Cuando el doctor Salvador Nava Martínez, oriundo del estado de San Luis Potosí se opuso al viejo y férreo sistema político mexicano, representado por el mismísimo Presidente de la República y el PRI, como partido hegemónico de ese tiempo, se dudaba que pudiera lograr ser el primer presidente municipal independiente de la historia de México.
Sin embargo, corrió el riesgo y triunfó.
Al Dr. Nava se le considera un líder social de excepción, porque tuvo la virtud de luchar por la democracia en su estado enfrentando al viejo cacique de San Luis Potosí, Gonzalo N. Santos, para llegar por la vía de las urnas a gobernar la capital de su estado natal.
De acuerdo a los viejos métodos, intentó ser candidato por el PRI, pero ante la cerrazón de la cúpula, la desafió y se “fue por la libre ganando la calle”, incluso con marchas a la ciudad de México y como ya se escribió, logró que se abriera el régimen de esa época.
El Dr. Nava fue un hombre que creyó en lo que pensaba y luchó por cristalizar sus sueños. Eso le provocó que fuera maltratado, encarcelado y abusado en sus derechos fundamentales.
El estar encerrado en la cárcel no lo detuvo y al salir siguió su lucha.
Eso es ejemplar, considerando que la historia registra que muchos líderes sociales han sido víctimas de este tipo de represalias.
Hoy, el gobernador de Chihuahua, Javier Corral, intenta imitar al Dr. Nava utilizando las mismas estrategias: hacer marchas a la capital del estado, sólo que en esta ocasión el tema no es la lucha por la democracia, sino para presionar al gobierno federal a que le den más dinero.
Todo indica que poco le importa la tranquilidad y la paz del país, mientras que él logre sus objetivos personales.
Es una verdadera lástima reconocer que hoy Corral prefiere ayudar a su partido, el PAN, apoyar al joven Anaya en su lucha personal contra el gobierno federal y desviar la atención de la ciudadanía ante la nula eficacia para erradicar la inseguridad en su entidad.
Corral olvida lo que señala el ilustre Miguel de Cervantes Saavedra, en la segunda parte de su obra, el Quijote de la Mancha: “Nunca segundas partes fueron buenas”. (Aunque otros atribuyen dicha expresión a otro autor).
Que malo sería que lo que se señala sea cierto, pero bien se dice que: “La política no es de realidades, sino de percepciones”.
Y consecuentemente, ya empieza a cundir la percepción que los reflectores, el enfrentamiento estéril y el aparecer en los medios de comunicación lo más que pueda, alimentan el espíritu de Corral.
Lo más grave es que ya no le importa que los que lo apoyaron al inicio de su “nueva revolución”, empiecen a retirársele ante la muestras de querer politizar su “lucha”.
En verdad existe una verdadera y sensible lejanía de conceptos entre el líder social, doctor Salvador Nava Martínez y Corral.
Terrible reconocer que el honor asiste al primero, la ambición al segundo.
Y si, bien se dice que nunca segundas partes fueron buenas.