Aún sin que Trump haya asumido la Presidencia, el peso se tambalea
Declarar una devaluación justificaría al sistema político en su ejercicio
Pasaporteados preparan su viaje decembrino, pero les falta seguridad
No asoma quien regule el turismo cinegético en temporada de cacería
Aunque Enrique Peña Nieto no ha reconocido que la economía nacional, con la elección de Donald John Trump como presidente estadounidense, enfrentará la peor crisis de su historia, analistas que sí saben del tema a través de estudios objetivos (sin tintes partidistas ni ideológicos), se han encargado de sugerirle que al menos hoy hable con la verdad, en cuanto a la desvalorización de nuestra moneda.
Que no trate de tapar el sol con un dedo. Sobre todo, cuando aduce que los cerca de 120 millones de mexicanos –que es la cifra poblacional estimada–, estaríamos en franca recuperación, de cara a la asunción de un político yanqui que tanto nos desprecia.
Incluso hay quienes adelantan que si el año próximo se revierte aún más la tendencia negativa –cuando Trump tome las riendas (de la Unión Americana)–, México caería en un colapso de pronóstico reservado, que ameritaría tomar otras medidas para tratar de mantener ‘el barco’ a flote, como serían una drástica devaluación del peso; venderle más empresas (propiedad del Estado) a la usura internacional, y/o contratar un nuevo y, hasta eso, mayor endeudamiento, con costos de pronóstico reservado.
De otra forma, advierten expertos que trabajan como investigadores en algunas de las instituciones más destacadas del país, las finanzas de México continuarán en picada y el actual régimen presidencial (como los últimos seis que lo antecedieron), prácticamente, estaría destinado igual al fracaso.
Hasta el grado inclusive, de querer protegerse acatado una decisión arbitraria de Trump, de fincar con recursos de mexicanos la construcción de un muro para, según él, evitar que los hispanos sigan adentrándose a su país por ser ‘traficantes, violadores y/o terroristas’ cuando en realidad suman millones los gringos que más vicios tienen, más violencia causan, dentro y fuera de los Estados Unidos, y ultrajan, inhumanamente, a otras naciones por su política intervencionista.
Crisis añeja
La embarazosa situación económica que padece México en buena parte es consecuencia de la crisis mundial, cierto, pero igual han contribuido al quebranto: 1) el excesivo poder burocrático; 2) la inversión especulativa; 3) el gasto desorbitado de nuestros gobernantes; y, también: 4) el pillaje de algunos funcionarios públicos, que en las últimas cuatro décadas han devaluado el peso en múltiples ocasiones –directamente o disfrazándolo con el deslizamiento frente a otras monedas más fuertes como el dólar y el euro–, convirtiendo así el circulante en una divisa poco atractiva, para el mercado mundial.
De ahí recobra capital importancia una sentencia del filósofo inglés Locke Acteon, que reza: ‘Todo poder corrompe, pero el poder absoluto, corrompe absolutamente’.
Y en efecto, acá en México los programas económicos del Gobierno Federal han fracasado a pesar de tantos planes y estrategias sexenales; y han fracasado porque los servidores públicos han hecho con la riqueza nacional los que se les ha dado su regalada gana; porque han gastado ofensivas cantidades de dinero en los procesos electorales, en los viajes presidenciales, en su promoción mediática y hasta en el sostenimiento de empresas fantasmas o, en el mejor de los casos, improductivas.
Claro ejemplo es que nos dicen que el petróleo es nuestro, cuando el llamado oro negro solamente ha enriquecido a un puñado de vivales funcionarios.
Y todo ese saqueo obviamente, lo han cubierto elevando impuestos, contratando deudas (interna y externa), fabricando más dinero sin valor, o de plano provocando inflación y devaluaciones.
Por ello la economía del país ha fracasado sexenio tras sexenio aun cuando a tal deterioro también contribuya el hecho de que los burócratas ostenten mucho poder y en sus manos tengan el manejo presupuestal.
Tan sólo en las últimas siete administraciones presidenciales donde se incluye la del momento, se han implementado diversos programas económicos, pero estos no han funcionado quizá por falta de continuidad o tal vez porque no ha existido voluntad para apostarle a un fortalecimiento sostenido y sustentable en la materia.
Soberanía agraviada
En el contexto de la globalización y dada la cercanía de México con los Estados Unidos de Norteamérica, el respeto a nuestra soberanía pasa a ser un asunto sólo de derecho porque en el hecho bien sabemos que los gringos no respetan a México como Nación libre –aunque persiste la legítima aspiración de sobresalir y dejar de ser un país del tercer mundo–, ya que en la práctica ésta es burlada una y otra vez por el imperialismo yanqui, so pretexto de las múltiples y variadas relaciones establecidas de manera necesaria con sus vecinos cercanos y lejanos, en aras de la conveniencia mutua.
Ahora el clima de violencia que padece nuestra Nación despierta el apetito intervencionista del Tío Sam.
También existe una serie de mecanismos e instituciones que se han consolidado en la era de la globalización y están al servicio de los países ricos: el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), por ejemplo.
Estos organismos marcan la pauta a seguir y son el brazo diplomático de la fuerza imperial.
La otra cara es la intervención abierta.
Sometimiento
México, no obstante haber diversificado sus relaciones con las naciones del orbe a lo largo de su historia, sigue moviéndose en la órbita estadounidense.
Su condición de país subordinado propicia que los americanos’ insistan en apropiarse de nuestros recursos naturales, merced a su voracidad, a la vez que
incrementan su influencia sobre diversas áreas de la economía nacional.
No se puede negar que el mexicano es un pueblo dependiente de los vecinos del norte en tecnología, inversión y comercio.
De igual manera estamos subordinados en lo que respecta a las importaciones de nuestros productos primarios.
Esto demuestra que la balanza comercial es a favor, en mucho, de los gringos.
Y lo peor del caso es que ya exhibieron la tentación de querer intervenir en asuntos de política interna y exterior, con el pretexto de la defensa de sus intereses –sobre todo en lo que se refiere a la seguridad de sus compatriotas y su territorio mismo–, arrogándose, así, la facultad de ser árbitros de la ‘democracia y la libertad’ en cualquier parte del mundo, o de patrullar con sus fuerzas armadas las zonas fronterizas más peligrosas de acá de este lado de su frontera sur, que es el primer objetivo de Trump y sus acompañantes neonazis previo a iniciar la obra física que marcaría su línea divisoria con México.
O sea, el muro de la ignominia.
Es algo que no toleramos los mexicanos, pese a las evidentes diferencias que existen entre las fuerzas políticas que se mueven al interior del país.
De ahí que con todo y los tropiezos que tenemos y las evidentes carencias que impiden un justo desarrollo a nivel nacional, al momento en que se percibe en riesgo la soberanía, la paz y la libertad, las diferencias internas se atenuarían y se antepondría el interés superior de México.
Sin embargo, tampoco se puede soslayar el hecho de que en casa tenemos fuerzas retrógradas que trabajan denodadamente para entregar la plaza a intereses externos.
Afortunadamente son una minoría de apátridas que no han podido contaminar a la gran mayoría de los mexicanos.
Y ante este escenario en enero próximo asumirá Trump el poder en la Unión Americana, teniendo de testigo, entre otros jefes de Estado, al hoy inquilino de la residencia oficial de Los Pinos.
Inmigrantes agredidos
En plena víspera del asueto decembrino, sé que miles de pasaporteados se preparan a cruzar la frontera. Pero a diferencia de la vigilancia federal que se despliega en otras temporadas (para evitar que resulten víctimas de extorsionadores, chantajistas y todo tipo de delincuentes), hoy no hay en los puentes fronterizos ni en las carreteras los convoyes destacados para su protección.
De cualquier forma hay que advertir sobre los peligros que podrían enfrentar los hispanos al retornar, por carretera, a sus lugares de origen.
Justo al cruzar la línea divisoria, el emigrante debe enfrentar tanto al personal de Aduanas y de Migración, como a la inseguridad.
Sobre todo a los delincuentes, pues apenas ‘brincando’ hay bandas de asaltantes y criminales, aparte de los traficantes de indocumentados, cuyo insano propósito es practicar el robo, el homicidio y las violaciones de aquellos inocentes que no se pongan a tono con los jefes.
Y hasta parece funcionan con total impunidad en la franja fronteriza, siempre protegidos por las autoridades policíacas y los funcionarios de Migración, en base al pago inmediato de cuotas.
Son reiteradas las historias que se cuentan sobre los grupos de hispanos que han sido despojados de sus pertenencias por negarse a entregar las cuotas exigidas, o que son recogidos en estado grave merced a las golpizas recibidas para quitarles sus pertenencias.
Si bien les va a los latinos y logran internarse en territorio nacional, con éxito, más hacia el sur seguirán trasladándose bajo un contexto de incertidumbre por los retenes de malandrines o los abusos de que serían objeto por parte de las corporaciones policiales, en su búsqueda de alimentarse con el dinero ajeno.
Hasta hoy no se ha sabido de la detención de ningún delincuente, ni agente, aprehendido por abusar de los ‘paisanos’
Pero de que habrá casos para comprobarlo, claro que los habrá.
Y hasta le doy ‘moche’, si quiere Usted apostar.
Turismo cinegético
Con la creación de la Secretaría de Turismo, desconozco si aún opera la Comisión Especial para la Conservación y Aprovechamiento Económico de la Vida Silvestre.
Y ninguna autoridad ha informado al respecto, pese a que ya inició la temporada 2016-17 para la cacería del venado cola blanca y de otras especies.
Hasta la temporada anterior, hubo personajes cercanos al entonces gobernador Egidio Torre Cantú que mucho atentaron contra el desarrollo del turismo cinegético en la entidad.
Y hasta por el arco del triunfo se pasaron las instrucciones de quien en esa administración fue secretaria de Desarrollo Económico y Turismo (Mónica González García), haciendo como que no la veían ni la oían, en cuanto al tema, porque simple y llanamente ella lo desconocía.
O quizás sigue ignorándolo.
Pero igual asomaron comentarios en el sentido de que ella, como responsable del área, no daba la cara para que los verdaderos manejadores del organismo se despacharan con la cuchara grande y así evitar ser golpeada en su intento de convertirse en diputada local, que, por cierto, logró en la elección de junio próximo pasado.
Se lo comento porque hay propietarios de ranchos cinegéticos que, nuevamente, protestan por el despojo de sus derechos, y, a nombre de los ex funcionarios, han sido amenazados con el rollo de cancelarles sus permisos ante la Federación en caso de que no se sometan a sus caprichos de disponer de los cintillos como mejor les venga en gana, tal y como en el pasado lo hicieron.
Sobre todo ahora cuando justo arrancó la temporada de cacería del venado cola blanca.
Obvio es, también, que las nuevas autoridades han ignorado a los propietarios de los ranchos cinegéticos que se oponen a caer en las garras de los sujetos que en la práctica (ilegal) de la cacería pretenden erigir todo un imperio, siendo que ellos, con su actividad y sin falsos paternalismos, atraen para el estado una derrama económica considerable, en dólares, que sólo es equiparable a la obtenida allá en Coahuila y Nuevo León.
Padrón tamaulipeco
En Tamaulipas existen cerca de dos mil unidades para la Conservación, Manejo y Aprovechamiento Sustentable de la vida silvestre –mejor conocidas como ‘UMA’s’–, distribuidas a lo largo y ancho de los 43 municipios.
Éstas por su naturaleza propia atrapan recursos a la entidad que oscilan entre:
a) Los 14 millones de dólares en tan sólo 75 días (aproximadamente) que es el tiempo estimado de la cacería autorizado, tal y como lo establece el convenio de descentralización de funciones en materia de vida silvestre signado entre el Gobierno estatal y la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (del gobierno federal);
b) 12 millones de dólares, igual en los dos meses autorizados, en la cacería de venados; y
c) Al menos 4 millones de dólares en lo que respecta a especies varias. En éstas se incluyen patos y gansos, codornices, jabalíes y guajolotes, entre otras.
Estamos hablando de cerca de 32 millones de dólares, que quizá no podrían recaudarse en otras actividades turísticas, aun considerando a los empresarios y políticos adinerados que ya le tomaron el gusto a la cacería.
El tema es tan interesante como profundo.
Y de él me ocuparé en entregas posteriores para encuerar a quien a nombre del Gobernador, en su codicia atente contra la economía estatal, con la intención de medrar con el turismo cinegético.
Obviamente, el nacional y extranjero.
E-m@il
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