La historia anecdótica de nuestra ciudad es rica y soluble. Escribo de lo que vi y escuche, pero también de lo que me contaron de primera mano.
Nací, viví y crecí en uno de los barrios más pintorescos del centro de Victoria, el «18», escuchar y mirar era la fuente cultural de nuestra naturaleza de raza de barrio.
El Dr. Carlos Canales y el Licenciado Francisco L. Gojón eran grandes amigos. Muy apreciados y conocidos en la ciudad. El médico, Carlos y el abogado Francisco Luis Gojón, amigos de casino, de cacería, y de gusto por la vida. El doctor Canales era muy ocurrente. En realidad los Canales tienen todos a flor de labios las ocurrencias más jocosas.
Me contó mi querido e inolvidable amigo, Federico Gojón de la Garza, que en cierta ocasión, en el casino, fueron a «mear» juntos, Gojón y Canales, y mientras orinaban en el mingitorio, entro un «jotito» a orinar junto a ellos. Y el Dr. Carlos Canales le dijo al lic. Pancho Gojón: «Oiga compadre, a lo mejor no sabemos de lo que nos estamos perdiendo…».
A Don Pancho Gojón le vino una risa que hasta paro de orinar.
Los tiempos de ahora han cambiado para siempre. Quien sabe como diría el querido doctor de lo que nos estamos perdiendo.
Lo cierto que el censo ha aumentado, y ha desbordado las miradas castas de la ciudad.
Lo que antes era causa de risa y burla ahora es un derecho para cargar el chupón que más se le antoje y acomode. Todo da vuelta. Así es la vida. Yo no me volteo, aunque sople poco.




