El rechazo mayoritario al PRI es evidente. Lo sabe Dios y lo sabe el mundo. Es razón para considerar que difícilmente logrará repetir en Los Pinos con todo y el discurso de Peña Nieto en el seno de su partido y a pesar de la propuesta de Manlio Fabio Beltrones relativa a un gobierno “de coalición”. Ojo que Cuauhtémoc Cárdenas se adhiere a esta última opción no sólo como buen personero del sistema sino para mostrar por enésima ocasión sus complejos y mediocridad que lo llevan a rechazar que el mejor candidato de la izquierda para el 018 es López Obrador.
No ganará el tricolor el próximo año y es remoto que el PAN logre hazañas del pasado porque en este partido apenas les queda tiempo para terminar de hacerse pedazos.
De manera que en este caos sólo les resta unirse en santa alianza para detener el avance de MORENA y desde luego de “El peje”. De ahí surge la idea de integrar un régimen “de coalición” toda vez que no existe otra salida para conservar el status que incluye corrupción e impunidad en este enorme escenario de simulación en que está convertida la república. Y ni modo que sea invento.
Se trata de presentar un frente de complicidad contra el hartazgo de una sociedad civil dispuesta a rescatar su dignidad a través de la única forma que le es permitido, sea por medio del voto. Usted preguntará “¿y el PRD?”…bueno estaremos de acuerdo en que sufre una lenta y penosa agonía como resultado de la voracidad desmedida de algunos próceres entregados “en cuerpo y alma” al supremo gobierno como Miguel Ángel Mancera, Silvano Aureoles, Graco Ramírez y hasta Alejandra Barrales, la dirigente arrinconada por “Los chuchos” (Ortega y Zambrano) empeñados estos últimos en cumplir el objetivo de destruir a dicho partido… Bajo consigna oficial, desde luego.
Por otra parte, la probable unificación PRI-PAN significaría un acto “in artículo mortis” y créalo que lo van a intentar haciendo a un lado cualquier escrúpulo ideológico e histórico. Si es que aun conservan alguno. Aquí lo que importa es el poder y por consecuencia el gran negocio personal, familiar y de grupo que representa México. Y es que la oligarquía no fácilmente querrá deshacerse de su relación con el capital internacional que ya les rinde sabrosas ganancias “desde-en-denantes”, como dirían en el ranchero.
Por cierto que las autoridades judiciales bien guardadito tienen el nombre del ex director de PEMEX que presuntamente recibió algo más de diez millones de dólares para autorizar obras a la constructora brasileña Odebrecht, cuyos ejecutivos permanecen tras las rejas al comprobarse que la extorsión era la llave maestra para seducir a funcionarios latinoamericanos.
De este caso Calderón se deslindó, pero quedan otros funcionarios intermedios entre el último régimen panista y el actual que muchos “secretitos” podrían declarar ante la justicia. Por obvias razones sería hasta después del 018 cuando ni PRI ni PAN gobiernen sino MORENA.
Quedamos en que el grupo dominante encabezado por el PRI no dejará fácilmente la presidencia. De ahí la advertencia de AMLO en cuanto a que el último en discurso de EPN en la sede del tricolor significa seria amenaza para la democracia puesto que de alguna manera avala un posible fraude al más viejo estilo del tricolor, es decir, utilizando toda la fuerza del poder.
Sin embargo no está por demás insistir sobre el riesgo que representa instrumentar el fraude electoral el próximo año. Y no para el prestigio internacional de México que ya poco importa, sino para conservar la escasa estabilidad social.
Universidad que avanza
Quien suponga que las circunstancias debilitan a la UAT y a sus autoridades, están equivocados. Y es que la fortaleza de la máxima casa de estudios no se construyó de la noche a la mañana, por el contrario, es un patrimonio tanto moral como material y académico, que la sociedad fue edificando a través de diversas etapas muchas de las cuales ya están superadas o casi, para ser más exactos, porque no podemos negar que aun existen pequeños lunares que poco significan ante el enorme desarrollo alcanzado por la institución en todos los aspectos.
No se puede negar entonces, el impulso logrado bajo el rectorado de Enrique Etienne Pérez del Río, quien alguna vez dijo al columnista que llegaba a la UAT “a poner orden”, lo cual cumple con creces.
Ahora existen diversas opiniones respecto de su permanencia en el cargo al término del periodo. Como sabéis podría reelegirse, está en su derecho y aunque no lo ha declarado abiertamente bueno sería que sucediera por la sencilla razón de que lo ha hecho bien en una responsabilidad donde no se admiten improvisaciones.
Y es que la UAT enfila por la ancha alameda del reconocimiento nacional e internacional superados que fueron obstáculos interpuestos por grupos de interés que es necesario decirlo, tomaron a la institución como botín por muchos años. Y de ello la sociedad es invaluable testigo.
Falta tiempo y han de suceder muchas cosas pero de que la UAT avanza por el camino correcto, eso-que-ni-que.
Sucede que
Mientras tanto en el congreso local sigue pendiente la anulación de los privilegios otorgados a ex funcionarios que además de ofensivos para la sociedad, significan importante sangría a las finanzas públicas. Pregunto: ¿a alguien le importa?.
Y hasta la próxima.
*El autor es Premio Nacional de Periodismo 2016.