Quedará para los anales de la historia parlamentaria de este país, el papelón que han protagonizado en los últimos días los legisladores federales de Morena.
Su apasionado amasiato con el Partido Verde ya era más que evidente en plena elección, pero lo de esta semana confirmó que entre el junior Velasco y el Peje
hay amor del bueno.
Con un ingrediente adicional: Ricardo Monreal, ajonjolí de todos los moles donde hay dinero de por medio, se ha convertido en fiel escudero del chiapaneco.
Cómo olvidar aquel episodio del millón de pesos en cash confiscado a tres jovensísimas funcionarias de Ricardo Monreal, en el aeropuerto de Tuxtla Gutiérrez, en plena campaña electoral del 2015.
Luego de que el asunto se filtrara a la prensa, surgieron grabaciones en las que se evidenciaba que el gobernador de Chiapas tiene una relación estrecha con Monreal y con Morena.
Una relación tan cercana como para mover cielo, mar y tierra para liberar a las muchachas con todo y su millón de pesos.
Eso explica con suficiencia el encendido discurso con el que el ahora senador recriminó a sus compañeros de partido y luego convenció para que siempre sí le dieran la licencia a su amigo para que pueda regresar a terminar su sexenio, y cerrar los últimos negocios.
En fin, si la actitud de los morenos no sorprendió del todo, la de los verdes, que tuvieron hasta la amabilidad de ceder cinco diputados para lograr la mayoría absoluta en favor de la dichosa cuarta transformación, los vuelve a pintar de cuerpo entero.
Integran un partido cuya existencia se justifica exclusivamente por el más burdo entreguismo al poder.
Si en alguna ocasión fueron aliados del PRI, luego de Morena, después otra vez del PRI, ¿por qué no podrían ahora rendirse ante la voluntad popular que acompaña a López Obrador? Faltaba más…
Por eso, que a nadie agarre desprevenido si muy pronto vemos a los especímenes del verde tamaulipeco cambiarse de camiseta por enésima vez.
¿Qué otra cosa se puede esperar de personajes como Jesús González Macías? Un gris delegado federal que lleva años lucrando con la nefasta franquicia electoral del Tucán.
O el dizque dirigente estatal: Patricio King López, un junior oriundo del puerto jaibo cuyo único mérito ha sido congraciarse con su regordete líder moral, que mangonea a su gusto a la pandilla de mirreyes que se reparten las distintas posiciones del partido.
Esa es la realidad del Verde, y así seguirá siendo para desgracia del presupuesto y del pueblo mexicano que compró la oferta de López Obrador como si de un verdadero cambio se tratara.
Los ecologistas de pacotilla se aventaron otra espectacular maroma y una vez más cayeron parados.
El cobijo de Morena les garantiza seis años más de vida a todo lujo.