La atmósfera de una ciudad se clarifica con el amor que se le tiene.
La ciudad se ramifica en calle, casa y color humano.
La experiencia de Buenos Aires, en Argentina, las calles de la Nueva York, la Ciudad de México, o en Londres, son una continuación del rostro humano de la ciudad. La experiencia es grata, que nos hace sentir a la ciudad. Es el color de las casas intercalado en las calles, crea profundidad y un paisaje urbano multicolor que propicia la salud social.
En Ciudad Victoria tenemos un excelente ejemplo de calle integrada a la sociedad, del color como salud pública. Creando un paisaje.
De sentido humano, abrazando visualmente a los que transitan y viven en esta calle. Es la calle 15 y 16 Zaragoza donde un solidario grupo de vecinos ha
asumido el rol conciliador de los árboles, magníficas banquetas y el color. El color como unidad temática del contexto urbano.
No se crea un territorio al margen citadinos. Crea eso si un cinturón de confianza y seguridad. En proporción a su diseño y selección de color.
Son calles que respiran, el aire de lo estético por los colores de las casas.
Vale la pena vivir esta experiencia urbana propiciada por los arquitectos Guillermo y Adrián Tirado.