Horas después de sumar adeptos del salinismo, el zedillismo y el empresariado promotor y beneficiario del modelo económico neoliberal por su discurso económico de continuidad, Andrés Manuel López Obrador regresó a lo suyo y sus amenazas de revertir todas las reformas peñistas le hizo perder esas simpatías conservadoras porque al final de cuentas es un populista sin remedio. Los primeros datos que están consolidando empresas encuestadoras de alto nivel revelan que el regreso de López Obrador al populismo le hizo perder como 5 puntos porcentuales en las tendencias del voto y por razones obvias se regresaron al PRI. Y en los neomorenistas que salieron de salinismo y el zedillismo están muy nerviosos porque se sintieron engañados –ingenuos de suyo– por el discurso amoroso y de compromiso con la estabilidad macroeconómica del tabasqueño.
Eso sí, el aviso de López Obrador de revertir la reforma educativa peñista causó furor en los seguidores de la CNTE, sobre todo porque sigue
vigente el compromiso del tabasqueño de nombrar a algún líder de ese organismo o de la Sección 22 de Oaxaca como secretario de Educación Pública de
su gabinete presidencial.
Algunos empresarios que habían sido convencidos por la demagogia del empresario salinista regiomontano Alfonso Romo Garza –ahora como operador de apoyos empresariales para López Obrador– han comenzado a decir que no entienden cómo López Obrador dice una cosa un día y luego otra contraria al siguiente.
En este contexto se localizó la politización de la convención bancaria de este año con su lema significativo: “el dilema global: liberalismo vs. populismo”, sobre todo porque días antes de esa reunión en Acapulco hubo banqueros que se dijeron convencidos con el discurso estabilizador en lo económico de López Obrador y afirmaron estar dispuestos a trabajar con él si ganaba la presidencia en el 2018.
En este sentido se reconfirma que el principal enemigo político de López Obrador es… López Obrador. Todo lo que había avanzado como candidato de la estabilidad macroeconómica se vino abajo con su amenaza de revertir todas las reformas peñistas. Y si se agregan las ofensas del tabasqueño al ejército, entonces las próximas encuestas van a registrar una baja en los votos flotantes que le daban la ventaja.
Esos votos, por lo demás, se están reacomodando. Los primeros datos indican que el populismo y las ofensas contra el ejército le quitaron a López Obrador cuando menos 5 puntos porcentuales y otros 5 los perdió el expriísta-neoindependiente Jaime Rodríguez El Bronco por su fracaso en el gobierno de Nuevo León, con el indicio de que 8 de esos puntos se fueron con Miguel Angel Osorio Chong, ahora activo secretario de Gobernación con exposición mediática, y apenas 2 a favor de Margarita Zavala de Calderón.
Lo peor para López Obrador es que sus explosiones de carácter afectan la fragilidad de alianzas con actores del sistema que si bien no aportan votos en volumen, sí ofrecen imagen de estabilidad y credibilidad. Pero sobre todo revelan que López Obrador, de nueva cuenta, está engañando a los electores ofreciendo una imagen de compromiso estabilizador, pero en el fondo es el populista de siempre. Sus amenazas de revertir las reformas le redujeron presencia en las élites de centro-derecha que estaban diciendo que el tabasqueño “no es tan populista como dicen”.
En la realidad, López Obrador es un típico político priísta que vive del engaño a los electores.
Política para dummies: La política es el arte de ganar adeptos, pero el camino más corto y efectivo para perderlos.
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El secretario de Salud, José Narro, se incorporó a los promotores del voto para el PRI en el Estado de México. Dicen que es una manera de que conozca cómo se hace política electoral y para que se gane su puesto como precandidato presidencial.
Más que el PRI, la sociedad se va a probar en Coahuila. El exgobernador Humberto Moreira, que abandonó la presidencia del PRI en plena campaña de Peña Nieto por las acusaciones en su contra por la deuda en Coahuila, ahora será candidato a diputado de un partido local. El problema no radica en que alguien lo nomine sino si habrá sociedad que vote a su favor. La sociedad es la responsable de sus políticos.
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