CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- Desde hace más de un año encabeza la estrategia del gobierno estatal para empoderar a las mujeres de Tamaulipas. María Elena Figueroa Smith se cuenta entre quienes piensan que México no tiene tiempo para esperar a que los hombres reconozcan “de manera orgánica” la igualdad de género; para eso, insiste, los gobiernos tienen que llevar a cabo acciones firmes.
¿Qué hace el Instituto de la Mujer?
-Es la instancia del gobierno estatal que trabaja para promover el avance y el desarrollo de las mujeres en el estado y lo hacemos a través de dos vertientes principales que son la prevención y atención de la violencia contra las mujeres y la construcción de la igualdad de género.
¿Cómo llegaste aquí?
-Es una historia rara, yo empiezo la vida pública a los 50 años, yo me había dedicado a la iniciativa privada, en un negocio de construcción de páginas web. Yo estudié comunicación en el Tec de Monterrey y una maestría en educación también del Tec de Monterrey.
En el 2010 recibo una invitación para competir por un puesto de elección popular y de ahí participo como directora del Instituto de la Mujer en Tampico, y después continué en otra candidatura en el 2015, y desde el 2011 fui parte de la visión del gobernador para lo que nosotros pensábamos que podía ser Tamaulipas; me incorporé a su equipo y así es como llegó a este gran honor que me ha concedido de estar al frente del trabajo de igualdad de género en el estado.
¿Cómo se da esa transición de trabajar en la tecnología a trabajar por la equidad de género?
-Yo fui criada en una familia muy igualitaria con muchas oportunidades de desarrollo para mí y eso me sembró esta pasión porque todas las niñas y las jóvenes tengan también acceso a oportunidades, yo creo que todo viene desde ahí.
Con esta conciencia de que ni las mujeres ni los hombres tienen ninguna limitante más que la que la propia mente les impone y muchas veces basada en los estereotipes que vamos aprendiendo desde niños, ese es un tema, romper esos estereotipos para que esa brecha de desigualdad se vaya reduciendo cada vez y cada vez tenemos más niñas participando en todas las áreas, en las ciencias, tecnología, mecánica, que tradicionalmente estaban etiquetadas para los hombres.
Particularmente por ejemplo, la participación ciudadana, ahorita se batalla para hacer cuadros políticos, es un buen momento para que las niñas, las jóvenes se preparen desde ahorita para que en el momento que seleccionen su carrera que las fortalezca para poder participar.
¿En qué momento supiste que querías participar en la vida pública?
-Por lo que vivimos en Tamaulipas; todo lo que se vivió a partir de 2007.
¿Te tocó padecer la inseguridad en carne propia?
Por amigos cercanos; nuestra familia se molestó mucho cuando fui candidata en el 2010 porque era muy peligroso, fue una campaña muy violenta, sucedieron muchas cosas muy lamentables y eso en nosotros hizo que que nos consideráramos todavía más comprometidos en contribuir a crear un nuevo estado.
El tema de la equidad de género se ha vuelto fundamental, con lo que ha pasado en Hollywood se ha abierto una caja de pandora y empieza a visibilizarse que por lo menos el 90% de las mujeres ha padecido acoso sexual…
-Yo diría que el 100%, porque es una construcción que estaba normalizada. Era hasta como una prueba de ser hombre, tal vez aunque ni siquiera un hombre quisiera hacerlo muchas veces la presión del grupo lo llevaba a hacerlo.
¿Sobre la equidad de género hay que permitir una evolución natural o hay que legislar?
-Se ocupan acciones afirmativas, son acciones de gobierno que están diseñadas específicamente para reducir las discriminaciones, la falta de inclusión, las injusticias, entonces esas acciones afirmativas los gobiernos las levan a cabo para reducir una brecha; por ejemplo en Estados Unidos el presidente Kennedy, una acción afirmativa por decreto fue que las escuelas públicas tenían que tener un 30% de su matrícula de población negra; si se deja que orgánicamente hubiera pasado un siglo, que es el caso del tema de género de la participación de las mujeres en el espacio legislativo.
Está demostrado que se si se hubiera dejado que eso se resolviera orgánicamente, hubieran pasado 120 años más y México no tiene tiempo para eso.