A Sergio Guajardo Maldonado, el dirigente (líder es otra cosa) estatal del PRI no le corre prisa, ha pasado más de una semana de su elección y al menos la que recién inicia la dedicará a ir a informes, pero de operación cicatriz, de legitimación, de acuerdos aún no hay nada, como si no hubiera llegado tarde su ungimiento.
Así es mis queridos boes, Checo Guajardo no se ha dado cuenta que tiene el tiempo encima y que la bola de nieve que se formó en Reynosa, donde ya le dijeron que allá los priistas locales mandan, le puede crecer tanto que lo va a arrollar.
Es cierto, Guajardo emanó como dirigente de un proceso ‘democrático’ con reglas claras y en la que su contendiente Óscar Luebbert tuvo las mismas oportunidades y el de Victoria ganó, pero eso estoy cierto no lo hace líder del PRI, porque el papelito que le dieron ese día decía presidente, líder, insisto es otra cosa muy distinta a lo que es Guajardo para el grueso de los priistas de Tamaulipas.
El es dirigente impuesto de la CNC, tendría que darse una ‘caladita’ con las bases tricolores, meterse a un mercado en Tampico o Matamoros o Reynosa, ahí donde los líderes de comerciantes los tienen adheridos al tricolor a la fuerza, si usted quiere, y preguntan por él mismo, se daría cuenta que no lo conocen. Pero el gremio es lo de menos, el nuevo dirigente estatal del Revolucionario Institucional debe entender que no es una figura de peso en el Estado y que por lo tanto a la hora de las negociaciones con los grupos de poder se le va a complicar.
Lo grave es que la hora de negociar está próxima, el proceso del 2018 de facto está en marcha y en dos o tres meses, los partidos tendrían que tener perfilados los cuadros con los que van a competir para alcaldías, diputaciones federales, senadores y presidente de la República.
Históricamente, el PRI de Tamaulipas designaba sus gallos en Casa de Gobierno, los decidía el gobernador pues, la dirigencia era a lo mucho la encargada de avisarles a los de los municipios chiquillos, porque a los grandes el propio gobernador se los decía.
Por eso es la urgencia, porque sería impensable que los aspirantes a las alcaldías y demás varios en disputa en el PRI vayan a San Pedro a hacer antesala a la residencia de Egidio Torre para que los palomee, el otro ex gobernador no se deja ver por sus asuntos con la PGR y el de más atrás en Italia pues menos.
Esa es la urgencia que no parece ver Checo Guajardo, porque si a Egidio y a Geño se le ponían al brinco los aspirantes de algunos municipios ¿se imaginan lo que le puede esperar a un presidente como el también ex delegado de SEDATU, con un liderazgo cuestionado y una presencia casi nula en muchos municipios?
Obviamente ante una dirigencia débil, los liderazgos locales y regionales van a comerle el mandado, no veo cómo Checo pueda imponer su ‘autoridad’ en Tampico, donde los empresarios siempre meten mano.
Ni siquiera pensar que pueda al menos sugerir candidato en Madero, donde de por sí los petroleros siempre se imponen, incluso contra las decisiones de los gobernadores, para poner a sus candidatos a alcaldes y diputados.
En Reynosa ya les dijeron que no se meta y por el estilo deben andar los grupos de Nuevo Laredo y Matamoros, parcelas donde no comulgaban con su candidatura para la dirigencia.
Pero además, el dirigente deberá afrontar también las sugerencias, líneas o recomendaciones de los tamaulipecos avecindados en la CD.MX. y que al menos al interior del CEN de PRI tienen peso, léase a: Paloma Guillén, Alejandro Guevara, Édgar Melhem y Marco Antonio Bernal
¿Entonces qué papel va a jugar Checo Guajardo?, tiene de dos sopas, sigue con su estrategia de querer hacer creer lo que nadie le cree, de que en el PRI no pasa nada o comienza ya la operación cicatriz y sobre todo a trabajar en la construcción de su liderazgo que no tiene.
Si eso no ocurre, el PRI estatal será el epicentro del caos político interno apenas pase el primer trimestre del 2018, cuando ya tenga que haber candidatos.
Si Checo no es líder para entonces, hasta los de San Nicolás (que son como 3; sarcasmo) le van a venir a tomar el partido si no están conformes con el candidato, no se diga los municipios grandes donde los que lideran los grupos tienen lana como para movilizar a cientos o miles.
¿Acaso creerá que la Secretaría General le va a arreglar esos problemas?, ¿en serio pensará que el grupo Victoria que lo hizo ganar también le va a tener que ayudar a meter orden en el desastre que ya se huele?, sabrá Dios que piense Guajardo, pero eso pinta muy mal.
El país de EPN…
Muy poco que decir del informe, el quinto, de Enrique Peña Nieto, estoy seguro que a muchos nos gustaría vivir en el país que ve en su cabecita y no en el real que cogobierma con todo y sus dos neuronas.
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