Mi fascinación por las nubes me hace mirar psra arriba a cada rato. Uno se vuelve loco con las nubes y existe un método de dibujar con las nubes.
Las nubes anuncian la vida y la muerte y son fuente de poesía. La locura tiene algo de nube y cuando se enamora se anda por las nubes.
Simbólicas de placer, locura e inteligencia. El viento se lleva a las nubes y las nubes negras y panzonas sin de lluvia.
«Yo soy la nube gris que alumbra tu camino», cantaba Pedro Infante. Bájate de esa nube, se dice cuando se disgrega el alma, o cuando uno se cree mucho y la riega.
«Nube pasajera que a lo lejos de esfumó». Me gustan las nubes cuando viajo en avión o cuando me adentro en un barco. Los nubarrones anuncian lluvia desconfiada.
«Tiempo Nublado» es un libro de Octavio Paz. Bájate de esa nube. Quiere decir deja de soñar.
Nubecita, algo solitario y bonito.
Tiene una nube en un ojo. Cegatón. «Sobre las Nubes de América» es un libro maravilloso de la escuela primaria de mis tiempos.
Las nubes me apasionan, me hacen soñar.
Dibujo sin las nubes.
Y ahora las veo azules azules, porque así atino mejor. De azul pintado de azul, volando entre nubes tul, como cantaba Bell y Emilio Pericoli.




