Primera caída, de tres, con estricto límite de tiempo: Fueron dos horas intensas y, por instantes, tensas.
Desde el momento en que inicia la transmisión del debate de anoche, se percibe un cambio: El escenario montado en el Palacio de Minería es colorido, luce animado, como si fuera una auténtica confrontación en horario Triple A.
Tras la toma general sobre los cinco candidatos presidenciales, aparecen los tres moderadores del debate: Denise Maerker, de Televisa; Sergio Sarmiento, de TV Azteca; y Azucena Uresti, de Milenio TV.
La participación de los tres conductores genera, durante el desarrollo de la transmisión, mayor dinamismo, con una serie de preguntas interesantes y precisas de la titular del noticiero ‘En Punto’. El problema: el límite del tiempo, lo inflexible del formato.
Al plantearse el primer tema, seguridad pública y violencia, Jaime Rodríguez Calderón, mejor conocido como ‘El Bronco’, es el primero en participar y después de hacer una serie de preguntas a cada uno de sus contricantes, se lanza en contra de Andrés Manuel López Obrador.
‘El Bronco’ saca a relucir su histrionismo. Hábil con la oratoria de corte populista, muestra una bala. La imagen lo retrata como una víctima directa de la violencia perpetrada por el crimen organizado. Su historia es muy conocida en Nuevo León. Es su mejor momento.
Después, Jaime Rodríguez Calderón caería en el absurdo al proponer ‘cortarle la mano’ a los políticos que roben. ‘¿Literal?’, cuestiona Azucena Uresti. ‘Sí, tenemos que mocharle la mano a quien robe’, contesta el gobernador con licencia.
En su primer derecho de réplica, Ricardo Anaya entra al ring y también se le va encima a ‘El Peje’ sobre el tema de la amnistía. El candidato de la alianza ‘Por México al Frente’ receta una dura frase: ‘Eres títere de los criminales’.
José Antonio Meade, candidato del PRI, se une al golpeteo en contra del aspirante de la coalición ‘Juntos Haremos Historia’. El priista confronta al morenista: ‘Andrés, quieres perdonar lo imperdonable’.
Andrés Manuel López Obrador tiene que defenderse de la ofensiva lanzada desde distintos frentes y ofrece datos sobre la violencia y la inseguridad durante los sexenios del panista Felipe Calderón y del priista Enrique Peña Nieto: 220 mil muertos, 36 mil desaparecidos y más de un millón de víctimas. Son datos duros, son datos del dolor de todo un país.
Ricardo Anaya no quita el dedo del renglón y esboza el eje sobre el que gira su campaña: ‘El PRI ya se va. La pregunta es qué tipo de cambio queremos’. Añade: ‘Lo que propone López Obrador está planteado de engaños’.
La primera hora y cuarto del debate es más que interesante. Rompe, pese al límite de tiempo de las participaciones, con lo que sucedió con los duelos televisivos del pasado (salvo el registrado en 1994, el primero en la historia política del país).
El golpe más certero de la noche en contra de ‘El Peje’ lo receta Ricardo Anaya. Muestra un libro escrito hace años por AMLO sobre el caso Fobaproa, donde acusó a Alfonso Romo ‘de corrupto’ y ahora lo propone como ‘Jefe de Gabinete’. ‘¿Por qué no explicas tu contradicción?’, pregunta con agudeza el candidato de ‘Por México al Frente’.
Es un auténtico ‘derechazo’ a la mandíbula de Andrés Manuel López Obrador, que trata de sacudirse ‘el golpeteo’ evitando una respuesta directa. El golpe lo deja aturdido, con un ‘moretón’. El aspirante de Morena sale ‘raspado’… pero eso no quiere decir que haya perdido el primer debate, la primera caída.
Meade hace lo propio: lo cuestiona, trata de provocarlo. ‘El Bronco’, una vez más, ataca al ex Jefe de Gobierno del Distrito Federal por andar ofreciendo el avión presidencial a Donald Trump cuando todavía no ha ganado la elección.
AMLO aprovecha el derecho de réplica y expone una cartulina con los datos de la más reciente encuesta del periódico Reforma. Sonriente, después de un buen rato con gesto adusto, expresa: ‘No es para presumir, humildemente, pobremente, 48 por ciento’.
Es evidente: ‘El Peje’ trata de administrar su ventaja en los sondeos. Como si fuera boxeador, trata de esquivar los golpes, pero no siempre lo logra. Más que una función de box, es un espectáculo de lucha libre donde todos quieren destronar a quien lleva la delantera. ‘Le echan montón’. Era lógico.
Al igual que Ricardo Anaya, pero sin la misma efectividad, José Antonio Meade golpea a AMLO. Afirma que el morenista tiene tres departamentos. El candidato de la coalición ‘Juntos Haremos Historia’ responde: ‘Si esos departamentos están a mi nombre, te los regalo’. Ante la respuesta, el priista matiza su afirmación.
¿Y Margarita Zavala? En inicio, se unió a ‘la golpiza’ en contra de Andrés Manuel López Obrador. Sin embargo, la esposa de Felipe Calderón se ve en ocasiones ‘acartonada’, en otras expone sus propuestas de manera ágil. La interpretación es que no consigue ‘conectar’ con el televidente.
Lo mismo sucede con José Antonio Meade: su tono de voz simple y sencillamente no lo ayuda. Tampoco la forma en cómo estructura sus frases. Quiere decir mucho y no dice nada. Definitivo: pierde el último tren rumbo a la jornada electoral del primero de julio. El priista está perdido.
¿Quién ganó el debate? Ricardo Anaya logró dar varios golpes a AMLO, pero no lo noqueó. ‘El Peje’, que no ganó el encuentro, administró su ventaja y esa será su estrategia en los dos debates siguientes, aunque tal vez responda con más fuerza, con dos o tres ‘izquierdazos’.
En resumen: Buen debate, de mucho interés durante la primera hora y cuarto. Los moderadores, con sus preguntas bien articuladas, ayudaron en mejorar el desarrollo de la primera confrontación de los cinco aspirantes que buscan la presidencia de México.
