15 diciembre, 2025

15 diciembre, 2025

Crónica urbana

Santo putazo

Crónica Urbana

Así decimos cuando nos damos un golpe o cuando nos lo dan.

El lenguaje popular tiene su partícula estética. El lenguaje real de la calle o cuando andamos encabronados.

Darse en la madre, cuando el golpe no avisa. Aunque nuestras mamás no tengan la culpa de lo que nos pasa. Samuel Ramos el filósofo mexicano en el «Hombre y la Cultura en México»  fue uno de los primeros que tocan el ser de lo mexicano en ese memorable texto que más tarde Octavio Paz lo tocaría en su poética de el Laberinto de la Soledad sobre»esa chingada» madre.

Tocar la madre en sus diferentes acepciones puede representar un colorido del lenguaje popular para usos diferentes.

«Darnos un putazo» puede estar también en los cruces del lenguaje. Caernos, darnos en la madre. No hay mexicano que escape a esa condición.

Porque la madre es en teoría y práctica a la mexicana la que está en el pedestal. Nosotros los mexicanos la cuidamos hasta sus últimos días. Mientras en otros países, sobre todo en los Estados Unidos mueren solas, abandonadas en los asilos. Los  viejos se quedan solos hasta caer en el olvido de sus más cercanos familiares.

Todo esto viene a colación porque llegando de Monterrey, en la parada de peseras de la ancestral central camionera, me di un «santo putazo», por la completa oscuridad que priva en ese lugar donde los comerciantes ambulantes y los peatones quedan enterrados en las tinieblas y caen en las garras de los murciélagos.

Obras públicas está obligado atender a este submundo peatonal donde los trabajadores y usuarios de la central camionera son sometidos a la tragedia banquetaria y oscuras calles de nuestra ciudad.

El lado de los pobres siempre es el lado olvidado de los políticos.

La justicia urbana nunca ha sido pareja, así como las banquetas de altibajos para madrear a los jodidos.

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