“Una mañana… de julio… subió sobre Rocinante (su caballo)… tomó su lanza y por la puerta falsa de su corral salió al campo de Montiel”, con estas líneas, Miguel de Cervantes Saavedra inició su libro: “El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha” en 1604.
Así como aquel caballero andante se armó de valor en julio para reemprender su camino; Porfirio Muñoz Ledo, impulsado por la elección federal del mismo mes, salió de nuevo a la escena política nacional. Esta vez como diputado federal, pero, además, como Presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, autoridad que tomará la protesta al nuevo titular del Poder Ejecutivo Federal.
Para quienes vemos en Porfirio la estampa de Don Quijote, podríamos pensar que, al igual que el personaje de Cervantes, enfrentará gigantescos molinos de viento; sólo que éstos, encarnados en reformas constitucionales. Sin embargo, la aritmética de 4 grupos parlamentarios en San Lázaro, facilitará su camino.
Hasta hoy, las iniciativas de Andrés Manuel López Obrador tienen asegurado el apoyo suficiente de la Cámara de Diputados. Si pensamos hipotéticamente que el día de la votación de la o las reformas constitucionales acudieran los 500 diputados federales; obtendría 247 votos de MORENA, 31 del PES, 29 del PT y 28 de Movimiento Ciudadano. Estos últimos, derivados de las recientes declaraciones de Dante Delgado Rannauro, líder nacional del citado partido, quien dijo estar dispuesto a votar (en bloque, junto a sus legisladores naranjas) por las iniciativas de MORENA que beneficien al pueblo.
Derivado de lo anterior; observamos que, con estos 335 votos, queda resuelta la mayoría calificada que exige el artículo 135 constitucional, misma que equivale a 334 votos (siempre y cuando a la sesión asistan los 500 diputados federales).
Si lo anterior es buena noticia para el Presidente Electo; sobra decir que, el escenario se facilitará para Muñoz Ledo cuando se trate de aprobar reformas a leyes secundarias, pues éstas, sólo requieren ser votadas por mayoría absoluta, es decir, la mitad más uno de los legisladores presentes en la sesión correspondiente (251 en caso de que se presenten los 500 diputados), cifra que por sí misma rebasa la coalición “Juntos Haremos Historia” (307 diputados).
El pasado jueves 30 de agosto, Porfirio fue entrevistado por el periodista Eduardo Ruiz-Healy en su noticiero de Grupo Fórmula. En dicho espacio, mostró apertura para dialogar con la oposición, señalando que: en la aprobación de las reformas “nadie tiende a arrollar”, así mismo, dijo estar dispuesto a sacarlas adelante de manera consensual.
En el ayer quedó aquel personaje de carácter incendiario, rebelde y revolucionario, poco o nada existe del hombre que interpeló, en 1988 al Presidente Miguel de la Madrid Hurtado en su último informe en la Cámara de Diputados, hecho que alertó a los integrantes del Estado Mayor Presidencial, quienes poco a poco lo replegaron a empujones.
El Muñoz Ledo de hoy parece más sereno y tolerante al pensamiento de la oposición, conserva su agudeza mental y pulcritud en el lenguaje técnico; seguramente, estos fueron los atributos que facilitaron su nombramiento en la Cámara de Diputados. El Presidente Electo sabe que las cinco décadas de experiencia política y los doce años de labor legislativa hacen de Porfirio, un elemento clave para el éxito del nuevo proyecto de nación.
En enero de este año, gran parte de la clase política lo imaginó retirado, nadie pensó que a los ochenta y cinco años obtuviera una diputación, menos la Presidencia de la Mesa Directiva en un año crucial para la historia política moderna de México, solo él supo estar sin estar, fue prudente al hablar, trabajó en silencio y se apartó de los necios, tal vez siguió el consejo del Quijote ante la adversidad: “no puede impedirse el viento, pero hay que saber hacer molinos”.
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