Bonita forma de celebrar 40 años de Innovación Energética del Departamento de Energía de Estados Unidos, cuando un día antes empezaron las acciones que socavan las energías con la eliminación del Plan de Energía Limpia (PEL), decretado por Barack Obama como presidente estadounidense en 2015.
Ciertamente la erradicación del Plan de Energía Limpia fue una promesa de campaña de Donald Trump, y que ahora como nuevo residente en la Casa Blanca cumple su ardid lanzado durante su candidatura fortaleciendo el retiro del Acuerdo de París sobre cambio climático firmado por Barack Obama y otros 195 países más. Habrá que recordar que uno de los patrocinadores del magnate estadounidense fue la industria del carbón que se vio seriamente afectada con el cierre impuesto por dicho pacto ambientalista.
Mientras socavan las energías limpias o renovables en Estados Unidos, pareciera ser una política pública muy lejana de la realidad mexicana, sin embargo no hay que perder de vista que esta eliminación se da el pasado 10 de octubre con la firma de Scott Pruitt, director de la agencia estadounidense de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés), organismo que tiene un impacto directo en las regiones fronterizas mexicanas a través de programas, acciones, así como fondos económicos para la mejora del entorno ecológico de las comunidades de Tamaulipas, Nuevo León, Coahuila, Chihuahua, Durango, Sinaloa y Baja California.
Detrás de la eliminación del PEL está un negocio de 33 mil millones de dólares en los siguientes 13 años, algo que no hubiera sucedido con lo pactado por Barack Obama en 2015 cuando la industria del carbón generaba 21 por ciento de la energía eléctrica de Estados Unidos, 32 por ciento era aportado por gas natural, 28 por ciento por el sector petrolero, 11 por ciento provenía de las energías renovables y nueve por ciento de centrales nucleares.
Si bien, las Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC´s) ambientalistas de ambos lados de la frontera deberán estar muy preocupadas por ésta afrenta al entorno ecológico fronterizo, seguramente los empresarios de energías renovables que se verán menguados por la baja sustancial de la prioridad energética de la Casa Blanca, ya estarán mirando hacia otras latitudes para emigrar sus apuestas empresariales para continuar con sus desarrollos comerciales. Es decir, que esta es una veta de oportunidad que puede y debe capitalizar México, en lo particular, los estados fronterizos que deberían atraer esas inversiones con estrategias bien diseñadas.
En ese sentido, habrá que observar las expectativas de inversión hacia Estados Unidos puesto que los acuerdos energéticos se aceleran en el tercer trimestre, ya que el mercado global de ofertas se desacelera, por lo que México pudiera apuntalarse como un extraordinario destino para la apuesta millonaria de las energías renovables dada la certidumbre que está brindado el marco legal, político y social del país; en ese contexto las entidades con potencial eólico o fotovoltaico deberán ponerse las pilas para venderse, dejando su pasiva actitud de esperar a que vengan los compradores para dejar su derrama económica. ¿Usted qué opina?
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