* El columnista es autor de las novelas “Erase un periodista” y “Rinconada, la historia prohibida del maestro Ricardo” y Premio Nacional de Periodismo 2016.
Tras condenar los hechos registrados en la UNAM, López Obrador ha prometido combatir el “porrismo” en los centros de educación superior. Sobre todo en los que tienen carácter público.
Es decir, aquellos que funcionan gracias a los contribuyentes, pero que en muchos casos son utilizados por grupos de interés para saciar ambiciones políticas y económicas.
Aplicándolo a nivel local, imposible negar que durante muchos años la UAT ha sido víctima de tales ambiciones, sin que hasta la fecha sepamos que se haya actuado con rigor.
Quizá no existan huellas documentales, aunque la comunidad conoce evidencias materiales difíciles de ocultar, cuando menos en el caso de un ex funcionario que desempeñó ambos papeles. (Primero “porro” y luego rector).
El segundo como consecuencia del primero.
Pero bueno, aquí no se trata de señalar a nadie, y menos cuando se carece de pruebas formales, sino de confiar en que el largo brazo de la justicia alcance a Tamaulipas y sepamos de una vez por todas, si el patrimonio universitario y todo lo que se mueve alrededor del poder interno, tuvo como beneficiarias haciendas particulares.
Usted dirá que conocer lo anterior será poco menos que imposible. Y tiene razón si consideramos que la opacidad ha privilegiado el manejo presupuestal.
El último “corte de caja” conocido por la opinión pública mediante un desplegado en diversos medios, fue en los tiempos de José Manuel Adame Mier.
Como reportero, tocó a este columnista analizar la distribución de los egresos, encontrando que por esas fechas se gastaba más en la compra de artículos de limpieza, que en investigación académica. Y con mucha diferencia.
Fue un escándalo, por lo que en la UAT se optó por no publicar más esa clase de información. Y pareciera que la decisión persiste, aunque es probable que pronto cambie. Si es que cambia, si no, psss no.
UAT, ¡AHORA O NUNCA!
De manera que “porrismo” y poder universitario han ido de la mano por muchos años. Recordad que la mayor manifestación se apersonó en aquel ex rector que desde el interinato y después haciendo malabares legaloides encabezó la casa de estudios ¡catorce años!. Y todavía se consideraba con derecho a otra reelección.
Y lo hubiera logrado si no se interpone una fuerza superior. Aún así en la negociación política le tan fue bien que hasta se le antojó ser candidato a gobernador.
Pasó y sucedió. Sin embargo ahora mismo la sociedad civil espera que las autoridades, encabezadas por Pepe Suárez, colaboren lo suficiente con valor y dignidad, para que el combate contra el flagelo se haga realidad en Tamaulipas.
Hay confianza en que suceda porque se ha convertido en demanda nacional de la juventud estudiosa.
Lo demuestra la enorme cantidad de instituciones que se suman a la exigencia, incluso al margen de las autoridades respectivas, algunas de las cuales son señaladas como promotoras del “porrismo” como forma de permanecer en los cargos.
Es el caso incluso, del rector de la UNAM, Enrique Graue Wiechers, sobre el que recaen serias sospechas por su priismo no disfrazado. Hasta suponen como cabeza de un movimiento provocador contra la administración federal que iniciará el primero de diciembre.
Y es que el ataque de grupos violentos tal como se presenta, ni puede ser coincidencia ni producto de un accidente, y menos de una ocurrencia juvenil.
En este sentido, algunos medios dieron a conocer la ruta y forma de organización y ataques de dichos grupos, por lo que no queda duda de que se trata de una
provocación justo a cincuenta años del movimiento estudiantil.
Volviendo con la UAT. Insistimos, aquí se debiera tomar con seriedad la guerra anunciada por AMLO. Hay que denunciar lo que corresponda, señalar con el valor necesario.
Ahora o nunca.
Es más importante rescatar la confianza en la UAT que proteger lo que es imposible ignorar, u ocultar que sería peor.
SUCEDE QUE
Después del triunfo de AMLO parece que lo más importante para los mexicas, es la llegada de Maradona como entrenador de “Dorados” de Culiacán…Digo yo.
Y hasta la próxima.