Finalmente el PRI tiene candidato a la presidencia en la figura de José Antonio Meade Kuribreña, un híbrido panista/priísta que no milita en el tricolor, que nunca ha estado en una boleta electoral, que puede ser un desconocido en amplios sectores del país, pero que pese a ello fue ungido con el más rancio estilo del viejo sistema, como cuando el abanderado tenía garantizado el triunfo solo por la decisión de quien lo señalaba, como en los buenos tiempos pues de la dictadura perfecta.
Así es mis queridos boes, la de el ahora ex Secretario de Hacienda, es una candidatura que además demuestra que al aún presidente Enrique Peña Nieto le vale sorbete su imagen, porque desde mi punto de vista se confiesa despistado, como el único presidente, al menos que yo recuerde ha compartido el poder y permitió que uno de sus subalternos destapara al candidato que busca le suceda en el cargo.
Entiendo que a Peña Nieto le valga una pura y dos con sal haber quedado otra vez como el despistado (el término real es altisonante), porque qué más da tener 22 por ciento de aprobación que 15 o 10, si ya está inscrito en la historia como el jefe del ejecutivo federal más impopular desde que se mide a los inquilinos de Los Pinos.
Pero volviendo al destape de Meade Kuribreña, hay que decir que revela que el PRI de López Portillo, Salinas de Gortari y demás depredadores de la riqueza del país no ha cambiado en lo absoluto.
Muestra que el término democracia sigue siendo sinónimo de dedazo en su interior y que no hay político en su estructura por más picudo que se crea que se atreva a reclamar, manifestar inconformidad o pelear por sus derechos a aspirar a un cargo aunque tenga méritos para ello.
Ayer vimos cómo en el PRI, los Osorio, los Manlios, los Ávila, los que quieran nombrar callaron ante la decisión unilateral, unipersonal o por los suyos, de Peña Nieto y les puso a un panista como candidato, por encima de trayectorias de 20, 30 o más años de militancia de ex gobernadores, ex secretarios de estado, ex líderes nacionales del tricolor.
Porque, insisto, en el partido de Peña Nieto se quedaron atorados en la mitad del siglo pasado, cuando aplicaba aquella máxima que decía que el PRI podría hacer Presidente de la República hasta a una vaca, si es que la postulaba.
Para los viejos del PRI, los que habían declarado a los 12 años de gobierno panista de Fox y Calderón como la docena trágica, ayer fue día de tragar ‘caca’ como se dice en política y aplaudir la imposición de quien en el sexenio azul pasado era pieza clave del calderonismo en Hacienda y Energía.
Hoy, esos, los pisoteados por su partido, ninguneados por su presidente, desplazados por un panista tienen la obligación de hacer todo lo posible porque este gane, porque en el PRI les enseñaron a obedecer, les prohibieron inconformarse, les programaron para el sometimiento y la venta de su dignidad.
Y claro que no estoy juzgando a Meade, porque casi todo mundo coincide que es un gran financiero, que es una de las mentes más brillantes del México actual, pero nadie podría con argumentos negar que fue impuesto en el PRI.
Lamento, si es que es cierto que Meade es el mejor financiero del país, que el PRI desperdicie sus capacidades mandándolo a una carrera por la presidencia que parece perdida.
Tendríamos todos que lamentar que un personaje con tanta capacidad vaya a perder la calidad moral que se supone le precede, en una campaña donde lo que sobra es lodo, estiércol político y el que no es mugroso se vuelve.
En lo personal sobre Meade tengo mis dudas de si es tan recto, tan honesto como lo presumen, porque en sus narices se han cometido los peores actos de corrupción que han marcado el sexenio del presidente Peña Nieto quien lo ha impuesto.
Ahí estaba Meade cuando el escándalo de la Casa Blanca de La Gaviota, ahí estaba también cuándo Odebrecht corrompió a parte del gabinete desde la propia campaña, estaba ahí cuando el desfalco millonario de las arcas públicas a través de las universidades.
Sobre sus capacidades también podríamos cuestionar que ha estado ahí en cada aumento a las gasolinas, al gas doméstico e industrial, a la electricidad.
Meade fue titular de SEDESOL este sexenio y las cuentas indican que hoy hay más pobres, fue canciller y la imagen de México en el mundo es sinónimo de
corrupción, violencia y retroceso. El encargo que hasta ayer tenía en Hacienda estuvo marcado por los gasolinazos, la falta de crecimiento, el aumento del dólar y los recortes presupuestales a Estados y municipios.
Con todo y eso los del PRI nos lo venden como la octava maravilla, aunque ellos mismos antes le condenaran, con todo y todo los del PRI van a hacer hasta lo imposible por tratar de que gane, aunque eso signifique que vuelvan las elecciones de estado, los crímenes políticos, el fraude electoral.
¿Será el pueblo tan dejado como los picudos del PRI que se dejaron imponer a Meade?, ¿segura siendo este país uno de ciudadanos agachones que perdonan lo que les ha pasado una y otra y otra vez?, tengo mis dudas.
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