CIUDAD DE MÉXICO.- Ricardo Anaya es el invitado estelar a la fiesta de un maltrecho PRD que no puede llenar la plancha del Monumento a la Revolución y que echa mano de burócratas y empleados del Gobierno capitalino y delegaciones –más que de militantes– para medio congregar a una multitud variopinta.
Por venir de otro partido, el PAN, Anaya es un forastero azul investido de la fuerza de la coalición Por México al Frente en una etapa delicada: es el segundo en las encuestas, pero afanosamente batalla por trepar unos escalones y arañar al puntero, Andrés Manuel López Obrador.
Y, en un tramo más que peliagudo, el queretano parece forzado a tomar lo que esté a la mano. Antes de abordar su auto híbrido, tras el inclemente baño de sol, Anaya se topa a un desenfrenado “Juanito”.
“Si quiere yo le puedo ayudar a hacer spots contra López Obrador. Yo lo bajo. Yo le pego fuerte”.
Es el personaje de la banda tricolor en la cabeza, ahora candidato del Frente a diputado local, es quien le dice a Ricardo Anaya cómo hacerle para frenar al Peje, el mismo que hace varios años sacrificara al folclórico Juanito.
“Sí, órale, órale”, acepta el candidato frentista.
¿Cuándo vas a Coyoacán?
A la hora en que el gentío se apretujaba frente al Monumento a la Revolución, Anaya departía cómodamente en un salón del hotel Barceló, en Paseo de la Reforma, con sus anfitriones. Una marea amarilla envuelve la figura del panista. Brillan por su ausencia los fundadores del sol azteca pero aparecen otros liderazgos controvertidos.
“¿Cuándo vas a Coyoacán? Ya le bajamos tres por ciento de votos a Andrés Manuel”, presumía a Anaya el polémico ex delegado Mauricio Toledo. Sólo le faltó decir cuántos tinacos guarda en las bodegas de la demarcación.
“¡Agua, agua”, apuraba Osiris, el secretario particular de Anaya, a Gaby, su asistente más próxima en medio del barullo. Parecía una fiesta. Sólo faltaba la bebida. Fotos, selfies, abrazos.
Con tenis amarillo mostaza, Toledo intentaba zafarse de una foto de grupo en la que flanqueaban al invitado de lujo Raúl Flores, Cecilia Soto, el ex delegado Víctor Hugo Lobo y
Alejandra Barrales: “Vente, Mauricio, necesitamos tus cincuenta mil votos”.