Aún recuerdo haber estado en la oficina del Secretario General del Movimiento Nacional de la Juventud Revolucionaria del PRI, José Ramón Martel, cuando analizamos la LFOPPE, instrumentada por el ideólogo veracruzano, Jesús Reyes Heroles, sobre la aparición de los diputados federales de representación proporcional.
Esa figura en el contexto político electoral, estableció la fórmula de cociente mayor para determinar cuántos diputados le corresponderían a cada partido.
Dicha fórmula resultaba atractiva para los partidos minoritarios, más bien, era un respiro para evitar su desaparición.
Bueno, el Ogro Filantrópico, extendía sus brazos protectores a las oposiciones en aras de su preeminencia otorgándoles asientos parlamentarios en la Cámara de Diputados.
El sistema de la proporcionalidad de los representantes dio buenos frutos, hasta que se extendió a la cámara de senadores, pero la percepción del colectivo imaginario no vio con buenos ojos, el aumento de asientos y con ello, el gasto.
Es evidente que quienes tomaban las decisiones, poco les preocupaba la queja silenciosa de la gente, porque lo importante era lograr los equilibrios políticos y con ello, mantener en calma al país.
Solo que el país cambió, si no al ritmo del concierto internacional, si se le acercó. La irrupción de la tecnología comunicacional alineó a la gente a la información que antes estuvo reservada a discreción. Los tomadores de las grandes decisiones nacionales, poco se percataron que el resorte social de resistencia se tensaba y que se fue creando el malestar hacia el status quo.
La creación autonómica del órgano electoral sustrajo grandes cantidades de recursos del erario público convirtiéndolo en una ínsula donde unos cuantos, al menos esa es la percepción ciudadana, gozaron y gozan de esas ricas prebendas.
Hoy, la voz silenciosa se hace sentir y exige la mesura del gasto y el acortamiento de los representantes plurinominales en ambas cámaras y en las entidades federativas. Es una realidad que la gente no los conceptúa de utilidad.
Ahora, la disyuntiva es responder a ese reclamo, so pena de seguir tensando en ambiente hacia los partidos políticos y hacia el INE.
Todo indica que el único partido que ha cedido hacia la demanda ciudadana es el PRI, mientras los demás, esperan y hacen conjeturas de cómo aparejarse a la iniciativa que el PRI les ganó. Es una triste realidad que el sufrimiento de la gente afectada por los sismos poco le atañe e importa.
Como cosa curiosa, algunos comunicadores se han puesto en contra de eliminar los representantes plurinominales y que los partidos políticos cedan parte de sus recursos hacia los mexicanos afectados. Ahora dicen que si desaparecen los “pluris”, el PRI se vería con amplia mayoría en ambas cámaras y que el dinero de los partidos no se puede donar hacia algo que no sea para financiarlos.
Bien prosigue cuestionar: ¿Y lo que la ciudadanía opina, no cuenta?
Paradojas de la vida, porque al PRI, “si no llueve, le llovizna”. Ahora que por fin había conseguido ponerse al lado de la ciudadanía en tiempo y forma, surgen voces que han de criticar sin un sentido constructivo o con el ánimo de “estar a favor de nada y/o en contra de toda”.
Esta tipología de inconformidad entra en lo que todos conocemos como que “hay gente que nada les embona”.
Triste realidad de México.




