La llegada del cambio en Tamaulipas representa una transformación que, por supuesto, va más allá del escenario político.
El fin del antiguo régimen, caracterizado en buena medida por su inmovilidad y el ‘dejar-hacer’ y el ‘dejar-pasar’, se debe interpretar como la conclusión de una serie de ‘costumbres’, entre ellas las catalogadas como vicios, que formaban parte de esa ‘cultura’ política y social.
Ese viejo estilo de entender la política tenía, entre sus singularidades, el ser permisivo.
Es decir, la autoridad, estatal o local, ‘permitía’ el quebranto de la normatividad, del orden legal. Al ser permisivo, se contribuía con una ‘economía’ planeada y articulada en lo ‘oscurito’.
Por consecuencia, las instituciones fueron rebasadas en el quehacer cotidiano, desde la falta de cumplimiento de los pequeños detalles hasta la pérdida de lo más atesorado por una sociedad, factor fundacional de los Estados-Nación: la seguridad.
La ley y el orden forman parte del restablecimiento del entramado institucional. Es un asunto que debe comenzar desde los municipios, los cuales no sólo tienen múltiples necesidades, sino también responsabilidades consideradas elementales, básicas.
Una de esas responsabilidades es hacer cumplir la legalidad, plasmada a través del Código Municipal.
La gente que votó en junio de 2016 por un cambio de régimen en Tamaulipas y en la mayoría de los municipios del estado quiere un manejo gubernamental con carácter, siempre responsable.
Eso sucede en Ciudad Madero. La administración municipal que preside Andrés Zorrilla está generando un ordenamiento, un orden basado en la normatividad, algo totalmente diferente a lo que se observaba en el pasado.
El gobierno maderense tomó la decisión de iniciar un proceso de reordenamiento, de cumplimiento de las leyes. El orden legal es una de las características de las ciudades que han alcanzado un alto nivel de competitividad en el país.
Ciudad Madero siempre estuvo rezagado en materia de aplicación de la normatividad. La reglamentación en rubros como la obra pública y la protección civil por lo regular no se cumplían. Eran áreas operadas en terrenos ‘oscuros’, carentes de transparencia, fuera de la ley.
Por supuesto, siempre será más fácil ‘hacerse de la vista gorda’ y ser permisivo. Aplicar la legalidad implica un costo político, desde la perspectiva del antiguo régimen.
Sin embargo, los buenos gobiernos municipales son bien calificados cuando logran articular el ordenamiento que se requiere para sentar las bases del desarrollo y el progreso.
Andrés Zorrilla lo entiende a la perfección por una razón muy sencilla: es un personaje emanado de la sociedad civil. Es un ciudadano que decidió participar en la vida pública para encabezar una transformación en Ciudad Madero.
Con esa visión ciudadana, Andrés Zorrilla privilegia y enarbola el estado de derecho, el orden construido a partir de la normatividad institucional. Es el viento del cambio en la urbe petrolera.
PROYECTOS DE MODERNIZACIÓN URBANA
Por cierto, el presidente municipal de Madero ya cuenta con los proyectos para continuar con el mejoramiento y la consolidación de modernización urbana, una imagen que necesita la ciudad en materia turística.
Uno de esos proyectos es el Parque Bulevar, ubicado en Avenida Universidad y López Mateos. Será un área para la convivencia familiar. Otro de los proyectos es la zona de las banderas, situada a un lado de la Plaza Jalisco.
Estos planes fueron presentados por Andrés Zorrilla Moreno al Colegio de Arquitectos, quienes dieron su aprobación profesional.
Y PARA CERRAR…
EL KIOSKO lo reitera: Magdalena Peraza Guerra va por su reelección como alcaldesa de Tampico. Eso está más que claro.
La maestra quiere hacer historia.




