CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- La Secretaría de Obras Públicas de Tamaulipas lanzó la licitación para convertir el viejo Camino Real a Tula en una zona de paseo turístico dentro del municipio de Victoria.
El proyecto que lleva por nombre en su primera etapa, Rehabilitación del Camino Real a Tula, en Victoria, Tamaulipas, contempla habilitar instalaciones como la antigua casa del obispo, instalar una cocina económica en la Iglesia del Caminero.
También, la construcción de un paradero de bicicletas, zonas de descanso, escalinatas, la rehabilitación general del edificio Capilla del Caminero, la construcción de una Sala de Exposiciones.
En la zona que cubre 35 kilómetros, desde el puente del río San Marcos hasta el ejido El Huizachal, pasando por el ejido Altas Cumbres, se construirían; un edificio para restaurante, tienda de artesanías además de una sala de exposiciones.
El restaurante, que será construido con muros de piedra, tendrá espacio para seis mesas, además de un espacio para venta de artesianas y baños.
De acuerdo con la Programación de Proyectos de Infraestructura que difundió la Secretaría de Obras Públicas, en la obra se destinarán 40 millones de pesos, aunque el presupuesto puede variar una vez que sea entregada la adjudicación del proyecto.
En el plan contempla la construcción de escaleras que crucen por la sierra para visitar El Cerro Agujerado y al Cerro de la Taza, que son otros de los atractivos visuales que tiene esta zona de la sierra de Ciudad Victoria.
En el kilómetro 13+820 y el 17+800 se instalarán zonas de descanso, que contarán con baños, con letrinas ecologías, mientras que el suministro de electricidad será con paneles solares, así lo detallan los planos de la licitación.
El negocio de comida que se ubicará a un costado de la Iglesia del Caminero, se construirá con material de piedra y cemento a una altura de 90 centímetros, en tanto que el resto de la pared y el techo será de madero, con un asador de leña, espacio para tres mesas y cocina.
El estacionamiento se construirá en el ejido 7 de Noviembre, lo que sería la zona de Tamatán, así está contemplado en los planos.
ROSTRO DE OBRA
Habilitarán antigua casa del obispo
Construirán cocina económica a un costado de la Iglesia del Camionero
Habrá paraderos de descanso
Construirán escalinatas
Sendero con historia ‘real’
RAÚL LÓPEZ GARCÍA
El Camino Real a Tula fue protagónico para el crecimiento de Victoria, debido a que era la vía de comunicación entre una Villa que recién crecía y el centro del país.
Por este camino transitaban comerciantes y aventureros, lo que detonó un gran desarrollo comercial en el siglo XIX y la primera mitad del XX.
Era el primer camino que se aventuraba más allá de donde estaba la naciente ciudad; por lo que era la mejor vía para llegar a la Hacienda Tamatán y, de ahí, a la Pedrera. Una vía de comunicación y transporte que unía a la capital con el centro del país, dijo Francisco Ramos Aguirre, Cronista de Victoria.
El Camino Real a Tula se considera una proeza de la ingeniería, pues nunca antes en territorio del país, había existido un sistema montañoso tan difícil, como el que representaba abrir camino por entre la Sierra Madre.
En especial, el paso “El Ahorcado”, abierto en 1902, en las montañas que separan a Victoria de Jaumave. Fue en el año de 1925, cuando el presidente Plutarco Elías Calles dio el banderazo para la construcción del nuevo sistema carretero. En Victoria, algunos presidiarios habían trabajado duro en el Camino Real, cerca del Huizachal.
La intención era pavimentar el camino con laja, pero los trabajos no se adelantaron mucho y, el trazo de la moderna carretera, llegó en 1928, pero fue hasta 1936, cuando se logró el enlace hasta el Distrito Federal y se concluyó hasta 1964.
La carretera estaba en construcción rumbo a Villa Juárez, hoy Mante y, con frecuencia, aunque los pasajeros de primera y segunda viajaban en el mismo espacio y, casi en asientos continuos, los de primera pagaban por la certeza de no bajarse a empujar, si el camión se llegaba a atascar en el lodazal. En las ocho horas de viaje de Palmillas a Victoria, por el Camino Real y, por “La Tacita”, donde se veían las luces de Victoria en 1955, los pasajeros lanzaban un suspiro y decían: “Ya en dos horas llegamos”.