Primero fue la enorme deuda de 350 millones de pesos, después los préstanos ilegales de más de 2 millones otorgados a síndicos y regidores y ahora la dispendiosa vida de reyes que algunos funcionarios del gobierno del ex alcalde Gustavo Torres Salinas se dieron a lo largo de la gestión a costa del erario y de las contribuciones de los ciudadanos, irregularidades que explican algunas de las causas del creciente rechazo de los ciudadanos al PRI.
Como en las ocasiones anteriores, fue otra vez el presidente de la comisión de transparencia del ayuntamiento de Tampico, el panista José Antonio Heredia Niño, el que sacó a la luz pública la serie de anomalías en la que habría incurrido el gobierno porteño que precedió al de la alcaldesa Magdalena Peraza Guerra.
Viajes a París, hospedaje en hoteles de lujo, costosos restaurantes de primer mundo, consumo de vinos caros, entre otros “gastos superfluos” cubiertos “dispendiosamente” a base de tarjetazos del ex munícipe y el ex tesorero, Gerardo Gómez Ibarra, intervenciones quirúrgicas en beneficio de los cuates en instituciones médicas de primera del municipio, todo, por supuesto, con cargo al presupuesto de la ciudad, fueron algunas de los despilfarros que, a decir del edil blanquiazul, caracterizaron al régimen del priista Torres Salinas.
Sin embargo, como se trata de actos ilegales, desvió de recursos públicos por 154 millones, que podrían conformar la comisión de algunos delitos, la balconeada no será únicamente mediática, la documentación de los presuntos ilícitos será puesta a disposición de la Auditoría Superior del Estado para que proceda conforme considere pertinente y en su caso se sancione penalmente a quienes resulten responsables.
Mientras son peras o son manzanas, el caso de la supuestas amenazas de que enviaría tropas a nuestro país para combatir a los traficantes de drogas hechas por Donald Trump a su homólogo mexicano Enrique Peña Nieto, que este niega, durante la conversación telefónica que sostuvieron recientemente los dos jefes de Estado, registró ayer un nuevo episodio.
Al igual que EPN, la Casa Blanca desmintió originalmente la supuesta advertencia, sin embargo, un funcionario del magnate estadounidense, que pidió que se mantuviera su nombre en el anonimato, aceptó que el sucesor de Barack Obama si amenazó realmente al actual inquilino de los Pinos con el envío de militares pero que se trató de una amenaza coloquial que, de ser veraz, exhibiría también coloquialmente al Jefe del Ejecutivo federal.
Pero ¿qué fue lo que realmente sucedió? Se ignora, aunque sería fácil aclarar plenamente el asunto. Bastaría que se diera a conocer a la opinión pública el contenido de la plática, como pasó con un incidente similar protagonizado hace 15 años entre el presidente mexicano Vicente Fox Quesada y el extinto comandante cubano Fidel Castro Ruz.
Como se recordará, previo a la reunión cumbre de la ONU de Monterrey del 2002, Fox habló con el premier antillano al que le pidió que después de la comida se retirara de la reunión porque así se lo había pedido el presidente de los EE. UU. George W. Bush, el famoso “comes y te vas”. El vaquero de san Cristóbal rechazó la versión pero luego el líder revolucionario difundió la grabación de la charla que demostró que la petición había sido real y exhibió ante el mundo al entonces presidente de México como un empleado del jefe político de gringolandia.
Con eso se aclararían las cosas, cesarían la especulaciones y tanto los mexicanos como los estadounidenses sabrían la verdad sobre el asunto.
La buena noticia para los priistas tamaulipecos, por otra parte, es que, según adelantó ayer la presidenta interina del PRI del Estado, Aida Zulema Flores Peña, antes de que concluya la primera quincena de febrero, el alto mando nacional del tricolor designará al delegado del CEN en la entidad que iniciaría el proceso de elección del nuevo jerarca estatal.
Si no resulta otra promesa incumplida de Enrique Ochoa Reza, como la que formuló en septiembre del 2016 cuando anunció que el relevo del CDE se resolvería el pasado mes de agosto que resultó falsa, en once o doce días se despejará la incógnita que mantiene inmovilizado al Revolucionario Institucional y definirá el destino político de la agrupación, actualmente en desgracia.
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