Bien dicen que “el que mucho abarca, poco aprieta”, y refiere a aquellos que buscan ser el ajonjolí de todos los moles, candil de la calle y oscuridad de su casa, los que por angas o mangas buscan andar en la punta del mitote, cosa que no tendría nada de malo si quien quiere andar metido en más de una responsabilidad, tiene los méritos comprobados y la capacidad para asumir dichas responsabilidades.
Para nadie es un secreto que el fútbol profesional de Tamaulipas se agrupó en un sólo paquete de apoyos que será siempre supervisado por la administración estatal; es decir, son herramienta para reconstruir el tejido social de nuestro estado ante las multitudes que arrastra, siempre y cuando se conjuga la expectación y los buenos resultados.
Y aunque forman parte de un mismo proyecto, se puede decir que Correcaminos, Atlético Reynosa y la Jaiba Brava del Tampico Madero están juntos… pero no revueltos.
Mientras que los del sur son respaldados por un fuerte grupo empresarial conformado por Orlegi y la familia San Román, ellos se cuecen aparte, por la otra parte del paquete es encabezada por Rafael Flores Alcocer quién tiene a su cargo al equipo de la capital y al de la frontera.
La Jaiba marca la pauta; se armaron bien, no dejaron de trabajar una vez concluido el torneo pasado, redondearon su plantel con la llegada de otro delantero, ya presentaron su nuevo uniforme y la pretemporada va caminando.
En tanto que Correcaminos sostiene juegos amistosos que a Ricardo Rayas le están dejando más dudas que soluciones, siguen entrenando con ropa deportiva de la antigua marca y aparentemente siguen necesitando más refuerzos que los lleven a ser competitivos aún con la incertidumbre si van a poder ascender o no, siendo lo segundo lo más probable.
Pese a ello, la directiva naranja tiene las manos metidas en el ahora llamado Atlético Reynosa, que de entrada el nombre no le agradó a los aficionados de esa frontera y para rematar, ni Flores, ni Miguel Mansur se han dado tiempo de acudir a presentarse y exponer ante los medios y la gente de qué se tratara ese proyecto, digo, si es que ellos ya lo saben.
Diría Cantinflas, “ahí está el detalle”; es por demás extraño que Flores vaya como a escondidas a aquella plaza ávida de un espectáculo a la altura del espíritu reynosense, que con el equipo rojo empezaba a fortalecer una identidad, y hoy que ha sido borrado de tajo, no se de certeza de al menos que es lo que se pretende hacer con este equipo.
Son cuatro los jugadores que pertenecen a Correcaminos a quienes les ordenaron que se fueran a jugar a Reynosa, igualmente desde victoria se decidió el nombre, el escudo y los colores, entonces ¿para qué tanto misterio?.
Los siete meses que tiene Rafael Flores en Correcaminos no han sido productivos, ni tampoco gratos. Un equipo que perdió la posibilidad de jugar CopaMX, que peleará por no descender y que prácticamente le cortaron la posibilidad de ascender, aunado a los enfrentamientos con la prensa, son los rasgos característicos de esta directiva que con esos antecedentes ya hace su arribo al futbol de la frontera.
Si Rafael Flores cree que con el hecho de hacerle al enmascarado yendo a reuniones secretas lo deslindan de responsabilidades, me temo decirle que se equivoca.
Ya han existido episodios pasados donde sujetos protagonistas sólo aparecen en el momento bueno y cuando se fracasa señalan a otros, así que si quiere asumir ese papel, nadie se lo prohíbe, pero tampoco engaña a los tamaulipecos.
Si pese a su comportamiento en Victoria, sus malas decisiones, imposición de jugadores y su voluble carácter nadie le ha dado un jalón de orejas, ¿pues qué le preocupa?… aviéntense mi Rafa, al cabo que si le va bien, que bueno, ya es ganancia, y si le va mal, pues que haga lo que hizo aquí, que le eche la culpa a la
prensa, a los aficionados o de plano, a los que estuvieron antes que él.
Nos leemos el próximo miércoles y aguas, porque tengo ojos en todos lados.
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