No exageran quienes afirman que el país está a punto de una insurrección social; vivimos una escalada de violencia que va en aumento, crímenes políticos y sobre todo cientos, miles de víctimas de la prolongada y cruenta guerra entre los carteles de las drogas y las fuerzas armadas que han tenido que pagar el alto costo de una lucha que no tiene fin.
Tenemos nuevos “héroes sociales” criminales que son venerados en los medios de comunicación, en series televisivas, políticos corruptos y empresarios que son más instrumentos para realizar negocios sucios y para el desvío de recursos de ilícita procedencia.
Felipe Calderón, inició su sexenio ansioso de legitimidad por lo cerrado de los resultados electorales, y por la presunción de fraude por parte de la ciudadanía.
Con intenciones políticas lanzó una estrategia para validar su mandato y el 11 de diciembre del 2006 le declaró la guerra a los narcotraficantes. En el 2009; empezó a salirse de control esta guerra, se dividieron los cárteles, entraron en una guerra que causó la muerte de miles de mexicanos y migrantes que desaparecieron sin dejar rastro en su intento por cruzar México para llegar a los Estados Unidos. El gobierno inició una estrategia de persecución contra varios actores políticos presuntamente vinculados con actos ilícitos que aun continúa.
En otra vertiente de la realidad que ahora vive el país está la corrupción de los servidores públicos amafiados con empresarios. Es una larga cadena de complicidades que van desde el saqueo directo y sin tapujos de los dineros públicos hasta el latrocinio encubierto de diezmos o moches espectaculares con cargo a los presupuestos de obras públicas o de la contratación de servicios o de provedurías que sangran al erario y demeritan o hacen chafear las accionas de gobierno.
La fama del servicio público está por los suelos por estos malos manejos y otros que entrañan negligencias y errores garrafales.
Pese a todo esto las calificadoras crediticias internacionales como FITCH y STANDARD & POOR,S consideran que el País goza de calidad crediticia satisfactoria aunque existen tensiones a largo plazo.
Hay sin embargo otros datos preocupantes. El estado mexicano alcanza una deuda record de 17.6 del Producto Interno Bruto que con los cambios políticos generaran tensión en los mercados internacionales y puede provocar para mediados del 2018 una gran fuga de capitales.
La aplicación de las reformas estructurales -así les llaman- ha estado naufragando y deteriorando la calidad de vida de los mexicanos por los incrementos en los combustibles con una liberalización de los precios internacionales pero con una diferencia mayúscula porque en México se imponen grandes cargas tributarias a las gasolinas, en contraste de desigualdad enorme con los ingresos que recibe la población en los s países donde se encuentra liberado el precio de los combustibles.
Los mexicanos no viven bien, hay crisis económica u hambre hambre en la población y una desigualdad cada vez más grande.
Entre las opciones políticas hay candidatos que dicen tener una visión global y actual pero les falta México, les falta conocer la realidad nacional, la problemática del día a día , saber por ejemplo de las amenazas del crimen organizado que ha empezado a golpear a empresas emblemáticas como FEMSA y sus poderosas divisiones productoras de “coca-cola” y de cerveza.
Empiezan a sufrir los poderosos lo mismo que desde hace años padecen las medianas y pequeñas empresas.
Y los candidatos, en el limbo. Ajustando cuentas entre ellos.
Del cielo: Nos comentan que muchos candidatos están siendo sustituidos por presuntos pendientes con la justicia. Una de las dificultades si se cancela el nuevo aeropuerto internacional de la ciudad de México, seria el riesgo de la perdida de recursos del sistema de pensiones, las “afores” ya están invertidas en esta obra.