¿Sabía usted, conforme a la relatoría histórica del profesor José Meza Rocha, el primer automóvil marca Ford que entró a Llera fue en el año de 1924 y perteneció al Señor Amado Limas Rocha con residencia en la entonces todavía Hacienda de San Rafael y sus ruedas eran muy similares a las de una carreta de aquellos años?.
Por otra parte la educación primaria se impartió por vez primera en casas particulares, después hacia el costado sur de la antigua presidencia municipal, de ahí se fue a lo que hoy es el ex Cine Reforma para finalmente instalarse en el edificio de la esquina Hidalgo con Méndez donde todavía se encuentra el edificio que fuera solicitado por la autoridad municipal y personas distinguidas al entonces gobernador si mal no recuerdo don Magdaleno Aguilar.
El primer director que tuvo en este último lugar fue el profesor Andrés Pérez Esquivel conocido como El Diablito por su nada simpática ocurrencia que tenía de jalarnos de las patillas cuando nos sorprendía haciendo una maldad o jugando con los vecinos o en ocasiones sentándonos sendos reglazos con El Metro, aunque había otros que nos obligaban a barrer el patio, los corredores, los salones y las ventanas.
En fin asi era allá por lo inicios de la década de los cincuentas del siglo pasado y ni modo de rajarte con los padres porque estos aparte de aprobar lo hecho por el profesor también nos arrimaban otra friega con palos, manos o pies. Total ni para donde hacerse.
Hoy un profesor no le puede pegar un reglazo a un alumno porque se te viene el padre o la madre encima corriendo el riesgo de ser expulsado de la escuela.
En fin así era antes.
Los días festivos toda la escuela salía en formación hasta frente el palacio municipal; primero a las ocho de la mañana para rendir honores a la Enseña Nacional conjuntamente con todo el cabildo y personajes importantes del municipio, seguía un desfile por las principales calles, remataba en el viejo kiosco de la plaza para a las seis de la tarde con “la bajada” de La Bandera y por la noche con un monumental baile en el kiosco amenizado con una orquesta previamente contratada en la ciudad capital, terminaba a las doce y a partir de esa hora todo mundo a dormir por que aquel que no obedeciera amenazaba en la
cárcel donde permanecía hasta el lunes previo pago de una multa que la imponía directamente el señor alcalde.
El alumbrado público lo proporcionaba una planta de luz que se instalaba al fondo de la presidencia, se encendía invariablemente a las seis de la tarde y se apagaba a las doce de la noche.
La planta era propiedad del ayuntamiento y se compraba con el dinero que se reunía con los bailes donde generalmente había dos hermosas señoritas que competían como candidatas a reina. Asi creció Llera y del gobierno del estado ni sus luces, pues cuando mucho una vez al año se paraban por el pueblo y salían caros porque había que darles hasta de comer. Hoy seguimos igual-
HASTA MAÑANA Y BUENA SUERTE