CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- Fidel Castro Ruz llegó a México en julio de 1955 en un avión DC-6 de dos motores. Era un vuelo comercial que primero aterrizó en Mérida y que, tras varias paradas, lo dejó en Veracruz. De ahí viajó en autobús a la Ciudad de México.
Días después, en un departamento de la calle de Emparan 49, colonia Tabacalera, de la Delegación Cuauhtémoc, Raúl Castro le presentó a su hermano Fidel al médico argentino Ernesto Guevara, quien de inmediato se unió a la lucha de los cubanos. Pronto, ante la necesidad de financiamiento Castro partió al Norte, dejando a otros compañeros en un campamento de adiestramiento que tenían en el centro del país.
Su paso por Reynosa
Castro junto a otros camaradas viajó desde la Ciudad de México hasta Reynosa para pasar a McAllen, donde se reunió con el ex presidente cubano Prio Socarras. Su intención más que buscar una alianza con el ex mandatario y su partido, era conseguir apoyo económico para su organización, lo cual logró.
Lugareños aseguran que cruzó a nado el Rio Bravo, en tanto que sus acompañantes, del Pino y Faustino Pérez, lo hacían por el puente, caminando. Otra versión lo sitúa pasando de incognito junto a un grupo de braceros mexicanos que iban a trabajar al otro lado.
Sobre su paso por Reynosa, existe la versión que señala que trabajó unos días como despachador en una gasolinera ya que su situación era muy precaria, por lo que el dueño se apiado de él dándole trabajo, ignorando quien era y cuál era el verdadero motivo de su estancia en México.
El campamento estaba en Abasolo
Después de problemas en el campamento de Las Rosas en las cercanías de Ciudad de México, Fidel decidió instalar otro campamento en el rancho María de los Ángeles, jurisdicción de Abasolo. El hecho de que eligiera ese lugar, podría responder a que la ubicación geográfica ayudaba a mantener sus actividades en secreto. Si bien el campamento estaba bajo la dirección de Faustino Pérez, Castro Ruz lo visitaba constantemente.
Se dice que en la oscuridad del rancho abasolense, los rebeldes cubanos solían cantar canciones mexicanas al son de una guitarra sexta. De los más de 40 efectivos que ahí se entrenaron, sólo desertaron dos, quienes huyeron por el municipio de Jiménez, para posteriormente dirigirse hacia E.U.A. Fidel Castro, quien tenía su residencia en el Hotel Mi Ranchito cerca de Abasolo, al saber de la deserción dio la orden de que dejaran el campamento y se dirigieran a Victoria. La capital del Estado llegó a contar con cerca de medio
centenar de implicados, los cuales ocuparon habitaciones en los principales hoteles de la ciudad.
Las armas eran traficadas por Mier
Se necesitaban armas para entrenar a los expedicionarios, situación que llevó a Castro a buscarlas en el Norte de Tamaulipas. En 1956 la villa de Mier contaba con 4,000 habitantes y debido a su aislamiento y proximidad con Estados Unidos, se había convertido en una meca para los contrabandistas.
El historiador de Mier, Antonio Guerra, relata que para tal misión Castro reclutó a los mejores contrabandistas del momento:
“[…] La operación fue asignada a Juan “el chapiado” González, de Mier y a Santiago “el chago” Guerra, de Agualeguas, Nuevo León. Estos hombres cruzaron el cargamento por el Rio
Grande y las desembarcaron en el rancho de Los Guajes, propiedad de Jesús “El gavilán” Ramírez.
Una vez en suelo mexicano, Fidel Castro y los contrabandistas se reunieron en una cantina muchos kilómetros abajo de la carretera que conduce de Mier a Guerrero. Allí se convino en que las armas continuarían hacia el Sur, hasta a Aldama y desde allí a Veracruz, donde serían cargadas en el Granma.
Un oficial de tránsito se les une
Era muy común que los rebeldes cubanos transitaran por la carretera federal Tampico-Barra de Navidad, pues en esos años, para llegar al campamento que tenían en Abasolo, desde Tampico, forzosamente debían tomar la carretera a Mante. Sobre esto, se dice que en un día de julio de 1956, Fidel Castro salió de Ciudad Mante con rumbo al puerto jaibo, pero antes de llegar, un oficial motociclista lo detuvo para proceder a una revisión de rutina. Una vez hecha la inspección al automóvil, la vida de Fidel Castro seguiría por el rumbo de la Revolución, y la de Armando Ayesh Villegas —el agente de tránsito— cambiaría totalmente. El líder cubano transportaba armas, pero Ayesh en lugar de denunciarlo se unió a la lucha que encabezaba Castro.
Pronto “El Sol de Tampico” dio cuenta de este hecho con una nota que no tuvo ningún seguimiento sino hasta cuatro meses después, cuando el mismo periódico encabezó su primera plana así: “Fidel Castro recluta gente en San Luis Potosí” y se adjudicó a Ayesh Villegas la organización en la capital potosina de una oficina donde se reclutaba a jóvenes para luchar contra el dictador cubano Fulgencio Batista.
Castro en la Huasteca
Otra de las rutas alternas para el trasiego de armas fue sin duda alguna la carretera México-Laredo, para ese fin, Castro tenia rentada una casa en Tancanhuitz, San Luis Potosí, de donde posteriormente partían hacia Veracruz.
Por lo anterior, es un hecho que el líder cubano debió conocer las poblaciones tamaulipecas de Llera, Loma Alta, El Abra y Antiguo Morelos, de donde pasaba hacia Ciudad Valles.
Los huastecos lo recuerdan “como un hombre blanco y alto, que no usaba barba todavía. Era 1956 y el mostacho recortadito era lo de boga. Se colgaba los morrales bordados por los indígenas cuando iba de paseo”.
Andanzas por Tampico
El 20 de noviembre de 1956, Tampico apenas se recuperaba del desastre que un año antes había causado el ciclón Hilda. Las calles del centro estuvieron repletas de gente durante todo el día por el desfile. Se dice que ese día, Fidel Castro estuvo por ahí, contemplando un aniversario más de la revolución mexicana, gesta que él admiraba y que estaba a punto de emular en su natal Cuba.
Días antes había acudido a Abasolo para comunicarle a Faustino Pérez que la salida hacia Cuba era inminente, por lo que le pidió que lo acompañara hasta Tuxpan, para darle a conocer el sitio exacto de donde saldría el Granma y mostrarle la ruta que debía seguir.
El 19 de noviembre Fidel Castro y Faustino Pérez durmieron en Ciudad Victoria, llegando a Tampico un día después. Ahí, Castro le habría mostrado a Pérez en qué hoteles deberían descansar los rebeldes en su camino a Veracruz.
Esa estancia de Fidel en Tampico es la única que se ha documentado oficialmente, sin embargo, es innegable que no fue la única.
El imaginario colectivo no necesitó de mucho rigor documental para situarlo tomándose una cerveza en el famoso y ya desparecido Bar Palacio, donde Humphrey Bogart filmara años atrás la exitosa película “El tesoro de la Sierra Madre”, o en el otro extremo de la Plaza de la Libertad, donde se encuentra el restaurante “La Troya”, tomándose una cerveza junto a Ernesto “che” Guevara.
La entrevista con Lázaro Cárdenas en Tampico
De entre todas las historias tejidas sobre esos días, hay una que parece digna de una telenovela, pues se dice que en los días previos a la invasión de Cuba, Fidel Castro recibió en Tampico la visita del ex presidente Lázaro Cárdenas. Al parecer ese encuentro sucedió en alguna habitación del Hotel Inglaterra.
Un apagón que se registró en la ciudad habría servido para que los dos personajes entraran y salieran del hotel sin ser reconocidos.
Cárdenas mantuvo una estrecha amistad con el líder cubano, incluso días antes de esa entrevista, Castro Ruz y el “Che” Guevara habían sido aprehendidos armados y ebrios en la Ciudad de México, siendo el propio “tata” Lázaro quien moviera sus influencias para liberarlos. Tiempo después, en julio de 1959, el general visitó la Habana y estuvo presente en un desfile que presidió Castro.
Zarpan a Cuba, nace la leyenda…
El cronista tampiqueño Marco Flores, indica que antes de zarpar, Castro compró en el puerto algunas piezas para hacerle ciertas reparaciones al yate que los llevaría a Cuba.
Incluso se sabe que un telegrafista sobreviviente del “Potrero del Llano” y empleado de “El Sol de Tampico” de apellido Juangorena, ayudó a Fidel en algún momento con el barco Granma. Finalmente el 25 de noviembre de 1956 zarparon de Tuxpan, Veracruz los 82 guerrilleros, entre los que se encontraban Fidel Castro, Juan Manuel Márquez, Fausto Obdulio González, Raúl Castro, Juan Almeida Bosque, Faustino Pérez, Camilo Cienfuegos y el argentino Ernesto Guevara. Lo que pasó después es otra historia…
Tampiqueño juzgó dominó con Fidel
El Dr. Jesús Zamarripa Mora, prestigiado médico del puerto, antes de morir platicaba que jugó varias veces domino con Fidel Castro en el Bar Gambrinus de Tampico, enlazando una buena amistad con él, manifestando que en ocasiones viajó a Cuba y Fidel ya siendo mandatario, lo recibía en su casa recordando aquellos tiempos de su paso por Tampico.