Una semana después de que iniciaron las campañas a alcaldes, habría que avisarle a los candidatos, a algunos que buscan reelegirse y otros que insisten en ser presidentes, que si no replantean sus estrategias, sino reconocen debilidades, si sobrestiman sus potenciales, su destino será la derrota.
Así es mis queridos boes, el aviso es para casi todos, incluidos aquellos que han tenido los eventos masivos más escandalosos, para los que han tenido adhesiones de militantes de otros partidos, empresarios, líderes y demás, me explico:
Hoy, cuando Tamaulipas avanza en el segundo año de la alternancia histórica, muchos de los liderazgos políticos locales, gremiales, sociales que se la jugaban con el viejo régimen tricolor, están a la búsqueda de sumarse al equipo del poder en turno.
En ese entendido, casi todos esos anteriores aliados del PRI se han manifestado cuando menos simpatizantes de los proyectos panistas, buscan desde luego aunque sea algo, un poquito de los muchos favores que los del PRI les hacían como constructores, proveedores de gobierno, receptores de donaciones, traficantes de influencias, colocadores de aviadores en las nóminas municipales y la estatal.
Por eso el que usted me diga, de los que antes se sumaban al PRI, de los que antes les acarreaban gente al PRI andan ‘emocionados’ apoyando no pocos de los proyectos azules, con la esperanza de regresar a las formas que los vientos del cambio derribaron.
Y es ahí donde mi recomendación hacia los candidatos del PAN, e incluso de Morena, que se sienten los más queridos, los aclamados, los candidatos naturales, a los que ya les toca, a que midan con pragmatismo, a que no se dejen llevar por las apariencias.
Y es que, quienes vemos los grandes eventos de PAN, Morena y PRI, nos hemos dado cuenta de que se ven muchas caras iguales en los mismos mítines: la gente va a donde la llevan, quien la lleve, porque en estos tiempos de crisis, una torta, una playera, un billete o una promesa es más que suficiente para mover a las masas.
Habrá que ver en realidad si las movilizaciones se convierten en votos reales el día de la elección.
Pero también cada candidato o candidata tendría que evaluar si los apellidos rimbombantes significan lo que sus boletines presumen, porque habría que recordarles que esos apellidos, por ejemplo que en el 2016 apoyaban a Baltazar Hinojosa, al final significaron su derrota; es decir: venden promesas que no pueden cumplir.
En el caso de los panistas, habría que añadir incluso, que buena parte de las simpatías de algunos grupos, gremios, apellidos ‘importantes’ tienen que ver directamente con el activismo en su rol de gobernante de Francisco Javier García Cabeza de Vaca, porque para nadie era un secreto que las grandes corporaciones del sur, refresqueras, constructoras por citar dos, eran un bloque histórico priista y hoy el mandatario los ha sumado a la causa de los candidatos de su partido.
Además, también habría que sumarle que la marca Cabeza de Vaca que fue la que hizo alcaldes a la mayoría, está en las boletas otra vez en la elección, ahora con Ismael como candidato a la senaduría, en la que de acuerdo a las encuestas lleva amplia ventaja; es decir la misma marca los estará empujando hacia arriba.
Por eso mi recomendación de medir y medirse más allá de los sentimientos, de lo que se ve y de los que les prometen los que se han aliado con ellos.
Pero la reflexión a una semana de la campaña debe ser bien autocrítica en todos los frentes, en todos los cuarteles de guerra política.
Porque hay en muchos de ellos amplias áreas de oportunidad, porque los hay donde todo es tan confuso qué hay dos, tres, hasta cinco que se asumen como coordinadores de las campañas.
Los hay donde el hijo, la hija o el amigo o la amiga mandan más que los especialistas a los que los candidatos les pagan millones para diseñar estrategia y estos echan a la basura sus consejos.
Sería el momento adecuado para que unos y otros se den un momento y evaluar con amplitud de miras y sobre todo harta capacidad de aguante, lo que han provocados sus fotos de campaña, sus videos, sus boletines.
Tendrían para ello que ver las redes y lo que de ellos dicen, las burlas que han desatado.
Hace mucho lo planteaba, tendrían que tener en sus equipos un ‘hijo de la chingada’ que les diga lo que se dice de ellos, lo que se rumorea de ellos. Que les diga por qué los rechazan.
El debate… AMLO y ANAYA
Hasta lo que avanzaba el debate mientras escribía esta colaboración, me quedaba claro que la elección es entre Andrés Manuel López Obrador y Ricardo Anaya, el uno y el dos.
También alcance a ver que está vez López Obrador se ganchó con los señalamientos de Anaya, pero eso, será tema de mi columna mañana.
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