TRÍPOLI.- El asesinato de más de 140 personas en una base aérea en el sur de Libia, atribuido a fuerzas afines al gobierno de unidad reconocido por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), amenaza hoy con agravar la guerra civil en este país.
El coronel Ahmed Mismari, portavoz del Ejército Nacional Libio (ENL), liderado por el mariscal Jalifa Hafter, confirmó la muerte de 141 personas, incluidos civiles, en el ataque perpetrado contra su base aérea de Al-Shatti Brak, en pleno desierto libio.
El ataque fue planeado y conducido por una milicia aliada del gobierno, dirigida por Ahmed Abduljalil al-Hasnawi, para tomar el control de la base aérea, señaló Mismari en una conferencia de prensa, durante la cual advirtió que el ENL dará una dura respuesta.
El vocero afirmó que el ENL había comenzado ya ataques aéreos en la base aérea de Jufra y que continuarían, “no habrá ningún alto al fuego”, sentenció, citado en reportes del periódico local Libya Herald.
Precisó que en el asalto murieron 103 hombres de ambos bandos y que otros 42 resultaron heridos, mientras que el resto de las víctimas eran civiles que trabajaban en la base, como los conductores de los camiones utilizados para distribuir suministros.
Indicó que los miembros de la milicia leal al gobierno en Trípoli llevaron a cabo ejecuciones sumarias durante su asalto a la base del ENL, aprovechando que los soldados regresaban de un desfile militar y no estaban armados.
La mayoría de los muertos son soldados del ENL, una alianza en el este del país que no reconoce el gobierno en la capital, Trípoli, y ha estado en control de la base aérea desde diciembre pasado.
Las fuerzas de Al-Hasnawi, leales al Acuerdo Nacional de Gobierno (ANG) reconocido por la ONU, negaron haber lanzado el ataque, por lo que fue establecida una comisión para investigar las acusaciones del ENL.
El ministro de Defensa del ANG, Mahdi al-Barghathi, fue suspendido hasta el resultado de investigación, al igual que Jamal al-Treki, jefe de la milicia “Tercera Fuerza” del ANG, señalada como responsable directa del ataque.
Libia ha sido sacudida por el caos desde el levantamiento popular de 2011 que derrocó y mató al líder libio Muammar Gadafi, ya que milicias y autoridades rivales luchan por hacerse del control del país, rico en petróleo.
Martin Kobler, enviado de la ONU a Libia, expresó su “indignación” por los informes del mortal ataque y advirtió que, si se trató de un “ataque no provocado”, entonces podría constituir crímenes de guerra y ser procesado por la Corte Penal Internacional (CPI).
El presidente del Parlamento libio, Aguila Saleh, acusó a la Tercera Fuerza del ANG de cometer una “grave violación” al acuerdo de tregua alcanzado entre Haftar y Fayez al Sarraj, jefe del gobierno basado en Trípoli, en Abu Dhabi el pasado 2 de mayo.
Después de las conversaciones de reconciliación, los dos hombres afirmaron haber acordado poner fin a la violencia en el sur de Libia, pero tras el ataque en Al-Shatti Brak, el ANG ordenó a las fuerzas armadas “tomar las medidas necesarias para responder al asalto”, dijo Saleh.
Las declaraciones y los hechos han encendido las luces de alarma, pues el conflicto podría agravarse en los próximos días.
Con información de Excelsior.