17 diciembre, 2025

17 diciembre, 2025

Confesionario

Viva México…

Confesionario

Pasaron exactamente 32 años y la tragedia volvió, irónicamente fue a solo unas horas de haberla recordado con miles de simulacros por todo el país, la tierra se movió bajo la Ciudad de México y siete estados más, el saldo aún es preliminar, pero anoche ya rebasaba los 150 muertos y había cientos de heridos y millones en daños.

Así es mis queridos boes, el rastro de muerte y destrucción del sismo de 7.1 grados en la escala de Richter, paradójicamente revivía al otro México, del que poco se cuenta, al que pocos valoran, al México de la solidaridad espontánea, de las multitudes que se convierten en rescatistas, el México organizado, participativo y entregado al prójimo.

Habían pasado apenas unos minutos de la, hasta ahora, peor tragedia en lo que va del siglo en la capital del país y ya había cadenas humanas de miles de
civiles retirando escombros en busca de desconocidos que yacían atrapados entre los escombros.

Nadie los dirigía, el corazón los guiaba en un pleito contra la muerte, contra la tragedia, contra el embate cruel y despiadado de la naturaleza que parece decidida a terminar con la Gran Tenochitlán.

Desde las 13:15 horas en la capital y en el resto de las entidades sacudidas por el terremoto, casi todos eran ‘topos’, sobraban ‘tránsitos’ sin uniforme para organizar el tráfico y miles dejaron el trabajo en oficinas, escuelas, fábricas para convertirse en cargadores de escombro.

Las escenas paralizaron al país frente a las pantallas de los celulares y de las televisiones, atónitos ante la emergencia masiva, pero reflexivos por la respuesta inmediata, espontánea, voluntaria de un pueblo, la mayoría de las veces tachado de corrupto, apático, violento, machista e inculto.

Las escenas desgarradoras de decenas de padres de familia buscando a sus hijos en las escuelas que colapsaron y los gritos de esperanza cada que se rescataba a alguien con vida de entre los edificios que sucumbieron movieron a todo el país que se volcó a ofrecer comunicación vía celular y que a las pocas horas ya tenía abiertos decenas, tal vez cientos de centros de acopio de víveres y medicinas que anoche mismo viajaban rumbo al epicentro de la
tragedia.

El mundo volteó a ver a ese México, muy distinto al de las estadísticas negras, que le colocan con al menos cinco ciudades de las más violentas del mundo,
al que ubican en la cima del topten de las sociedades más corruptas, en el campeón de desapariciones forzadas, secuestros, extorsión y muertes violentas.

Los mensajes de solidaridad y ofrecimiento de ayuda en especia llegaron de todas latitudes, incluso de Estados Unidos, donde Donald Trump por primera vez miró diferente al país del sur, al que culpa de todos los males de los gringos y que sin proponérselo le demostraba que es mucho más que lo que él ha dicho de todos nosotros.

¿Por qué no quedarnos con ese México?, el que está por encima de las diferencias ideológicas y antepone el interés común, el México que ayer convirtió a la tragedia en el pretexto para demostrar que unidos somos capaces de vencer adversidades y levantarse de entre los escombros.

¿Por qué no quedarnos con ese México qué ayer por primera vez usó las redes sociales para informar, auxiliar y organizar en lugar de la crítica destructiva, el humor negro que victimiza más a los afectados y culpa de todo y por todo a la autoridad?

¿Por qué no aprovechar esa lección que ayer le dio el país al mundo y nos la quedamos como enseñanza para tomar las decisiones implorantes, como votar con responsabilidad, denunciar, exigir, participar?

Estamos, creo, ante la posibilidad de un parteaguas como país, no es comenzar de nuevo, pero si levantarnos y corregir el rumbo.

Porque México ayer comprobó que es mucho más que el PRI, el PAN, Morena o el resto de los partidos, mucho más que un presidente de la república que en más de una ocasión ha sido rebasado por la exigencia nacional, pero que este lunes fue dejado en paz por los ‘memes’, porque eso no era lo más urgente.

México es pues, más fuerte que un sismo de 7.1 grados u 8.2 que le han azotado en los últimos días, porque mientras se llora por los muertos, se pelea por los vivos, porque mientras de ora y suplica a Dios por el país se coopera para rescatarlo, porque aunque no pocos en el extranjero, sobre todo en Estados Unidos nos ponían al borde del colapso antes de los terremotos, hoy la patria se muestra unida, llena de coraje y fuerza para vencer hasta los embates llegados desde las entrañas mismas de la tierra… México hoy está más vivo que nunca.

Comentarios:
meliton-garcia@hotmail.com
Twitter: @melitong

Facebook
Twitter
WhatsApp

DESTACADAS