CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- Luego de que hace tres años veneros de agua dañaron el patrimonio de alrededor de 200 familias del fraccionamiento Haciendas del Santuario, las constructoras Alvator y Caletto abandonaron la ciudad sin responder a la demanda que tienen contra ellos.
Habitantes del fraccionamiento comentaron indignados que tras el paso del tiempo, se pavimentó la vialidad y solucionó el problema de hundimiento, pero ni el seguro ni los fraccionadores dieron la cara por las casas cuarteadas o contaminadas de hongo debido a la humedad, incluso hubo quienes prefirieron abandonar las viviendas.
Teresa Hernández, quien radica en este sector, platicó que hace tres años cayeron 27 pulgadas de lluvia tras el paso del frente frío número 2, con lo cual inició el brote de agua del suelo y causó que las calles, casas, y sus paredes, se cuartearan por la humedad.
En ese entonces Mark Briones, representante del sector, organizó un comité cuyo fin era exigirle tanto a las constructoras Alvator y Caletto como al gobierno municipal de aquel entonces el que les diera una solución a esta problemática.
Incluso, recuerda, levantaron firmas e hicieron una denuncia en contra de los fraccionadores, los cuales al poco tiempo de ser denunciados en los medios y redes sociales dejaron la ciudad sin rendir cuentas ni darles solución.
“No contestan teléfonos, los cambiaron, es más ya dejaron la ciudad”, afirmó Carlos Pérez, vecino del sector.
María García, quien también habita en esa zona, explicó que por su parte le llamó a Bancomer, banco al cual pertenece el seguro que adquieren automáticamente al realizar los pagos de la casa, los cuales asistieron a haber la evaluación de daños, sin respuesta favorable.
“Me dijo que el seguro no cubría eso, que solo cubría inundaciones dentro de la casa, ya ve que las calles estaban bien feas, o incendios, pero solamente adentro de la casa”, a pesar de que el enjarre de varios cuartos se cayó y sus paredes se cuartearon.
Al poco tiempo el gobierno municipal colocó un pozo de extracción de agua para utilizarla para el consumo humano, con lo cual terminó el problema de escurrimientos que sufrían, además de pavimentar los accesos, los cuales eran auténticos lodazales.
Sin embargo, el daño de las viviendas tendría que ser cubierto por sus habitantes, los cuales iban desde una simple humedad, hasta bardas cuarteadas o de plano derrumbadas al ablandarse sus cimientos.
El problema fue tal que, hasta la fecha, muchas viviendas aún presentan esos daños y es común ver la humedad que escalo por las paredes desde las fachadas, otros por su parte prefirieron abandonar las casas o ponerlas en venta.
Por este motivo es numerosa la cantidad de casas, que a pesar de aparentar buena construcción con tres habitaciones y de dos pisos, hoy se encuentran entre el monte y cerradas con grandes candados.
Respecto a la actitud de sus habitantes, aún lamentan lo cometido porque han tenido que correr con sus propios gastos, aún cuando jamás se les advirtió del problema de veneros que tiene la zona, incluso en residencias que se encuentran dentro del fraccionamiento.