Recuerdo que hace tres años, recién empezaban las primeras ejecuciones de la reforma energética, me contactaron activistas de Tamaulipas que acaban de formar un grupo en contra de la fracturación hidráulica y que pretendían tomar pozos que según ellos ya estaban perforando con esta técnica de extracción del gas shale; en aquel entonces existían unos cuantos en el país, por lo que su iniciativa no tenía razón. Con el reciente anuncio realizado por la Secretaría de Energía (SENER), entra –ahora sí- el fracking a México.
En el evento realizado en la Ciudad de México, Pedro Joaquín Coldwell, secretario de SENER, acompañado por Francisco Javier García Cabeza de Vaca, gobernador de Tamaulipas, explicó que el fallo de la licitación de la Ronda 3.3 para nueve bloques de la Cuenca de Burgos ubicado principalmente en el territorio tamaulipeco, se prevé será para el miércoles, 5 de septiembre de este año. Sin embargo, es meritorio recordar que ésta es una alta apuesta en todos los sentidos, tanto para el gobierno que pretende atraer inversionistas, para los mismos empresarios, para el legislativo local, para las comunidades que se verán intervenidas, y hasta para el medio ambiente.
En una colaboración del doctor Luca Ferrari, investigador del Centro de Geociencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que generosamente fue compartida para mi sitio web www.DavidDorantes.mx establece que para producir seis mil millones de barriles de petróleo de lutita (shale), esto equivaldría a siete años de la producción actual, para lo que se necesitarían 6.8 millones de millones de pesos, es decir, 34 veces el presupuesto de PEMEX (Petróleos Mexicanos). Así de alta es la apuesta que tendrán que realizar los inversionistas que liciten para la Ronda 3.3.
En este mismo espacio editorial he venido comentando sobre los riesgos que existen con la utilización de la técnica de fracking, pero que con una correcta legislación combinada con una buena alineación de la participación de la comunidad, los eventuales siniestros se controlan con niveles óptimos. Reitero lo que he citado muchas veces, aprendamos lo que no se debe hacer teniendo el ejemplo de Oklahoma y lo que se tiene que hacer correctamente como en la Cuenca de Eagle Ford Shale en Texas, que por cierto es la misma cuenca geológica -con diferente nombre- que la de Burgos en Tamaulipas.
Tampoco se trata de ordeñar sin una correcta planeación, tal como nos comentó el doctor Luca Ferrari sobre el súper gigante yacimiento de Cantarell, que llegó a ser en producción el segundo campo del mundo aportando 71 por ciento, siendo un regalo de la naturaleza que nos hizo adictos al petróleo, creó muchos otros problemas y ‘nos lo echamos’ en 30 años. Ahora produce 200 mil barriles de dos millones que producía.
De esas experiencias se debe aprender para la Ronda 3.3 en Tamaulipas y el resto de México ¿Se pondrán al nivel los diputados locales? ¿Las comunidades exigirán que respeten el medio ambiente o se dejarán ir por el brillo de los dólares? ¿Usted qué opina?
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