Pocas cosas pueden ser más saludables para tu organismo, y es una práctica que no todos aplicamos en nuestro día a día. Las prisas, el disponer de poco tiempo para el almuerzo o, incluso, llegar a casa con mucha hambre hacen que, al final, terminemos nuestros platos en un visto y no visto.
Masticar rápidamente los alimentos provoca no solo malas digestiones, sino que aumentemos de peso e, incluso, que no absorbamos correctamente los nutrientes. ¿Quieres conocer más datos? Entonces no te pierdas toda la información al respecto de este tema.
“Comer pausadamente estimula la producción de las hormonas de la saciedad, como la CKK, y reduce las hormonas que aumentan el hambre, como la grelina. Entre más despacio comemos, menos alimentos ingerimos, pues logramos sentir mejor el sabor y el aroma de la comida”, explica Mariana Jiménez, nutricionista del Hospital Israelita Albert Einstein, en Brasil.
También de acuerdo con la experta, masticar despacio evita las molestias gastrointestinales tales como el ardor en el estómago, dolor abdominal y flatulencia, aparte de mejorar la digestión y absorción de nutrientes.
“Mientras mejor es la absorción de la comida, mayor es la asimilación de vitaminas, proteínas, minerales, reduciendo la necesidad de comer de manera compulsiva,” dice Jiménez.
Con información de Terra.