Son dos días diferentes.
15 de mayo, Reynosa Tamaulipas:
El Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, anuncia en esa ciudad durante una reunión de seguridad que pese a la tragedia casi diaria que vive esa ciudad, no habrá ni un solo efectivo más de las fuerzas federales para Tamaulipas, en el combate a la delincuencia. No hay medias tintas en las palabras
del funcionario o una puerta semi abierta a la duda: ni uno más.
16 de mayo, Acapulco, Guerrero:
El mismo Secretario, con apenas 24 horas de diferencia, anuncia en este puerto en otra reunión de seguridad, que se destinarán mil soldados más a la zona de Tierra Caliente, por los enfrentamientos violentos que sufre esa zona. Por si alguien no entendió, asegura que el gobierno federal no descansará hasta devolver la tranquilidad a ese Estado.
Las preguntas surgen naturales:
¿Cuál es la diferencia entre la violencia y muertes sufridas en la frontera de nuestro Estado con las tragedias registradas en Guerrero?
¿Qué hace más importante a Guerrero sobre Tamaulipas?
Y la que cala hasta los huesos:
¿Valen más las vidas y patrimonios de los acapulqueños y alrededores que las de los tamaulipecos?
Por favor, que alguien me explique el porqué de la abismal diferencia entre la generosa reacción federal concedida a Guerrero y el tratamiento hosco, casi descortés, otorgado a nuestra patria chica exactamente sobre el mismo tema y prácticamente en las mismas condiciones, plasmado en una advertencia de Osorio equivalente a un “rásquense con sus propias uñas”, matizado ahora con el anuncio de patrullajes y vigilancia para tratar de reducir en esta geografía la “ordeña” de ductos petroleros, que afecta a la economía pero no le pega en forma directa a las vidas de quienes residimos en este solar.
En la percepción de su servidor, el balance quita el sueño.
Con el ofrecimiento a Guerrero dado a conocer ayer, el mensaje del titular de la SEGOB dejó claro que Tamaulipas no es punto focal para atenderlo en ese orden de gobierno en cuestión delictiva. La esperanza generada el lunes por un combate al crimen con la inteligencia como herramienta principal, como lo ofreció el mismo Osorio, se derrumba ante la abierta predilección por proteger a esa costa del Pacífico.
No le entiendo a don Miguel Ángel. Nadie tiene dudas sobre la importancia turística de Acapulco y puntos cercanos. Sería absurdo no atender uno de las principales fuentes de ingreso para el país en ese rubro.
Pero como decían los abuelos, a cada quien y a cada cual lo suyo.
Tamaulipas representa uno de los mayores filones de oro –entendido como dinero– para el país. Sus puertos, sus cruces fronterizos, su industria petroquímica, su ubicación ideal para la explotación de yacimientos en aguas profundas, su comercio internacional, su competitividad maquiladora y hasta su turismo en menor escala, lo hace una piedra preciosa en la corona nacional. Si Guerrero genera miles de millones de dólares al año por el ingreso de paseantes, nuestro Estado produce dos o tres veces más con su portentoso movimiento económico. Y sin más ni menos, tranquilamente el gobierno federal lo está mandando al
cuerno.
Insisto: Que alguien me explique por favor…
Voz popular
Corre una versión en las calles y cafés de Reynosa, sobre los famosos túneles encontrados en el penal de esa ciudad.
Aseguran esas voces populares –“díceres” les llaman en el campo– que por lo menos una de esas construcciones tenía un largo tiempo operando, desde el sexenio
egidista y el trienio del ex alcalde José Elías Flores. Todos lo sabían, menos al parecer las autoridades penales. Dicen, insisto.
Eso les pasa por no escuchar al pueblo…
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