WASHINGTON. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, defendió la pena de muerte para evitar tiroteos como el ocurrido hoy en una sinagoga de Pensilvania y defendió que la presencia de un guardia armado en el templo habría servido para evitar la tragedia, cuyo saldo, dijo, «es mucho más devastador» de lo que se pensaba.
«Deberíamos trabajar en reforzar las leyes relacionadas con la pena de muerte (…). Tantos incidentes, en iglesias… (los agresores) deberían pagar con el castigo último», declaró Trump a un grupo de periodistas instantes antes de partir a Indiana.
El mandatario consideró, además, que pese a las medidas de seguridad con las que contaba la sinagoga de la Congregación del Árbol de la Vida de Pittsburgh (Pensilvania), la presencia de un guardia de seguridad armado habría podido evitar que se produjeran víctimas mortales «más allá» del agresor.
Las autoridades han confirmado que un sospechoso fue detenido y que durante el suceso se han registrado «varias muertes» y al menos seis heridos. Los medios locales apuntan a que podrían haber fallecido entre cuatro y ocho personas.
La cadena NBC señala que el detenido es Rob Bowers, de 46 años de edad, quien accedió al templo armado con un rifle semiautomático AR-15 y con varias pistolas, según relataron varios testigos.
Trump habló de lo sucedido con el alcalde de Pittsburg, Bill Peduto, y con el gobernador de Pensilvania, Tom Wolf, aseguró que el balance «es mucho más devastador» de lo que se pensaba inicialmente.
El mandatario encomió el «soberbio» trabajo de las fuerzas de seguridad que acudieron al lugar de los hechos.
Según confirmó el director de los Servicios de Seguridad de Pittsburg, Wendell Hissrich, cuatro agentes resultaron heridos durante el tiroteo que comenzó en torno a las 10:00 hora local.
Preguntado sobre la necesidad de endurecer las leyes sobre control de armas, Trump sostuvo que no era el momento de hablar sobre el tema y aseguró que se trata de un problema que no sólo afecta a Estados Unidos.
«El mundo es violento. Es un mundo violento», dijo, antes de conceder que es «una vergüenza» que este tipo de acontecimientos pasen «una y otra y otra vez».