Luego de una transición larguísima en la que para mi gusto, se gastó una parte importante del bono democrático que ganó el 1 de julio, Andrés Manuel López Obrador se topó este fin de semana con la realidad de un México que tuvo que escuchar en su toma de posesión excusas, revires y la actitud de un Presidente que no parece muy dispuesto al diálogo, la negociación, que por el contrario, el primer día de su mandato atizó sus ‘pelitos’ con amplios sectores del país.
Así es mis queridos boes, no me queda duda de que el sábado los 30 millones de fanáticos de AMLO, estuvieron pegados a las pantallas de la tele o en el Zócalo de la CDMX, pero con ellos buena parte de los más de 70 millones que o no votamos por él o no votaron, porque al final, es el Presidente de todos.
Y si, todos escuchamos que la gasolina que había dicho en campaña bajaría apenas tomara posesión, no bajará de precio en por lo menos tres años, por el contrario, va a subir lo que suba la inflación.
Pero también oímos, fanáticos y mexicanos comunes, la reiteración de que la impunidad que lacera a este país no de ahora, sino de décadas, seguirá, porque López Obrador reiteró lo que había adelantado: que perdona a los corruptos que se hicieron de inmensas fortunas al amparo del poder, a costillas del desarrollo nacional, a expensas de la salud de los mexicanos, gracias a los sobornos de contratistas, gracias a los sobreprecios de obras, gracias pues a la galopante corrupción que nos aqueja.
Para ellos AMLO, usurpando tareas de la Fiscalía General, se convierte en Ministerio Público, Juez y Código Penal y decide otorgarles el perdón que las leyes no contemplan.
Para mi, lo que ahí se asoma es un pacto de corrupción entre el que llega y los que se fueron y hasta en los de por lo menos dos o tres sexenios atrás a los que nos les alcanzará la vida para gastarse ellos y los suyos el dinero sucio que hicieron cuando ostentaban el poder.
De Peña Nieto solo por recordar algunos pecados que perdonó AMLO
destacan: el caso Odebretch, que corrompió a presidentes y funcionarios de toda América y por el que cayeron decenas en otros países y aquí nada de nada; la Casa Blanca de Angélica Rivera, la de Malinalco de Luis Videgaray financiadas por ‘infumable’ personaje tamaulipeco beneficiado con millones en contratos de Peña.
Además, la famosa Estafa Maestra, investigación periodística premiada en el mundo, que reveló cómo varias universidades del país fueron usadas para simular obras, programas y demás y que le sirvió a los corruptos a desaparecer miles de millones de pesos.
El socavón, los desvíos hacia el PRI y muchos botones de muestra que gracias a que López Obrador se erigió como la personificación de la ‘ley’ quedarán impunes.
Pero además, en una extraña, pero evidente falta de coordinación de comunicación, AMLO insiste en sus dos discursos, primero en el Congreso y luego en el Zócalo, que la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de México, que lleva más del 30% de avance en Texcoco quedaba cancelado.
Nada nuevo, porque era una decisión que el ahora presidente había adelantado desde la campaña iba a ocurrir. Pero ayer domingo, al instalarse el nuevo Consejo del Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México, que ahora encabeza Javier Jiménez Spriú, nuevo titular de la SCT decidió que la obra continúa en tanto no se tengan otros estudios y un análisis de las repercusiones legales de ser cancelado.
Es decir, hoy no sabemos si la obra será concluida o no, pero mientras se sigue gastando en ella. Eso ayer mismo le provocó a AMLO una manifestación en la CDMX contra el Presidente.
Pero más allá de que el titular del Ejecutivo federal se echa para atrás en varias de sus promesas de campaña, a mí lo que me preocupa es su discurso de división, arengas que llaman a la confrontación y que terminan por enfrentar más al país, de lo que ya estaba en campaña.
Porque no debe ser parte del discurso del presidente, condenar a los conservadores del país, como si una postura ideológica fuera un pecado digno de la lapidación, porque lo que oímos en parte, fue un mensaje de que la pelea con los empresarios seguirá, ya que los volvió a acusar de rateros y de minoría rapaz, porque cuando la oposición reclama, porque para eso son las oposiciones, lejos de intentar conciliar enfrenta y amenaza… así no se construye un nuevo país, a menos que se trate pues del nacimiento de una dictadura, que el propio AMLO dijo no existirá en México.
La Hidalgo contra el 17…
Qué tristeza, que un espacio al que se le invirtieron millones de pesos, como es la Alameda Francisco I Madero y que quedó bellísimo, corra el riesgo de ser abandonado por la administración municipal de Victoria, que se aferra a hacer peatonal la Calle Hidalgo, sin un proyecto y sin consenso.
Ayer, ni siquiera se cerró a la vialidad el 17, por lo que quienes acostumbraban recorrer la renovada Alameda, tuvieron que ir a la plaza y a la Hidalgo, convertidas en tianguis dominadas por los ambulantes. Gobernar con el hígado, es una mala apuesta, quien apuesta a eso, pierde porque pierde.
@Omar_Reyes
omarereyes@gmail.com