Con apenas unas semanas de haber iniciado, sin que hasta ahora prenda lo necesario, trascendió que relanzarán la campaña del abanderado externo del PRI a la Presidencia, José Antonio Meade Kuribreña. Esto se debe, entre otros factores, a presuntos desencuentros entre su coordinador de campaña, Aurelio Nuño Mayer y su más cercano equipo de colaboradores. En los círculos políticos cercanos al precandidato se comenta que muy pronto se dará un replanteamiento y cambio de estrategia.
La actual campaña presidencial priista corre el riesgo de resultar un fracaso ante la tibieza y parsimonia de su cabeza de playa. Particularmente, porque las expresiones de
burla y sarcasmo por parte de AMLO y Anaya hacia JAM, tienen cierto parecido con aquellas puyas e ironías que Vicente Fox le asestaba en la elección del 2000 a Francisco Labastida.
Le llamaba “La vestida”, y “Mariquita”. Hoy Ricardo Anaya le acaba de llamar a Meade “la Semana Santa”, “porque no se sabe si va a caer en marzo o en abril”. AMLO le llamó a Meade “Señoritingo”, e insiste en que la campaña de su adversario tricolor, nadamás “no levanta”. Lo anterior se debe a que Meade puede superar a sus dos contrincantes en términos académicos y de experiencia en la función pública, pero no sabe cómo manejarse en la pelea abierta, donde la idiosincrasia mexicana gusta mucho del sarcasmo y de los epítetos hirientes. En ese terreno, AMLO y Anaya lo superan de calle.
Meade y un lugar llamado Victoria
La lógica indicaría que el abanderado presidencial del PRI, José Antonio Meade, visitaría uno de los grandes polos electorales como son la zona conurbada o las ciudades fronterizas. Originalmente su visita estaba destinada a Matamoros. Pero ahora sabemos que vendrá a esta capital, con lo cual su presencia en Tamaulipas, adquiere una remarcada resonancia política, relacionada con la estrategia que opondrían al PAN el actual partido en el poder.
La primera conclusión sobre este asunto es que Meade no viene a Tamaulipas a jugar vencidas con Ricardo Anaya o con AMLO, sino que viene a dejar un mensaje a la capital, un
discurso de doble filo que podría tener dos o tres propósitos: el primero sería hacia el interior del PRI, y sería de plena convocatoria resaltando el tema de la tan urgida
unidad, es decir de exhorto a la convergencia de los grupos y corrientes, hacia un solo liderazgo, el suyo, desde el centro del estado.
La segunda lectura tiene que ver con el tema de la seguridad que muy probablemente estará en la boca del candidato, y en el cual, obligadamente se referirá al gobierno
estatal panista. Sobre la administración cabecista, será muy interesante ver cuál es la postura de Meade, del cual se ha dicho que sigue con una mano amiga extendida hacia los
gobernadores azules.
Si el discurso de Meade en ciudad Victoria, es terso, entonces se dará por hecho que hay una ventana abierta, hacia la posibilidad de sumar los apoyos panistas.
Pero hay una tercera interpretación: la presencia de Meade en la capital tamaulipeca, por supuesto que fortalece con mucho al alcalde capitalino, Óscar Almaraz, y lo coloca, como una pieza relevante podríamos decir que clave, en el entramado que el equipo de Meade pretendería construir, ya desde ahora.
El grupo político almaracista tiene importantes enclaves en el CDE del PRI. Y en la actualidad es necesario que esas fisuras que quedaron abiertas con el grupo de Baltazar y Luebbert, se cautericen y se logre un solo equipo en torno al candidato presidencial…
Por cierto, la visita de Meade este próximo martes, será también como todos sabemos, para consensuar las candidaturas, algunas de ellas ya están muy perfiladas, y difícilmente van a sufrir modificaciones.
Dos de las figuras políticas de primer orden que estarán presentes, en el evento de este martes próximo, serán Baltazar Hinojosa Ochoa y Paloma Guillén Vicente, ambos considerados como las cartas para el Senado de la república en las encuestas que trae el CEN del PRI.