Entramos al primer cuarto del siglo XXI, y en la esquina de la patria, en el abrazo del Golfo de México, la imaginación de Tamaulipas aún suspiramos por pisar los primeros escalones de las expresiones, la calidad de nuestros artistas y escritores, la promoción cultural que abra las compuertas de ese intenso mar apasionado que muerde nuestros linderos y saluda desafiante a la tierra de montes altos.
El Siglo XXI es para vivir y pisar fuerte, como la canción de Alejandro Sanz, que nos mete en el gran juego de la poética del espacio que significa la gran tarea en la frontera, en un panorama de trabajo por la cultura y el arte, que es nuestro verdadero muro para contrarrestar la violencia y las posturas anti mexicanas de los líderes políticos.
Nuestro trabajo es en los caminos de la imaginación. Y para esto debemos entrarle duro con nuestro cuerno de la abundancia de ideas. Hacer cultura no es obra de vulcanizadores, no se trata de hacer parches y echar a andar las ruedas de la historia.
El arte y la cultura está compuesto de armonías entre motor y carrocería y para ello debemos entrenar a nuestros mecánicos y que el piloto esté bien entrenado para agarrar las rectas y curvas de este Siglo que nos depara sorpresas en lo económico, en la protesta, y en la adversidad de estar en el campeonato mundial del poder económico, que nos puede alcanzar con sus juegos de guerra.
El arte conciliador en la sociedad, conmueve y es un arma eficaz para observar y modificar conductas. El arte enseña y crea artistas, maestros, productos, en una sociedad sana. Nuestra gran frontera está olvidada. No contamos con un proyecto como lo es una sala de exposiciones en las aduanas de Tamaulipas donde se exhiban los productos de la imaginación como decía mi maestro Nestor García Canclini. He propuesto Un Muro Por la Paz, y nadie apoyó la idea. Sólo silencio. En Tijuana han acogido la idea. Nosotros la planteamos mucho antes. Un Muro por la Paz donde estemos todos los artistas trabajando. Nuevamente haré el planteamiento para tratar de vencer a los sordos e ignorantes.
En el Siglo XXI formemos, eduquemos, llevemos la obra de nuestros artistas con dignidad por el mundo. Para formar hay que contar con los mejores. Y los mejores cuestan.
Nuestra Frontera de Matamoros a Laredo es un campo fresco, diáfano, que es un bastión que soporta los pasos de la violencia. Hay que abrir las compuertas de la imaginación.
Si no hay recursos hay imaginación para dar cuerda al reloj de nuestra historia.
Dejemos el sonsonete de la castañuela y el bebeleche. Iniciemos los pasos al universo del Siglo XXI.
El arte transforma, modifica conductas, sana, y sus locuras son lo que nos hace mejores.
Caminemos en busca del tiempo perdido. No cerremos los ojos ante las maravillas que la imaginación crea y nos hace soñar.
Pisemos fuerte pero ya, dejemos la metáfora para hacer práctica las grandes decisiones sobre la cultura y el arte de Tamaulipas.