CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- Después de estar tomando cerveza tres días consecutivos, un guardia de seguridad y su amigo, terminaron la parranda al encontrarse con la muerte, quien ya los acechaba frente a la gasolinera El Olivo, al estrellarse de costado contra otra unidad que estaba estacionada y terminar volcando el vehículo
que tripulaban.
Cabe señalar que en estos hechos también resultó lesionado el padre del vigilante, quien de manera increíble sólo resultó con lesiones menores.
El reloj marcaba las 09:30 horas cuando C4 alertó al personal de la Cruz Roja Mexicana Delegación Victoria de un aparatoso choque en el kilómetro 5 de la carretera Victoria-Matamoros.
La ambulancia número 308 a cargo de los técnicos en urgencias médicas Luis Hernández y Carolina Mata, fueron los encargados de arribar a la trágica escena, que era conformada por dos vehículos de la marca Volkswagen, uno de ellos, un tipo Golf que yacía volcado sobre su lado derecho y el otro un Jetta que tenía todo el frente pulverizado.
A un costado de dichas unidades se encontraba Héctor Verónico Pérez Sánchez, de 49 años, a quien se le apreciaban algunas heridas en el rostro y los brazos.
Cuando los cuerpos de emergencia se disponían a darle los primeros auxilios, el electricista suplicó que ayudaran a su hijo y un amigo de éste, ya que se encontraban inconscientes dentro del Golf.
Desafortunadamente los temores de este señor residente de la colonia Reforma se hicieron realidad cuando le informaron que su hijo de 25 años y el amigo, ya no contaban con signos vitales siendo declarados muertos en la zona, víctimas de traumatismo de cráneo y múltiples lesiones internas.
Ya confirmados los decesos, los socorristas regresaron con el sobreviviente para inmovilizarlo y trasladarlo hasta la sala de urgencias del hospital General donde permanece internado y reportado como estable.
Pese a que se encontraba aturdido por las lesiones y su avanzado estado de ebriedad, don Verónico pudo identificar a su hijo bajo el nombre de Héctor Alfonso Pérez Colunga, quien se ganaba la vida como guardia de seguridad y era residente de la Colonia Mariano Matamoros.
Era sujetado en una camilla rígida cuando el electricista platicó que al momento del impacto, él viajaba en el asiento trasero de la unidad, ya que de copiloto venía un amigo de su hijo Héctor, del cual desconoce se nombre.
Agregó que desde el pasado viernes habían comenzado a ingerir cerveza y desde entonces no habían parado de tomar.
Antes de que la ambulancia emprendiera su viaje al nosocomio, una patrulla de la Policía Estatal llegó para acordonar el área y pedir el apoyo de los bomberos ya que el carro volcado estaba derramando combustible y debido a que el motor aún estaba prendido, corría peligro inminente de incendiarse.
Cinco minutos pasaron cuando al sitio arribó una unidad cisterna con una cuadrilla de bomberos abordo, para encargarse de cortar la corriente de la pila y de recubrir con tierra toda la gasolina que se había tirado.
Conforme se extendía la noticia sobre este fatal accidente, autoridades de otras corporaciones, como la Federal de Caminos y la Procuraduría General de Justicia fueron llegando a esta zona para tomar parte en las investigaciones.
Los primeros en ser entrevistados por el personal que integra la Unidad General de Investigación, fueron unos despachadores de gasolina que están en una estación de servicio que se ubica en la acera de enfrente.
Fueron ellos quienes desahogaron todas las dudas al narrar que el vehículo Golf circulaba a exceso de velocidad en sentido de norte a sur sobre la carretera.
Agregaron que desde muchos metros atrás la unidad comenzó a zigzaguear hasta que finalmente salió de la superficie de rodamiento.
Pocos metros después, la unidad se estrelló de canto con el Jetta que estaba estacionado en el lugar, mismo que pertenece a una mujer que trabaja en un almacen cercano.
El impacto fue tan brutal que la unidad volcó sobre su lado derecho, quedando sin vida dos de sus tres tripulantes.
Para efectuar sus investigaciones, el personal de Servicios Periciales tuvo que desviar la circulación por casi dor horas y una vez terminadas las labores, los
cuerpos fueron trasladados al forense, para practicarles la necropsia de ley.