Economía por la Universidad Complutense.
Escuelas de excelencia, en ninguna aprendió que robar es malo y que hacerlo en las proporciones observadas constituye una monstruosidad.
Acumulación maniaca, desorbitada, de una fortuna que ni lejanamente alcanzará a consumir, aún en caso de quedar impune. Feroz acopio de recursos propio de alguien que piensa vivir 200 años.
Llamativo su perfil humano. Gordinflón y de mirada vitriólica a través de sus espejuelos macizos, voz delgada que recuerda al cómico ÉDGAR VIVAR (en su caracterización de ÑOÑO, el hijo de BARRIGA).
Visto al detalle, su rostro arroja dos clases de expresión que parecen alternarse con diferencia de segundos. Una sonrisa cínica como de pasmo infantil y la crispación repentina que abre paso al gesto iracundo.
Su modelo
En el año 2010, cuando DUARTE se encaminaba a la gubernatura, le preguntaron por su personaje histórico favorito. Siendo militante del PRI, la lógica apuntaría hacia figuras como MORELOS, JUÁREZ o CARRANZA.
Para sorpresa, admitió identificarse con el dictador español FRANCISCO FRANCO, de quien dijo admirar su fortaleza y energía, a pesar (textual) de “que tenía mi mismo timbre de voz”.
Un defecto, añadió, “que mucha gente me hace sentir y ver, pero yo me siento muy contento con mi voz, mi voz me identifica y me siento la verdad muy cómodo.”
Detalle curioso porque el generalísimo se encuentra en la lista de sátrapas reseñada por ARTURO AGUIRRE en su libro referido al principio.
Escribe AGUIRRE sobre FRANCO:
-“Tenía una voz aflautada, su rostro era inexpresivo (…) Chaparrín, regordete y, para colmo, con esa vocecilla ridícula que los españoles debieron tolerar por mucho tiempo, fue además un hombre espiritualmente insustancial, inculto.”
Tal para cuál.
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