No obstante que a decir de los enterados el Delegado del CEN del PRI que estará a cargo del proceso de elección del nuevo dirigente estatal del partido en Tamaulipas surgiría de la terna conformada por Víctor Manuel Díaz Palacios, que es el favorito para obtener la designación, José Parcero López y Jorge Cantú Valderrama, a última hora se ha agregado a la lista probables el nombre de Rogelio Cerda Pérez.
El nuevo prospecto, nativo de Monterrey, Nuevo León, es abogado de profesión, tiene 65 años de edad y fue diputado de la 61 legislatura federal por su Estado natal, en el que se desempeñó, asimismo, como Secretario General de Gobierno, esto durante el periodo 2005-2007 del sexenio del gobernador José Natividad González Parás.
Si es correcta la versión, se prevé que el nuevo prospecto llegue a tierras tamaulipecas la próxima semana.
Sea quien sea al final de cuentas el delegado del alto mando nacional, los priistas tamaulipecos están ansiosos de que se despeje cuanto antes la incógnita que ponga punto final al creciente malestar y enojo de la militancia contra el jerarca nacional, Enrique Ochoa Reza, por el atraso y abandono en que tiene al partido en nuestra entidad.
Aunque habría que aclarar que la situación de malestar de las bases priistas contras las cúpulas no es exclusiva de Tamaulipas, la cosas andan igual o peor en las siete entidades en las que el Revolucionario Institucional perdió las gubernaturas en los procesos electorales del 2016 y la irritación es tal que más le valdría al pastor de las huestes del tricolor no pararse en estos momento por ninguna de ellas si no quiere exponerse a ser abucheado.
Recientemente, por ejemplo, varios ex dirigentes nacionales, estatales y legisladores se reunieron en conocido hotel de la capital del país localizado a media cuadra del Monumento a la Revolución para, además de pronunciarse abiertamente contra el dedazo en la elección del próximo candidato presidencial, criticaron enérgicamente la organización de la asamblea nacional que pretende, dijeron, reducir a 3 mil el número de delegados a las mesas temáticas, que, de concretarse, dejaría fuera del acto a más 7 mil.
También expresaron su rechazo a que el Comité Ejecutivo Nacional haya designado como delegado para el Estado de Morelos al diputado Fernando Charleston Hernández, que fuera Subsecretario de Finanzas del gobierno de Javier Duarte De Ochoa, a pesar de que el legislador es acusado de peculado.
Las críticas resultaron tan subidas de tono que no fueron pocos a los que el acto pareció un connato de rebelión.
Otro priista tamaulipeco que está más que molesto, pero no únicamente por el retraso en la elección del nuevo jerarca estatal del ex invencible, sino por la desbandada de militantes que abandonaron las filas de la agrupación, es el ex alcalde de Madero, Guadalupe González Galván.
Ayer el ex munícipe de la urbe petrolera explotó y llamó traidores, calificativo que dijo que, aunque le lastimaba porque se aplica a varios de sus amigos y compañeros, a aquellos priistas que, en vez de defender la camiseta en los momentos de adversidad, prefirieron huir a otros partidos políticos y no por motivos ideológicos sino sólo por conveniencia.
La realidad es que, salvo contadas excepciones, quienes incurren en esta práctica, son desleales para los miembros de la organización que abandonaron y advenedizos y convenenciero para los de la que llegan.
Al que, por otra parte, le salieron caro los abucheos de los enardecidos padres y madres de familia que el pasado 19 de junio irrumpieron en una conferencia que sustentaba Felipe Calderón Hinojosa en un salón de la Universidad del Caribe, de Cancún, Quintana Roo, para gritarle al ex presidente asesino, mentiroso, genocida y vividor, fue al rector de la institución de educación superior, Tirso Ordaz Coral.
Más tardó el gobernador Carlos Joaquín González, ex priista que llegó al cargo con la camiseta del PAN y el PRD, en enterarse
del penoso incidente que sacó de sus casillas al michoacano que en cesar inmediatamente al titular de la rectoría.
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