Sin duda alguna que la carretera nacional México-Laredo tramo Llera-Victoria en un tiempo fue sumamente peligrosa al grado que hubo una buena cantidad de accidentes automovilísticos que dejó luto en numerosas familias de las cuales quedan sus recuerdos y una larga hilera de cruces que con el correr de los años fueron desapareciendo hasta sólo verse una que otra señal de que en ese lugar dejó de existir un hombre, una mujer, un niño o toda una familia.
Lo insospechable es que la mayoría de estos trágicos como dramáticos accidentes ocurrieron por exceso de velocidad, ponchadura de llanta, choque y uno que otro inducido por una o varias personas que iban ingiriendo bebidas alcóholicas, el caso es que siempre había accidentes mortales hasta que la Policía Federal de Caminos metió
orden en este sentido y la gente tomó conciencia sobre el valor y cariño a la vida, desde entonces principiaron a disminuir los accidentes carreteros.
Digo lo anterior porque en mi juventud y en compañía del amigo Guadalupe Arcos
Acuña un día de regreso al pueblo de mis mayores y bajando la Cuesta de Llera me formula la siguiente pregunta: Oye “gorgollón” a ti nunca te han espantado en este lugar o has visto algo fuera de lo normal.
El cuestionamiento me dejó de “a seis”, pues jamás se me había ocurrido pensar tal cosa como tampoco me ha ocurrido, respondiéndome Guadalupe que a él sí, e incluso en cierta ocasión vio bajando la cuesta una procesión de muertos que en fila lloraban y rezaban por lo que curiosamente me le quedé mirando y bien recuerdo que le dije “estás loco o son puntadas tuyas”
No, en serio a mí ya me ocurrió.
¿Y qué hicistes?
Me encomendé a Dios y me puse a rezar.
Por supuesto que por respeto a Guadalupe no dije nada como tampoco me reí.
El caso es que años después la señora Aminta Flores de Lavín, madre del que fuera
Rector de la Universidad Autónoma de Tamaulipas instaló en ese lugar un altar dedicado
a los muertos y es el mismo que aún existe y donde muchos viajeros estacionan su
automóvil para rezar una oración o dejar una flor.
En fin el caso es que aunque usted no lo crea pero en ese lugar del que les hablo ya. No se mira procesión alguna rezando y llorando.
Años después sí tuve una experiencia por ese estilo y fue frente de un restaurante que existía a la entrada del ejido San Francisco donde paré por unos instantes para comprar una cerveza y al salir pues volví a abordar mi carro y arranqué con rumbo a Llera pero cual no sería mi sorpresa que al ir subiendo la pequeña curva que se encuentra poco antes de pasar la parada del ejido La Alberca sentí la presencia de una persona en el asiento de atrás y al voltear vi a una hermosa mujer con todas las fachas de ser una “gringa” y al preguntarle quien era y hacia donde se dirigía no
recibí respuesta alguna.
Por supuesto que le hice platica pero nadie me respondió y al voltear para verla mi sorpresa fue mayúscula no ver a nadie.
El miedo se apoderó de mí y aceleré la velocidad hasta llegar a Llera y pararme en una refaccionaria atendida por don Ramón Báez Álvarez a quien le platiqué lo que me había pasado y ofreciéndome un trago de tequila me dijo “no se preocupe pues no es usted al único que se le aparece esa gringa a quien mataron unos sujetos para robarle el dinero”.
Desde entonces dejé de viajar de noche y cuando lo hago es de pura necesidad.
HASTA MAÑANA Y BUENA SUERTE