¿Qué sucede en la Secretaría de Salud de Tamaulipas?
Prácticamente todo parece caminar en camino sin pavimento. Las obras en proceso han caído en un estancamiento riesgoso, los trabajadores han entrado en una fase de indolencia que da grima, prácticamente nadie conoce a los subsecretarios y las puertas de éstos están cerradas a piedra y lodo para propios y extraños.
¿A quién responsabilizar de este escenario?
En lo externo es complicado endosar culpas a alguien en particular, pero en el interior de la dependencia, de acuerdo a la voz popular, la mayoría de los titulares de jefaturas y direcciones hacia arriba ya tienen nombres, apellidos y cargo del presunto autor de este desaguisado. Como acostumbraba decir un viejo periodista, le daré una pista con sus “iniciales”: Luis Alberto García Lozano, secretario particular de la señora Madero y recién llegado del vecino Nuevo León, amo –dicen quienes se dicen enterados– de las decisiones en el sistema.
Si es o no es don Luis Alberto el culpable del atascamiento que sufre salud estatal, corresponde a su jefa resolver el problema o ignorar el señalamiento, dependiendo de cuál sea la realidad, pero lo cierto es que los tumbos que hasta ahora da un rubro que hace un año era orgullo de la administración estatal, debería quitar el sueño a más de tres.
Cuidado con quienes no han entendido su papel. El gobernador Francisco García Cabeza de Vaca ha sido muy claro desde el primer día de su mandato en
cuanto a la alta calidad en el servicio público que se debe ofrecer a la sociedad en su administración. El mismo da muestras cotidianas de esa actitud y recorre el Estado para dialogar y encontrar consensos con empresarios, estudiantes, amas de casa, campesinos, obreros, maestros y en general con todos los sectores activos. Están las puertas abiertas donde va.
Pero el ejemplo del número uno no parece hacer mella en el sector salud…
¿Alguien escuchó?
A pesar de su indudable importancia para el presente y futuro de Tamaulipas, el anuncio no parece haber movido las fibras del Estado.
La semana pasada el presidente Enrique Peña Nieto dio a conocer que el capital privado ya ha comprometido alrededor de 70 mil millones de dólares para invertir en el sector energético nacional, a partir de que se dio la reforma estructural en ese segmento.
Y la pregunta surge natural:
¿Por qué tendría que levantar las antenas a los tamaulipecos ese mensaje presidencial?
Sencillo: Porque la mayor parte de esa fortuna etiquetada y comprometida tiene destino en aguas profundas del Bloque Trión, en el Golfo de México, precisamente frente a Tamaulipas en las cercanías de Matamoros. El mayor filón de oro negro que tiene en sus manos nuestro país.
Esa expectativa debería ser suficiente para retumbar tambores, sonar trompetas y lanzar campanas al vuelo, por el benéfico efecto que con certeza tendrá sobre esta geografía –en 10 años la economía del Estado será otra conforme a los pronósticos– pero hasta ahora no he visto ni he oído pronunciarse en ese sentido a la Secretaría de Desarrollo Económico o a otra autoridad similar. Es la confirmación de que Tamaulipas será el eje de la explotación petrolera en la próxima década y aquí nadie levanta por lo menos una ceja.
¿Dónde están las autoridades de Energía, sea Comisión, agencia, Secretaría o lo que resulte?…
La frase de hoy
“El destino es el que baraja las cartas, pero nosotros somos los que las jugamos…”
William Shakespeare/Escritor inglés
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